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Vivir en Cuba y ser Queer ha sido elección. Mi vida es un fino equilibrio entre el ejercicio de la maternidad, el feminismo y el marxismo crítico.

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domingo, 30 de marzo de 2014

Primavera en Miami con una esquina rota

Salí del aeropuerto de Miami muerta de hambre, como es usual.

 

No por los 45 minutos de vuelo, sino por las tres horas que pasé en el aeropuerto de La Habana, más una hora (de pie) en el control de aduanas norteamericano. Suman unas cuatro horas adicionales al tiempo de viaje real. Los vuelos internacionales cortos ponen al descubierto cuánto tiempo se gasta en seguridad en el mundo post 11 de septiembre.

 

Yo no tengo nada en contra de la seguridad aérea, pero si contra los precios de las cafeterías del “José Martí”. También agradecería un puestecito de perros calientes –con sus refrescos y su opción vegetariana– en el control de fronteras norteamericano. Podrían girar las ganancias a los fondos para la lucha contra el terrorismo, a la que es tan aficionada Washington.

 

La diferencia estaba en que este viernes 14 de marzo llegué para quedarme en la ciudad, y el nerviosismo por lo que haríamos era cosa compartida con mis compañeros de vuelo: los editores de Espacio Laical. Nada más y nada menos que una conferencia en Miami contra el Bloqueo organizada por CAFÉ, FORNORM, Generación Cambio Cubano, Cuba Educational Travel y apoyo del Latin American Working Group.

 

Se sabe, o se supone, que Miami es la base de operaciones de la parte más conservadora y rica de la comunidad cubana en Estados Unidos. Está documentado que aquí cocinó la CIA muchas operaciones encubiertas contra Cuba. También que hay gente que vive, literalmente, del Bloqueo y la Ley de Ajuste Cubano –gracias al contrabando de productos o personas–, y de los fondos del gobierno federal para “promover la democracia” en Cuba.

 

Sobre todo, Miami es un lugar cuya intolerancia política muchas personas comparan con La Habana, con el Miami Herald en lugar del Granma, Ileana Ros por Fidel y Vigilia Martiana como los CDR.

 

Ya instalados en el hotel Sofitel, nos pusimos al día con los ajustes impuestos al programa. El jueves en la tarde, el Departamento de Estado negó la visa a Jesús Arboleya, invitado como especialista en relaciones bilaterales, y, también a última hora, el permiso a moverse hasta Miami al Jefe de la Misión Cubana en Washington. No creo que el segundo aportara gran cosa al debate, pero jode que te hagan gastar tiempo y dinero para recordarte, cuando ya no hay margen de maniobra, el poder de los gobiernos sobre las voluntades de las personas.

 

Pasamos la noche recortando cartoncitos con los nombres de las personas inscritas y metiéndolos en sobres de plástico con prendedores. Además repasamos los menús, mi ponencia, la ropa y los comentarios sobre la conferencia en la red.

 


Yo junto a Lenier González y Roberto Veiga, de la revista Espacio Laical

 

Debo confesar que no esperaba que viniera tanta gente con actitud positiva, ¡más de un centenar! Solo un hombre llegó, dejó unos volantes denunciándonos por apoyar a la “dictadura castrista” y se retiró. Con un respeto que guardo como ejemplo para mi praxis futura, los organizadores dejaron los papeles disponibles para quien quisiera leerlos.

 

Las presentaciones tuvieron gran variedad temática, de la historia del restaurant Doña Eutimia –de vender cajitas de comida a ser recomendado por Newsweek como uno de los 101 mejores lugares para comer del mundo–, hasta cómo la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) pactó con Ronald Reagan el financiamiento de sus acciones terroristas a cambio del apoyo contra Nicaragua. Por el camino se habló del intercambio académico, los artistas cubanos, la importancia de inscribir votantes y recaudar fondos para que los políticos vean las ventajas de mejorar las relaciones con Cuba… hasta de la reconciliación por encima de eventos tan traumáticos como la Operación Peter Pan.

 

Las intervenciones sobre los intercambios pueblo a pueblo y el papel de la comunidad cubanoamericana fueron muy ilustrativas. Collin Laverty, Hugo Cancio, Silvia Wihelm y Geoff Thale hicieron un balance sobre sus valores, los límites legales de estas iniciativas y los recursos posibles para ampliar sus marcos de aplicación. De todos modos, hay consenso en que el objetivo final es que todo esto desaparezca, que la misma proliferación de los viajes resquebraje la política del Bloqueo.

