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Vivir en Cuba y ser Queer ha sido elección. Mi vida es un fino equilibrio entre el ejercicio de la maternidad, el feminismo y el marxismo crítico.

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viernes, 27 de junio de 2014

Por un beso revolucionario

Por Negracubana

El próximo sábado 28 de junio se cumplirá el aniversario 45 de los Disturbios de Stonewall Inn, acontecidos en la ciudad de Nueva York.

 

El Proyecto Arcoiris, que trabaja por los derechos de las personas LGTBI, ha convocado a la Segunda Besada por la Diversidad y la Igualdad, en la conocida Plaza Vieja de La Habana, a las 4:00 pm.

En el año 2012, Arcoiris coordinó una actividad similar pero tuvo lugar en las inmediaciones de la Terminal de Ómnibus habanera. Aprovechamos para entrevistar a Yasmín Silvia Portales Machado, gestora y activista del proyecto, acerca de lo que se pretende este año con dicha acción.

 

¿Qué actividades va a realizar el Proyecto Arcoiris por el 28 de junio?

 

Elegimos esta acción por su bajo costo y capacidad inclusiva, simplemente invitamos a la comunidad LGBTI y todas las personas heteroaliadas que deseen celebrar el placer y derecho del cariño.

Al mismo tiempo, es una provocación política en toda la regla, pues en Cuba el espacio público sigue siendo altamente heteronormativo. Apoderarse de la calle, normalizar el derecho de todas las personas a actuar sin dobleces a plena luz del día, es un reto político serio en nuestro país.

 

La convocatoria que hemos circulado aclara el carácter político del acto, y su articulación con los pasos que dan diversos actores sociales hacia la construcción de una cultura nacional que reconozca y celebre la diversidad de su ciudadanía.

 

En un contexto donde se destaca que el Código del Trabajo no incluyó entre las razones de discriminación la identidad de género, y teniendo como antecedente la realización en Cuba de la VI Conferencia Regional de la Asociación Internacional de Gays, Lesbianas, Bisexuales, Trans e Intersexuales en América Latina y el Caribe (ILGA-LAC), ¿consideras que es momento para pasar de "acciones románticas" al "activismo político"?

 

Es posible que desde fuera parezca que esto es romántico, pero para la estructura política y legal de Cuba, lo que hacemos es muy serio. No hay nada de romanticismo en retar la política estatal sobre los derechos civiles de la comunidad LGBTI y su autonomía.

 

El Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) –la institución del Estado encargada del asunto LGBTI– defiende la tesis del "acompañamiento" a las personas LGBTI. Puede que las intenciones fueran las mejores, pero ello se ha traducido en grupos que separan a las identidades (hombres biológicos, mujeres biológicas, personas transexuales) sin autonomía política ni capacidad de diálogo entre sí o con otros sectores sociales. Proyecto Arcoíris reta esa noción al constituirse sin apoyo institucional y consensuar una agenda solo con la opinión de sus integrantes.

 

En sus casi tres años de vida -se inició en el 2011- Proyecto Arcoíris no ha hecho otra cosa que defender la idea de que la discriminación a las personas LGBTI es un asunto político: es una carencia de nuestras leyes y nuestra cultura respecto a los derechos ciudadanos en Cuba, se enlaza con la discriminación por género y tiene, en última instancia, expresiones materiales de pobreza, precariedad legal, violencia familiar, pública e institucional.

 

Es un desafío político realizar un boletín electrónico sin permiso del Registro Nacional de Publicaciones Periódicas, romper con el monopolio informativo de los medios estatales y con la lógica que considera las publicaciones comunitarias una amenaza a la unidad nacional.

 

Es un desafío político criticar la gestión del CENESEX o el gobierno cubano, exigirles rendición de cuentas públicas por sus decisiones o silencios en política interna –el Censo de Población y Viviendas 2012, demoras en el Código de Familia– o externa –la VI Conferencia de ILGA-LAC.

 

Ahora mismo se ha criticado desde Arcoíris el secuestro de la voluntad parlamentaria en la Ley 116 del Código de Trabajo, pues la versión final no comprendió la identidad de género y el estatus de VIH como causas punibles de discriminación en el empleo. La denuncia de Paquito el de Cuba –integrante de Arcoíris– fue la primera, la replicamos en redes sociales y por correo electrónico. La declaración posterior de Mariela Castro –un salto tremendo que una Diputada se desmarque de la posición oficial– reconoce esta labor y lo útil de la sociedad civil crítica frente al Estado.

 

Luego de la Conferencia, ¿han surgido o no articulaciones con los grupos comunitarios del CENESEX u otras organizaciones de la sociedad civil que tocan el tema?

 

No hay relaciones de trabajo con el CENESEX. Si bien tenemos las relaciones más cordiales con sus activistas y varios funcionarios y funcionarias, incluso con Mariela Castro, eso no ha progresado hacia la colaboración en el activismo.

 

En 2013 tratamos de establecer un acuerdo con vistas a los Gay Games, pero la lógica burocrática de la institución –es así por naturaleza, no se trató de un ataque ni una trampa hacia Arcoiris– acabó asfixiándonos.

 

Respecto a los grupos comunitarios del CENESEX, veo difícil la colaboración por su falta de autonomía política y material. Están enfocados en un discurso de conciliación, y sus demandas –conocidas– no reflejen enfoques integrales sobre la estructura social de Cuba como espacio de opresión a la diversidad.

 

Arcoíris defiende la tesis de que ni la homofobia ni el machismo son solo "cultura" o rezagos del pasado. Para nuestro colectivo las discriminaciones son artefactos ideológicos, partes orgánicas del tejido socio-económico de la sociedad de clases, de ahí la coletilla "anticapitalista e independiente". Luchar contra la discriminación estructural implica –al cabo– luchar contra la desigualdad y la explotación –porque para hacer efectivos los derechos tienes que cubrir necesidades básicas de subsistencia.

 

Ya antes de la Conferencia Regional de ILGA-LAC mantuvimos intercambios con el Centro Nacional de Prevención de ITS-VIH-sida sobre elementos en los que pudiéramos colaborar. Ahora estamos estudiando los materiales que nos dieron –la prevención no es especialidad de nadie en Arcoíris– a ver qué se nos ocurre. Pero solo el gesto de abrir un puente de diálogo entre iguales es una muestra de reconocimiento del Centro a nuestra labor. Lo agradecemos.

 

Tomado de Negra cubana tenía que ser

 

miércoles, 25 de junio de 2014

Carta de Proyecto Arcoíris a Esteban Lazo Hernández

 

La Habana, 23 de junio de 2014

Año 56 de la Revolución

 

A: Esteban Lazo Hernández

Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular

 

Compañero:

 

La Gaceta Oficial de la República de Cuba acaba de publicar el texto definitivo de la Ley No.116 Código de Trabajo, y quisiéramos esclarecernos sobre los motivos de la ausencia en esta norma jurídica de elementos que muchas personas esperábamos hallar, luego de la discusión y aprobación de esta ley por nuestro máximo órgano legislativo, el cual usted preside.

 

Todo nuestro pueblo pudo ver por la Televisión Cubana el debate que sobre esta legislación aconteció en el Parlamento durante sus sesiones ordinarias de diciembre de 2013. Aquel análisis incluyó varias propuestas de la diputada Mariela Castro Espín, quien fue portavoz de un grupo de planteamientos hechos por trabajadores y activistas como parte del amplio proceso de consulta popular del anteproyecto de Ley.

 

Entre esas sugerencias estaba la inclusión de la identidad de género y el estatus frente al VIH como motivos por los cuales no resulta admisible discriminar a ningún ser humano en el ámbito laboral, dentro de los principios fundamentales que rigen el derecho al trabajo, en el inciso B del artículo 2 de ese cuerpo legal.

 

Sin embargo, a pesar del apoyo a esos pronunciamientos por otras diputadas y diputados, y de la intervención del primer vicepresidente cubano Miguel Díaz-Canel, quien abogó por tener en cuenta lo allí dicho y encargar esa encomienda a una comisión parlamentaria, esos dos aspectos no aparecen en la ley ahora publicada.

 

El asunto nos alarma no solamente porque ello implica un presunto desconocimiento de la voluntad expresa de varios integrantes de la Asamblea Nacional del Poder Popular, así como por lo grave que esto pudiera ser en relación con los principios y procedimientos democráticos que debieran regir el funcionamiento del Parlamento.