 

Lo más instructivo para mí, fue la exposición de Guillermo Grenier sobre los resultados de la encuesta sobre las Relaciones Cuba – Estados Unidos. Fue realizada por el equipo bipartidista FM3 (firma de investigación de opiniones demócrata) y Public Opinion Strategies (la mayor firma republicana de encuestas del país) en enero de 2014 para el Atlantic Council.

 

Aprendí desde un ángulo completamente nuevo. No se trataba de sentimientos, deseos, experiencias (impugnables por puntuales), relatos sobre intrigas entre poderosos. Esto son números, una investigación con metodología clara y márgenes de error calculables. Esto es concreto y actual. Además, de la excelente exposición del profesor Grenier, acompañó las tablas con explicaciones sencillas de los procesos, basadas en su experiencia personal como investigador de las actitudes políticas de cubanoamericanos desde 1991.

 

Personalmente, lo que más me conmovió fue la participación de Antonio Zamora. Soy hija de un ex–miembro de la Marina de Guerra Revolucionaria, discípula de Eduardo Heras León y Fernando Martínez Heredia, a los cuales Girón cambió la vida. Darme cuenta de que compartía tribuna y ciertos objetivos con un integrante de la Brigada 2506 y fundador de la FNCA fue como un mazazo en la cabeza.

 

En su presentación, Zamora explicó que dejó la FNCA tras la sobrevivencia del régimen cubano al colapso de la URSS y sus satélites. Ante tal desastre en sus cálculos, revisó lo que creía saber sobre Cuba y acabó viajando a la isla en 1994: concluyó que no sabía nada sobre la Cuba real.

 

Hubo mucho debate. Dentro del salón, para los diversos paneles, y fuera, en corrillos de interés específico. La mayoría de las preguntas que escuché eran muy meditadas y respetuosas. Como casi siempre en reuniones de corte general, la cosa tiró más a la geopolítica y el comercio que a los problemas de las minorías –religiosas, raciales o sexuales. Igual, hubo una línea constante de inquietud sobre cómo articular la defensa de los derechos humanos para todas las personas a través de los cambios económicos que se vienen.

 

Comimos en el Versalles, se llaman el restaurante cubano más famoso del mundo, pero están en Miami… En realidad es una situación profundamente cubana.

 

El domingo, febril por un nuevo catarro y evocando el excelente arroz imperial, publiqué la ponencia en el blog y respondí un cuestionario de Sandra Álvarez sobre la experiencia para On Cuba.

 

Regresé a casa el lunes, asombrada por el servicio en el aeropuerto de Fort Lauderdale y el equipo de Xael Charters.

 

Hasta aquí todo muy lindo ¿no? Lo que empañó el idilio fue el silencio mediático. Allí estaban Voice of Russia, Reuters y otras agencias de prensa internacionales, pero de quienes informan a Miami, solo Progreso Semanal y Martí Noticias –quiero agradecer la seriedad de su nota. Más tarde, Miami Herald publicó un texto totalmente distorsionado (hablando del Granma).

 

¿Dónde estaban UNIVISON y CNN en Español? ¿Por qué ignorar una conferencia sobre Cuba si Cuba es casi “el tema” en el sur de la Florida?

 

Mientras, Cubadebate y Juventud Rebelde publicaron una nota de 318 palabras de Prensa Latina. No menciona que cuatro residentes en Cuba fueron. ¡Ni siquiera sacaron filón de que le negaron la Visa a Arboleya!

 

Cubadebate llegó a la vergüenza de insertar una foto de un acto de solidaridad con Cuba en Madrid –la incongruencia fue denunciada por el comentarista “gilberto” y la imagen eliminada. Todavía hoy incluyen un video protagonizado por Daniel Keohane, del think tank europeo FRIDE ¿alguien me lo explica?

 

Pasé el fin de semana en Miami, ¿qué les parece? Hablamos de Cuba, de lo malo e inútil del Bloqueo, y ni Vigilia Mambisa apareció. Yo, ex–militante de la UJC, le di la mano a un hombre de la Brigada 2506. Estamos de acuerdo en que nuestro país no necesita los permisos de Estados Unidos para existir.

 

Andaba por las nubes. Los silencios y las medias verdades de los medios de prensa más interesados en Cuba me devolvieron a la tierra. Esto es una primavera con una esquina rota, sin dudas. Bueno, ¿cuándo las esquinas rotas detuvieron alguna cosa en Cuba?

 

Tomado de Havana Times

jueves, 20 de marzo de 2014

I really think this conference in Miami, without threats or police deployment, is a sign of change

By Sandra Abd'Allah-Alvarez Ramírez

 

Yasmin Silvia Portales Machado is a 34 year old Cuban – I say that because she does not care, but she has the wisdom that she has been probably growing from other lives. Or maybe it was his mother, also a learned woman, who most influenced her in order to link the impossible.