 

Pero incluso nos preocupa más la trascendencia humana y política de estas adiciones que fueron ignoradas sin explicación aparente, pues son las personas con una identidad de género trans las que más discriminación social y laboral sufren en nuestro país, y tampoco es un problema del todo resuelto el estigma y los prejuicios hacia las personas con VIH/sida, también en cuanto a sus capacidades profesionales y el derecho que les asiste a ejercer en cualquier tipo de empleo.

 

Por tanto, como ciudadanos y ciudadanas de este país, y también en nuestra condición de activistas por los derechos humanos y sexuales que defendemos la idea de una sociedad anticapitalista, revolucionaria y democrática, solicitamos una explicación pública sobre los criterios que siguió la mencionada comisión parlamentaria para excluir de la versión final de la Ley No.116 las citadas propuestas de modificación al proyecto de Código de Trabajo.

 

Agradecemos de antemano cualquier gestión que usted pueda realizar para responder con la mayor agilidad y total transparencia a nuestra respetuosa y cívica petición.

 

Saludos cordiales,

 

Integrantes de Proyecto Arcoíris. Colectivo LGBT, anticapitalista e independiente de Cuba.

 

Correo: proyectoarcoiriscuba@gmail.com.

 

Copia a:

Mariela Castro Espín, Diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba

 

FIRMAN:

 

Anabel Mitjans Alayon, La Habana

 

Diarenis Calderon Tartabul, La Habana

 

Francisco Rodríguez Cruz, La Habana

 

Isbel Díaz Torres, La Habana

 

Jimmy Roque Martínez, La Habana

 

Luis Rondón Paz, La Habana

 

Maykel González Vivero, Sagua la Grande

 

Myrna Rosa Padrón Dickson, La Habana

 

Norge Espinosa Mendoza, La Habana

 

Pedro Manuel González Reinoso, Caibarién

 

Sandra Alvarez Ramírez, La Habana

 

Yasmín Silvia Portales Machado, La Habana

 

Tomado de Proyecto Arcoíris

http://proyectoarcoiris.wordpress.com/2014/06/25/carta-de-proyecto-arcoiris-a-esteban-lazo-hernandez/

http://proyectoarcoiris.cubava.cu/2014/06/carta-esteban-lazo-hernandez/

martes, 24 de junio de 2014

CONVOCATORIA Pon la Revolución en un Beso

Sábado 28 de junio de 2014: 2da Besada por la Diversidad y la Igualdad

 

#ponlaRevolucionenunbeso

 

Proyecto Arcoíris, colectivo LGBT anticapitalista e independiente, de Cuba, celebrará el Día del Orgullo LGBTI con la “2da Besada por la Diversidad y la Igualdad” este sábado 28 de junio, a las 4 p.m., en la Plaza Vieja de La Habana.

 

Cada 28 de junio, las comunidades LGBTIQ y personas heteroaliadas de todo el mundo conmemoran los Disturbios de Stonewall Inn (New York, 1969), cuando una travesti puertorriqueña se rebeló contra la policía y desató le revuelta.

 

Besarse en el espacio público debería ser derecho de toda persona, pero para muchos ojos constituye escándalo público, si no ocurre entre heterosexuales. Al besarnos todos y todas, por amor o fraternidad, ejercitamos nuestra igualdad ciudadana y ponemos en evidencia los dobles raseros morales que generan la homofobia, el sexismo, las lógicas discriminatorias que marcan las raíces de nuestra cultura y debemos cambiar.

 

Con esta acción pública queremos hacer visible a la comunidad LGBTIQ de Cuba. Besarse en la Plaza Vieja es un acto político. Ven y muestra tu repudio a la homofobia con un beso.

 

Porque Revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado, y defendemos la idea de una sociedad anticapitalista, revolucionaria y democrática. Ven y celebra que la Ley No.116 Código de Trabajo protege por primera vez a las personas homosexuales. Ven y reclama explicación pública por la eliminación de la identidad de género y el estatus frente al VIH en la misma Ley, aunque la Asamblea Nacional lo aprobó.

 

En esta cita no importan el color de la piel, el género, la identidad de género, las creencias religiosas o políticas, la orientación sexual, el origen territorial, la discapacidad ni cualquier otra distinción, sino la fe en la igualdad de todas las formas de amar, formar familia, producir, comprometerse… todas las formas de HACER PATRIA.