 

Thus, this Cuban woman moves between Marxist thought and feminist activism, stopping in her iconoclastic heterosexuality, defined by herself, and her racial identity.

 

In her blog, one of the most recognized in Cuba , which is the most direct form of her participation in the debates taking place in the country despite lack of connection , she states in the introduction: ” Living in Cuba and being Queer was a choice . My life is a fine balance between the exercise of motherhood, feminism and critical Marxism. “

 

And in that same space that doubles as bottle thrown into the sea, she wrote one of the strongest posts that revealed her feelings with regard to the exercise of motherhood.

 

These and other features of her status as Cuban citizen have placed her as one of the panel members , residents on the island, at the conference ” U.S. / Cuba Relations, the Second Obama Administration : The Cuban – American Community and changes in Cuba – Building bridges for better relations ” held last weekend in the Sofitel hotel in Miami and was organized by CAFE (Cuban Americans for Engagement ) and in collaboration with other organizations : FORNORM ( for Normalization ) , Cuba Educational Travel and Generación Cambio Cubano ( GCC ) . She presented “The country that I want to bequeath to my son,” which is available on her blog.

 

Just one day after the end of the event, which welcomed the participation of intellectuals and businessmen from both sides, this interview derived from the curiosity that makes me know how a Marxist survived in an environment that was intended to be practical and conclusive, taking into account the conference’s program; as we say in Cuba, how she would manage to ” land “.

 

What was your involvement in the recent event in Miami organized by CAFE? If you were to represent a segment of the Cuban population, what would it be?

 

I was invited to the “Changes in the external environment and Cuba: A view from the island ” panel, along with the editors of Espacio Laical magazine. My paper reflected on the relevance and complexity of defending the rights of social groups discriminated against in the current Cuban situation.

 

I distrust the word “represent”, that’s fine for statistics or those elected to public office. I am a Cuban woman, black, from Havana, Marxist, feminist, queer, under 35 years, with a son. CAFE did not invite me because I represent someone, but because I participate for more than five years in the fight against homophobia in Cuba , and collaterally racism and sexism , because I have written , reported , and with the help of many people good , done some things to change this state of affairs in Cuba .

 

As a black woman feminist, Marxist, and LGBT activist, what are the thesis you are defending for possible agreement between the governments of Havana and Washington?

 

We are neighbors, right? Neighbors should get along. Respect the differences and help in public causes.

 

The Cuba – United States dispute is a relic of the Cold War- I am not the first to say so. From my point of view , its existence have proven three things: that the United States doesn’t take well exercises on sovereignty and self-determination in Latin America, the people of Cuba had a preference for Fidel as to what they had until 1959 – with or without Soviet support , and it is useless as a means of political pressure.

 

The blockade and measures to implement it and to answer it have only resulted in the violation of the rights of citizens of both countries, prevented from moving or speak freely. The blockade is the cause and excuse for everything in Cuba, from the lack of government transparency to the broken streets. At the same time, America is deprived of an important collaboration in border areas and an important market, which could generate material development in both nations.

 

It is not about being a feminist, LGBT or black, it is about being a Marxist and desire the material and spiritual progress, of being patriotic and having the desire for the cessation of harassment to my nation. I think people from CAFE, FORNORM and Generación Cambio Cubano are also Cuban patriots, understand that the blockade only limits internal freedoms and economic development of Cuba. I decided to support this endeavor because it seems reasonable to work together with these people, who know the United States because they live here, and believe in national sovereignty as something non negotiable.

 

How do you defend the main tenets of socialism when they are talking of capitalist strategies in stimulating investment and private capital? Would that mean the establishment of an economic model in Cuba that is closer to capitalism?

 

That’s easy: the government of Cuba does not advocate the socialism I advocate. The Historical Generation is, from my point of view, caught in the (already known) productive inefficiency of state-centered socialism. They have confused the socialization of the means of production, advocated by Marx and others, with state ownership. Given the impasse involving in material and ideological terms, they listen to advisors who call the old laws of the market. What’s worse is that, as Cuba is a vertical state, other theoretical approach are not guaranteed to reach the highest levels and make proposals for alternative solution.

 

The government would have us believe that we have and socialism because education and health are free and universal, and the most productive infrastructure will remain in state hands. That’s almost equating socialism with state monopoly capitalism of welfare. Other European nations have achieved full coverage, ensuring control of national wealth with state involvement in business, and continue to exploit Africa – just like that. If socialism was on education and health, Barack Obama would be socialist.