 

28 de junio, pon la Revolución en un Beso.

 

Más información en

http://proyectoarcoiris.cubava.cu/2014/06/orgullo-cuba-besada/

http://proyectoarcoiris.wordpress.com/2014/06/24/pon-la-revolucion-en-un-beso/

 

jueves, 19 de junio de 2014

Gracias por el gol

Havana Times, 19 de junio - En la primavera de 1990 el mundo, tal y como yo lo conocía, se caía a pedazos. No lo sabía, aunque era una buena pionera que leía Granma, Zunzún y Sputnik. Creo que tampoco mis padres se dieron cuenta de que el “socialismo real” se caía a pedazos. Mamá y Papá no tenían tiempo para preocuparse por Moscú y Fidel, sino de los resultados de análisis de sangre, placas y cirugías. Yo no podía ni recordar el tiempo en que leer el periódico para ser la más informada del aula importaba, solo trataba de llegar viva a la mañana siguiente.

 

Era 1990, junio, de mañana, yo estaba inmóvil en la cama y Papá encendió el televisor. Apenas podía moverme, pero el gesto era tan extraño que mi cerebro mandó la orden de pestañear a los párpados apenas restaurados. “Mira, Yasmín, están jugando futbol”, dijo, como si eso lo explicara todo.

 

El futbol nunca me había interesado porque era un deporte europeo, o sea, de gente que no se baña todos los días. Aunque fuera popular para nuestros “hermanos” del campo socialista, siempre imaginaba que tales juegos estarían acompañados de la tremenda peste de veintidós tipos que corrían de aquí para allá sin haberse lavado los sobacos por la mañana, ni planes de bañarse tras terminar el juego.

 

Era una visión infantil, claro. Mi imaginación excluía la peste adicional de la hinchada euroriental –igual o aún más desaseada que sus equipos–, y el hecho de que también en México se juega –y bien- el balompié, es un país latinoamericano donde la gente si se baña.

 

Para quienes lo supieran, también allí hubo señales claras de que el mundo se caía a pedazos: el equipo soviético sería barrido por Rumanía y Argentina, no llegó a octavos de final. Lo importante en nuestra sala era que Cuba transmitía por primera vez la Copa Mundial de Futbol desde Italia, y había algo en la TV en las mañanas y las tardes muertas del hospital, cuando ya no tenía ganas de leer.

 

El futbol seguía siendo algo vagamente inútil –soy una antideportiva– y ajeno –la pelota si es la cosa–, pero ver a las personas emocionarse a mi alrededor –otros niños ingresados, padres y madres deprimidos, enfermeras impacientes, médicos hasta entonces hieráticos– me recordó que había vida más allá de las paredes asépticas de mi sala, y más cerca que los escenarios interestelares o mágicos de mis libros.

 

La gente alrededor se volvió interesante porque, ¡cosa rara!, hablaban entre si de un tema ajeno a la medicina. Hasta entonces, los gritos compartidos entre pacientes se limitaban al terror que la sala de curas provocaba. Ahora los “árbitro ciego”, “pásala” y “tremendo choque” saltaban de una habitación a otra, simultáneos en alegría o ultraje.

 

¡Gol! El grito de triunfo saltaba de cama en cama, de cuarto en cuarto. ¡Gol gol gol gol gol, chico! El temblor de los tubos fijos en narices o gargantas. ¡Goooooool! Las pantallas de los monitores cardiorrespiratorios locas. ¡Goooooooooooool! La vocal alargada hasta el límite de los pulmones dañados.

 

La vida sigue adelante. Aguanta un injerto más, una infección oportunista, un paro respiratorio. Saldremos de esta.

 

Ya no recuerdo si me fui del hospital antes o después del fin de la Copa –y no molestaré a mi madre con semejante consulta cronológica–, pero cada vez que regresa el Mundial pienso en esa mañana: brillan en la pantallita los brillantes uniformes de verde y amarillo.  Así que debe haber sido el 10 de junio: Brasil vs Suecia en el grupo C, desde Turín.