 

I argue that socialism is not about removing rights from people, but giving them , along with the material and legal guarantees to enable them to exercise their creativity , live with dignity, and be protected in case of physical or mental disability. It is about overcoming the monstrous idea that the only valuable work is for sale on the market, Marx didn’t singled it out because it were good , but because it is inherent to capitalism. It is also about removing hegemony of private property to rescue other types of community – owned, public – or invent them. Socialism is about overcoming capitalism, not of doing without market or business commercial competition, because that’s useless: nobody makes better capitalism than capitalists.

 

What part of this issue is the benefit of the most popular classes in Cuba, which often is black people, and do not have family abroad to send them the money to build this business? How the above could increase the gap between social classes in Cuba?

 

That is one of the most visible bumps in the Update. There haven’t planned-or it hasn’t been revealed approaches that address the inequality various social sectors have to enter the new game from the “economic enterprises”.

 

Marx explains that the Industrial Revolution could not have been without the flow of wealth from the colonies, three continents were looted for Europe afford to invest in the education of their men, some of whom then were devoted to the investigation was given and development of technologies that put their nations to lead the world in the seventeenth and nineteenth centuries. That is called Initial Capital.

 

Marx explains that the Industrial Revolution could not have been without the flow of wealth from the colonies, three continents were looted for Europe could afford to invest in the education of their men, some of whom then were devoted to the investigation and development of technologies that put their nations to lead the world in the seventeenth and nineteenth centuries. That is called Initial Capital.

 

But it happens that there is not much initial capital in Cuba than the one provided by people living abroad. It is a predominantly white, urban group, because African descent and peasantry received great benefits in 1959, they had no reason to leave. It is not until after 1980 that the Cuban migration begins to change its demographic profile.

 

Today, I don’t know if ONEI has data separated by skin color and gender, but what is seen in Havana is that most people who own businesses, not the mom and pop kind, are white men, while black women and men are the employees.

 

If they don’t implement a credit policy sensitive to these social differences, together with the development of a civil society and laws that protect the rights of disadvantaged groups, inequalities grow, and the discriminatory language, violence and insecurity will increase.

 

Thanks for your questions. I really think this conference in Miami, without threats or police deployment, is a sign of change.

 

We, people of different political colors, but nationalists, sat down to talk. We know that our similarities are few and significant, and will take us far. As I don’t believe that any truly popular project (lots of people prefer the democratic word yesterday) can advance in Cuba if the U.S. harassment remains, we must work together. Next? I don’t know, but I do not think anyone can take Cuba back in time, we are not that kind of people.

 

From On Cuba Magazine

 

Realmente creo que esta conferencia en Miami, sin amenazas ni despliegue policial, es una señal de cambio

Entrevista por Negra Cubana tenía que ser (http://negracubanateniaqueser.wordpress.com/)

 

Yasmín Silvia Portales Machado, es una cubana de 34 años —lo digo porque se que a ella no le importa—, pero tiene una sabiduría que seguro viene cultivando de otras vidas. O quizás fue su madre, mujer erudita también, quien más le influyó en poder vincular lo imposible.

 

Es así que esta mujer cubana se mueve entre el pensamiento marxista y el activismo feminista, haciendo escala en su heterosexualidad iconoclasta, definida por ella misma, y su identidad racial.

 

En su blog, uno de los más reconocidos de Cuba, y que constituye la forma más directa de su participación en los debates que en el país tienen lugar a pesar de su ciber-desconexión, declara en la presentación: “Vivir en Cuba y ser Queer ha sido elección. Mi vida es un fino equilibrio entre el ejercicio de la maternidad, el feminismo y el marxismo crítico”.

 

Y en ese mismo espacio, que también funciona como botella lanzada al mar, escribió uno de los post más contundentes donde revelara sus sentimientos  encontrados a propósito del ejercicio de la maternidad.

 

Estas y otras aristas de su condición de ciudadana cubana la han colocado como una de las ponente, residentes en la Isla, en la conferencia “US/Cuba Relations, the Second Obama Administration: The Cuban-American Community and changes in Cuba- Building bridges for better relations”  que el pasado fin de semana tuvo lugar en hotel Sofitel en la ciudad de Miami y que fue organizado por CAFE (Cuban Americans Engagement) y con la colaboración de otras organizaciones: FORNORM (For Normalization), Cuba Educational Travel y Generación Cambio Cubano (GCC). Allí presentó “El país que quiero legarle a mi hijo”, que se encuentra disponible en su bitácora.

 

Justo un día después de finalizado el evento, que acogió la participación de intelectuales y empresarios de las dos orillas, surge esta entrevista, derivada del morbo que me produce conocer como sobrevivió una marxista en un ambiente que pretendía ser práctico y conclusivo si tenemos en cuenta el programa de la conferencia:, como decimos en buen cubano, como ella lograría “aterrizar”.

 

¿Cuál fue tu participación en el evento recientemente celebrado en Miami y organizado por CAFE? ¿De representar a un segmento de la población cubana, cuál sería?

 

Fui invitada para el panel “Los cambios en Cuba y el ambiente externo: Una visión desde la isla”, junto con los editores de Espacio Laical. Mi exposición reflexionó sobre la pertinencia y complejidad de defender los derechos de grupos sociales discriminados en la situación cubana actual.

 

Desconfío del término “representar”, eso está bien para las estadísticas o las personas electas a cargos públicos. Yo soy una mujer cubana, negra, habanera, marxista, feminista, queer, menor de 35 años, con un hijo. CAFE no me invitó porque yo represente a alguien, sino porque participo desde hace más de cinco años en la lucha contra la homofobia en Cuba, y colateralmente contra el racismo y el machismo, porque he escrito, denunciado, y, con ayuda de mucha gente buena, hecho algunas cosas para cambiar ese estado de cosas en Cuba.

 

Como mujer negra, marxista, activista LGTB y feminista, ¿cuáles son las tesis que defiendes para un posible recuentro de los gobiernos de La Habana y Washington?

 

Somos vecinos, ¿no? Los vecinos deben llevarse bien. Respetarse en las diferencias y ayudarse en las causas comunes.

 

El Diferendo Cuba – Estados Unidos es una reliquia de la Guerra Fría –no soy la primera que lo dice. Desde mi punto de vista, sus años de existencia han probado tres cosas, que Estados Unidos no se toma bien los ejercicios de soberanía y autodeterminación en América Latina, que el pueblo de Cuba prefería a Fidel respecto a lo que tuvo hasta 1959 –con o sin apoyo soviético-, y que es inútil como mecanismo de presión política.

 

El Bloqueo, las medidas para implementarlo y para responderlo, solo han redundado en la violación de los derechos de la ciudadanía de ambos países, impedidas de moverse o expresarse libremente. El bloqueo es la causa y excusa de todo en Cuba, desde la falta de transparencia gubernamental hasta las calles rotas. Mientras que Estados Unidos se priva de una colaboración importante en materias fronterizas y de un importante mercado, que podría generar desarrollo material en ambas naciones.

 

No se trata de ser feminista, LGBT o negra, se trata de ser marxista y desear el progreso material y espiritual, de ser patriota desear el cese del acoso a mi nación. Pienso que las personas de CAFÉ, FORNORM y Generación Cambio Cubano también son patriotas, comprenden que el Bloqueo solo limita las libertades internas y el desarrollo económico de Cuba. Decidí apoyar este empeño porque me parece razonable trabajar de conjunto con esta gente, que conoce a Estados Unidos porque aquí viven, y creen en la soberanía nacional como algo innegociable.

 

¿Cómo defiendes los postulados principales del socialismo cuando se está hablando de estrategias capitalistas como estímulo de las inversiones y el capital privado? ¿Significaría eso (o no) el establecimiento de un modelo económico en Cuba que esté más cercano al capitalismo?

 

Esa es fácil: el gobierno de Cuba no defiende el socialismo que yo defiendo. La Generación Histórica está, desde mi punto de vista, atrapada en la (ya conocida) ineficiencia productiva del socialismo estadocéntrico. Han confundido la socialización de los bienes de producción –preconizada por Marx y otros– con la propiedad estatal. Ante el callejón sin salida que implica en términos materiales e ideológicos, escuchan a asesores que invocan las viejas leyes del mercado. Lo peor es que, como Cuba es un Estado vertical, otros acercamientos teóricos no tienen garantía de llegar ante las altas esferas y presentar propuestas de solución alternativas.

 

El gobierno pretende hacernos creer que tenemos y tendremos socialismo porque la educación y la salud son gratuitos y universales, y la mayor parte de la infraestructura productiva permanecerá en manos del Estado. Eso es casi equiparar al socialismo con un Capitalismo Monopolista de Estado de Bienestar. Otras naciones de Europa han logrado cobertura total, aseguran el control de la riqueza nacional con la participación del Estado en las empresas, y siguen explotando a África –tan tranquilos. Si el socialismo fuera sobre educación y salud, Barack Obama sería socialista.