 

Por cierto, el Mundial Italia´90 lo ganó la República Federal de Alemania (RFA) el 8 de julio, por goleada a Argentina. Siete semanas y seis días después (31 de agosto), la RFA también se llevaba por delante a la República Democrática Alemana, que se rindió bajo la metáfora de “reunificación”. ¿Cómo hacen ahora con las cronologías de premios deportivos?, me pregunto a veces.

martes, 17 de junio de 2014

Rutinas de fin de semana en La Habana

Para Havana Times, 16 de junio

 

 

Desde hace meses, tengo una buena rutina con RJ para los fines de semana.

 

“¿Qué vas a hacer hoy?” pregunta alguna de las abuelas en la mesa del desayuno.

 

“Voy al Parque de la Maestranza con mi mamá.” Responde sin levantar la mirada del plato de cereal. Así comienza.

 

No importa si es sábado o domingo, uno de los dos días me corresponde llevar a pasear al niño, y nos hemos acostumbrado al viaje a La Habana Vieja, que considero barato y educativo. El paseo tiene cuatro partes: guagua, palomas, almuerzo y parque.

 

Guagua: Salimos entre las diez y las once. Prefiero alcanzar la ruta 8, que pasa alrededor de las 10 30 am por la casa, pero he aprendido a no torturarme por el transporte público, si se trata de un paseo. Así que, si salimos a tiempo, nos vamos directo a la Plaza de Armas en la 8; si es un poco más tarde, haremos alguna combinación para transferirnos al P5. RJ disfruta muchísimo los viajes.

 

Supongo le gusta porque las guaguas significan una ruptura en su rutina, pues vamos a pie a todos lados durante la semana laboral (círculo infantil, tienda, panadería, bodega). También influye que le doy toda la autonomía que puedo: pregunto qué rutas elegir, cómo proceder, y le confío el pasaje: eso lo pone en la gloria. Hay que ver cómo se hincha de orgullo al recibir el dinero para el ómnibus y la seriedad con que mira al chofer al depositarlo en la alcancía. Por último, RJ todavía tiene una edad en que las personas son amables con él –las mujeres lo cargan, los jóvenes le ceden el asiento–, incluso en el híper-violento ambiente del transporte urbano habanero.

 

 

Palomas: Algo que no puede faltar en nuestras mochilas es un paquete de arroz o chícharos para alimentar a las palomas. ¿Desde cuándo es tradición en La Habana darle comida a palomas públicas? No  lo sé, pero no imagino las plazas de la ciudad vieja sin ese ritual colombófilo. Mucha gente se va a la Plaza de San Francisco por sus palomas, incluso es parada habitual de quinceañeras que completan el álbum de fotos con trajes “de época”. Pero yo no soporto esa explanada golpeada por el sol, donde no hay en qué sentarse mientras los niños corretean y la policía medra. RJ y yo vamos a la Plaza de Armas.

 

La Plaza de Armas es fresca, gracias a la fronda de sus árboles añejos. Rodeada de fuentes, la estatua de Carlos Manuel de Céspedes siempre me parece simpática. El sitio nunca está vacío entre las librerías de viejo, los cuatro museos, la biblioteca provincial, los tres locales de gastronomía y el hotel Santa Isabel. Las palomas están muy bien alimentadas, merced de los almuerzos de quienes trabajan en el área y montones de infantes que, como RJ, disfrutan verles comer.  Las palomas, que viven felices sin el concepto “dignidad”, nunca se niegan a una comida regalada.

 

Me siento en un banco y disfruto el ambiente. Varios vendedores vinieron a trabajar con las camisetas de sus equipos de futbol. Ahora aprovechan el alto del almuerzo para reunirse en una esquina del parque y discutir las posibilidades de la Copa Mundial. Del otro lado, un anciano está sentado junto a su estante de libros y artefactos fotográficos. Explica los valores de una anticuada cámara fotográfica a un veinteañero –¿su nieto?– y la charla deriva a la época “lejanísima” en que Alemania estaba ocupada por norteamericanos, franceses, ingleses y soviéticos. Dos turistas de acercan –parecen europeos–, y se suman al debate sobre los avatares de Alemania. Creo que llevarán la cámara, que es de la difunta RDA, entusiasmados por la conversación.

 

 

Almuerzo: Alrededor de la Plaza de Armas hay dos restaurantes en CUC –muy finos– y una cafetería llamada “Mundo Aborigen”. Es un sitio pequeño, parte del edificio del Museo de Ciencias Naturales –supongo que lo arrendan. Siempre tiene público porque la ubicación es excelente: de cara a la Plaza, entre el Museo y la Biblioteca “Rubén Martínez Villena”. Los precios son los mismos que el resto de la ciudad –espaguetis a 10 NM–, pero las raciones abundantes, la atención rápida y amable.