 

Yo defiendo que el socialismo no es acerca de quitar derechos a la gente, sino de dárselos, junto a las garantías materiales y legales para que puedan ejercer su creatividad, vivir con dignidad, y recibir protección en caso de incapacidad física o mental. Es acerca de superar la idea monstruosa de que lo único valioso es el trabajo a la venta en el mercado, que Marx no señaló porque fuera buena, sino porque es consustancial al capitalismo. Es también sobre quitar hegemonía a la propiedad privada al rescatar otros tipos de propiedad –comunal, pública– o inventarlos. El socialismo es acerca de superar el capitalismo, no de (mal) hacerlo sin mercado, competencia comercial o empresarios, porque eso es inútil: nadie hace mejor el capitalismo que los capitalistas.

 

¿En qué parte de este asunto queda el beneficio de las clases más populares en Cuba, las cuales muchas veces son personas negras, y que no tienen un familiar en el extranjero que le envíe la plata para crear ese negocio? ¿De qué manera lo anterior podría incrementar las brechas entre las clases sociales en Cuba?

 

Ese es uno de los baches más visibles de la Actualización. No se han planeado –o no se han revelado– acercamientos que prevean la desigualdad con que varios sectores sociales entran al nuevo juego de los “emprendimientos económicos”.

 

Marx explica que la Revolución Industrial no habría podido ser sin el flujo de riquezas de las colonias, tres continentes fueron saqueados para que Europa se diera el lujo de invertir en la educación de sus varones, algunos de los cuales luego se dedicaron a la investigación y desarrollo de tecnologías que pusieron a sus naciones a la cabeza del mundo entre los siglos XVII y XIX. Eso se llama Capital Inicial.

 

Pero ocurre que no hay mucho más capital inicial en Cuba que el que proveen las personas residentes en el extranjero. Es un grupo mayoritariamente blanco y urbano, porque afrodescendientes y campesinado recibieron grandes beneficios en 1959, no tenían razones para marcharse. No es hasta después de 1980 que la migración cubana empieza a cambiar su perfil demográfico.

 

Hoy, no se si la ONEI tenga datos separados por color de la piel y género, pero lo que se ve en La Habana es que la mayoría de quienes poseen negocios –no chinchales– son hombres blancos, mientras mujeres y hombres negros son empleados.

 

Si no se implementa una política crediticia sensible a esas diferencias sociales, junto al desarrollo de una sociedad civil y leyes que protejan los derechos de grupos desfavorecidos, las desigualdades crecerán, y aumentarán las expresiones discriminatorias, la violencia y la inseguridad ciudadana.

 

Gracias por tus preguntas. Realmente creo que esta conferencia en Miami, sin amenazas ni despliegue policial, es una señal de cambio.

 

Nos hemos sentado a hablar gente de distintos colores políticos, pero nacionalistas. Sabemos que nuestras coincidencias son pocas y significativas, nos llevarán lejos. Como creo en verdad que ningún proyecto verdaderamente popular (mucha de la gente de ayer preferiría la palabra democrático) puede avanzar en Cuba si el acoso norteamericano permanece, tenemos que trabajar de conjunto. ¿Después? No se, pero yo no creo que alguien pueda regresar a Cuba en el tiempo, no somos un pueblo así.

 

Tomado de revista On Cuba

domingo, 16 de marzo de 2014

El país que quiero legarle a mi hijo

Notas sobre la necesidad y el reto del activismo social por la igualdad racial y de género y los derechos LGBT en la Cuba de 2014

Ponencia leída en la reunión "Las relaciones Cuba-EE.UU en la segunda administración de Obama: La comunidad cubano-americana y los cambios en Cuba", organizada por CAFE, FORNORM, Generación Cambio Cubano y Cuba Educational Travel. Con especial agradecimiento al apoyo del Latin American Working Group.

El objetivo de la política no es, entonces,
como pensaban los padres benévolos y los dictadores magnánimos,
la felicidad de la familia y del pueblo,
sino la libertad de los hijos y de los ciudadanos”
Julio César Guanche

Mi hijo es un genio.

Mi afirmación no es un absurdo total, ni lo es en los millones de bocas o cerebros que repiten la frase alrededor del planeta. Después de todo, cada persona genial fue infante –más probablemente, una desagradable anomalía en el sistema educativo y la familia– así que cada infante lleva en si la posibilidad genética de la genialidad.

Tengo razones para argumentar la posibilidad de que mi hijo sea un genio: no padece limitaciones de aprendizaje y razonamiento, y, la señal más alentadora para mí, sabe que el mundo puede y debe ser arreglado.

Claro, crecer en La Habana le da ventaja en este último aspecto. Cada día, en su senda rutinaria al Círculo Infantil, vemos aceras, calles, lámparas de alumbrado público, autos, casas que necesitan reparación. Él dice “hay que arreglarlo” y yo asiento; “quiero arreglarlo”, insiste, y le explico que para eso tiene que ir a la escuela, hacerse ingeniero, o mecánico, o arquitecto, por lo menos electricista o albañil. “¿Y dónde están los que lo arreglan?”, es la siguiente pregunta.

Ahí tengo que cambiar de tema.

Yo también veo cosas por arreglar en el camino, otras. Acaso me ayude que esas aceras, calles, lámparas de alumbrado público, autos y casas destruidas que asombran a mi hijo de cuatro años no son novedad para mí: sino paisaje habitual. Detrás reconozco otras roturas, simbólicas, más antiguas que las materiales –aunque mucha gente las atribuye al gobierno establecido en 1959–, roturas nacidas con la nación cubana. Tan naturales que mucha gente que se siente patriota las defiende: se trata desigualdades cada vez más visibles en empleos, vestuarios, actitudes sociales y policiales, de prosperidad.

Además, no soy ingeniera, o mecánica, o arquitecta, ni siquiera electricista o albañil. Soy eso difuso que genera desconfianza en toda autoridad y curiosidad desde los mass media: intelectual. Así que mi trabajo, mi campo para arreglar, son precisamente los significados y praxis simbólicas de la cultura de la nación, con la esperanza de que esas intervenciones se hagan una con el viejo edificio en reinvención constante que es Cuba –que es cualquier cultura viva.

Vivir, coincidirán conmigo, es de cierto modo cambiar. En lenguaje darwinista: solo quienes se adaptan sobreviven. Por eso podríamos contar muchas historias como una serie de renuncias e incorporaciones oportunas. Como cuando la Iglesia Católica invirtió en la banca, cambió de opinión sobre el aborto, o pidió disculpas por su acoso a Galileo Galilei. Toda cultura con tiempo suficiente sobre la tierra tiene historias como esas, de las cuales no debemos avergonzarnos –demasiado–, sino aprender.

Para salvar la cultura cubana, y con ella a la nación del futuro, digo yo que podríamos reconocer que nuestro país no está roto, solamente, por la geopolítica que le tocó, la corrupción administrativa y la intransigencia que da el amor por el poder, a un lado y otro del Estrecho de la Florida. También está roto porque la cultura que heredamos no reconoce en igualdad a su ciudadanía. Actuar sobre esas roturas es algo que interesa a mucha gente en Cuba, entre las que me cuento.

Claro, hay que lidiar con el Síndrome de la Plaza Sitiada, que Israel Rojas devolvió a la juventud del siglo XXI cubano con la metáfora de la canción “Catalejo”: “Tengo un catalejo donde la Luna se ve, Marte se ve, hasta Plutón se ve, pero la punta del pie no se me ve.”

Entre 1959 y 1961, el gobierno de Cuba hizo lo que la época recomendaba: dar derechos civiles nominales a todas las personas y equiparar la decencia a la virtud cívica. La nación se unió ahora que tenía “lo que tenían que tener” y plantó cara al Imperio. Mientras se acababa el siglo XX sobrevivimos al borde del conflicto nuclear, pagamos una deuda de sangre con África, incluso prosperamos mucho… o apenas algo.

Como la gasolina con plomo, los límites y daños de este recurso se verían a largo plazo.

Más de una década dentro del siglo XXI, se mantiene en marcha el enfrentamiento externo,  el uso de la cultura como escudo. Parece racional negarse a reconocer los puntos débiles de este artefacto, obviar las limitaciones del crisol disponible en 1961, que no logró homogenizar los componentes por completo. ¿Quién en tiempo de guerra se permite bajar el brazo para estudiar pequeñas grietas en la cara interna de su escudo?

Es una situación sin salida, estamos en Guerra, ni siquiera el Líder Electo del Imperio puede detenerla, pues la Guerra es Ley, y él no está por encima de la Ley. Es cierto, el Diferendo Cuba – Estados Unidos es real, siempre estará dentro de nuestro universo, y será burocrático, ilegal, cruel, injerencista, inútil. ¿Para qué sirve? Al menos en Cuba, sirve para pretender que es toda la realidad, que no hay otra realidad más allá del Bloqueo, la Ley Helms–Burton, la Operación Mangosta y la Ley de Ajuste Cubano.

Toda construcción de la realidad implica la creación de prioridades. En las prioridades de esta realidad nunca han estado el debate sobre las falencias naturales de nuestra cultura –perdonen el oxímoron– para incluir a toda la nación en la praxis, menos aún la incorporación del saber alcanzado en otras latitudes para hacer una cultura más inclusiva.