 

De hecho, suelo pensar en “Mundo Aborigen” como un restaurante porque, además de la barra con sus exhibidores y la fuente de refresco, tiene cinco mesas con sus sillas y usan platos de loza y cubiertos de metal, nada de material desechable –dinner, le llamarían a un local así en Estados Unidos, creo.

 

Me gusta que RJ se ejercite en el proceso de ordenar, esperar que le sirvan, comer mientras otras personas se mueven alrededor con sus propios asuntos. Cómo “comer fuera” no es tan sencillo, demanda seguridad, discreción, buenos modales, una dinámica que me parece importante inculcar desde temprano.

 

Otras veces ando corta de plata y llevamos el almuerzo desde casa: huevos duros, emparedados, algún jugo. Un picnic en la Plaza. Las palomas se acercan de nuevo. ¿No estaban llenas con el arroz de hace quince minutos?

 

 

Parque: Una vez saciado el cuerpo, se impone alimentar el espíritu. Alrededor de la Plaza de Armas y en calles aledañas hay suficientes museos para que RJ elija. El de ciencias es seguro. Apenas se detiene en las vitrinas de mariposas o el cráneo del cachalote. Vamos a la sala infantil, con juegos de mesa y animales pequeños disecados que él puede tocar. Después bajamos a la galería del mundo, donde la luz indirecta y los rugidos grabados agigantan al oso polar, el orangután y el lobo. Me tomó meses convencerle de que ninguno de los animales estaba vivo, y ahora entra, pero repite todo el tiempo un conjuro para repeler cocodrilos que aprendió con Dora la Exploradora.

 

Otra elección frecuente es el Museo de Historia Naval –en el Castillo de la Fuerza. Contamos las velas de los barcos, los mástiles y banderas. Trato de explicarle que en esos artefactos de madera llegaron acá gentes –pobres y ricas–, parientes muy viejitos de quienes ahora vivimos en Cuba, y se fueron el oro y la plata de la América. Paradoja para disfrutar: los restos de alfarería restaurados le interesan más que reproducciones de cofres llenos de monedas –debe influir que sabe para qué es un plato, pero no comprende el valor de los metales preciosos.

 

El final siempre es en el Parque de la Maestranza, ¡claro! Pasamos ahí fácil dos horas, entre el castillo inflable, divertimentos eléctricos –carrusel, tren, botes, sillas voladoras– y los aparatos tradicionales, como canales y columpios. RJ es incansable, porque tiene casi cinco años y está bien alimentado, así que puede recorrer las seis canales del parque varias veces sin descanso. Otra atracción que le fascina son los castillos: tienen escaleras, rampas, barras y canales para subir y bajar.

 

 

Yo me limito a aclarar las reglas básicas –no pelees, defiéndete, no te tires de cabeza–, buscar un lugar con sombra y dejarlo hacer. Total ¿no es su tiempo? No entiendo a quienes llevan a sus nenes al parque con batas de encaje, camisas de fantasía o zapatos carísimos y luego andan con las manos en la cabeza. ¿Cómo se juega en un parque sin sudar, tocar la tierra, y correr a donde lleve el viento? ¡Los parques no son desfiles de moda!

 

No es cosa nueva ¿ok?, recuerdo mi propia infancia y la manera “correcta” de comportarse. ¡Más aburrido!

 

Para el regreso, esperamos la 8 en la primera parada, en la boca del Túnel de la Bahía de La Habana. Generalmente me adormilo antes de llegar al Vedado y RJ me despierta.

 

Cuando lo veo dormir por las noches –ya casi ocupa su cama individual de lo largo que es–, me asalta la inquietud. ¿Cuánto tiempo podremos conservar esa cómplice rutina de paseos a Habana Vieja? ¿A qué edad RJ empezará a preferir a sus contemporáneos y ser escoltado le parecerá “humillante”? Imagino que me queda menos de una década y tendré que dejarlo ir. Espero ser capaz de notar las señales, de soltar su mano sin demasiados aspavientos cuando siga su camino. Mientras tanto… tenemos buenas rutinas él y yo.