Así que la televisión y la universidad son cada día más blancas, las cárceles cada día más negras, las mujeres un poco más objetos –y hasta víctimas mortales de hombres posesivos–, la juventud un poco más alienada, y sus familias saben cada vez menos en qué mundo viven. Nada de eso importa, porque nos enfrentamos al Imperio con lo que tenemos en común: la cultura nacional. Ahí llega la comparsa de bailes campesinos, danzas africanas y pioneritos con poemas de Heredia y Martí –olvidemos que ambos vivieron la mayor parte de su vida en el extranjero.

Propongo reformular la pregunta: ¿Quién en tiempo de guerra puede darse el lujo de que el escudo se le raje? Coincidirán conmigo de nuevo: Nadie.

Como diría Lenin, “¿qué hacer?” Propongo reinventar la realidad. Arrinconamos con algo de buena voluntad a una esquina de la realidad al Diferendo Cuba – Estados Unidos. El resto de la realidad será para Cuba en sí misma: avanzar del estado de Enfrentamiento Permanente al de Revolución Permanente –y por respeto a la diversidad les regalo el derecho a sustituir el sustantivo por uno menos violento, como Democracia, o más esotérico, como Iluminación.

El darnos la oportunidad de mirar hacia dentro no es tan sencillo como se dice. Hay límites legales, desfasajes tecnológicos, ignorancias compartidas. Hay alguna gente acostumbrada al poder, y mucha gente que gusta de la televisión blanca, el deporte negro, las mujeres mansas y la heterosexualidad como prueba última de humanidad.

Acaso sea por eso que prolifera una línea de acción: la subversión del “sentido común” normalizado por el discurso oficial. Acaso sea la única posible, y no exenta de riesgos.

Me refiere a la exigencia –no solicitud– de discutir los temas que inquietan donde sea, con quien sea y para lo que sea. Estrategia que responde al “sentido común” de que la Revolución da, o premia, o castiga, y que para que la Revolución incida sobre los problemas existen los “canales adecuados” y los “momentos oportunos”. El resto del tiempo hay que estar callado o alabando.

Pero un intelectual no puede ser un payaso –la síntesis es de Fernando Martínez Heredia. Un intelectual tiene que tener suficiente valor para hablar cuando tiene que hacerlo, o la suficiente dignidad para callarse cuando el poder le pide que grite falsos asentimientos. Si no, es un muñeco de ventrílocuo, y ni mil premios le devolverán el alma.

Eso está regresando: Por toda Cuba, merced del desencanto o el romanticismo, y con los correos electrónicos como base material, nacen redes flexibles y amplias. Tienden al cercamiento del “sentido común” y su gran difusor, el Estado, con el uso, propagación y defensa de expresiones culturales diversas, cuestionadoras, a veces radicalmente emancipadas. Poco a poco renace la conciencia de la comunidad y la resistencia a la fragmentación dogmática –temática, estética o generacional–. Esto implica –de nuevo–, que más gente tiene la correcta mezcla de valor y dignidad como para reinventar el canon de qué es un intelectual, cuáles son sus dignidades, sus obligaciones, sus tabúes.

Tejer redes que permitan compartir la memoria, renovar las estrategias políticas, defenderse. Se trata de la memoria, aclaro,  no de mirar hacia atrás con dolor, sino de mirar adelante con conocimiento, de no tardarse por reinventar estrategias, o repetir errores ya superados.

Tejer redes pretenden la Cofradía de la Negritud, Afrocubanweb, Afrocubanas, ARAAC-Cuba, Alianza Unidad Racial, Mirarte Día a Día, en el asunto de la discriminación por color de la piel; las Red de Cátedras de Estudios de la Mujer de las universidades de toda Cuba, la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades, el Proyecto Mirar desde la Sospecha, cuando nos referimos a la diferencia entre géneros, el Carrito por la Vida, la Red HSH (hombres que tienen sexo con otros hombres), las Isabelas, las Fénix, los Hombres por la Diversidad y Proyecto Arcoíris, si de lo que se trata es de homofobia y transfobia.

Tejer redes para superar el miedo a la tecnología, el pop, el cine de zombis.

Por eso David Blanco se compromete contra la Violencia de Género, “Cubanos en la Red” –grupo de rap– lucha contra la contaminación ambiental, “Obsesión” –otra pareja de rap– promovió con una canción un debate sobre el racismo, el Partido de los Independientes de Color y las tensiones entre justicia histórica, urbanismo y patrimonio. Así es como “Juan de los Muertos” y “Conducta” llevan a la hora de la comida hogareña –jodía por los precios y la migración–, la discusión sobre “la punta del pie” que el Catalejo no puede ver y la presión que ejerce la realidad por entrar en el foco de ese lente.

Además, hay consciencia, desde quienes nos encontramos en los márgenes de la legalidad, hasta quienes tratan de promover la transformación institucional, de que la falta de derechos, de autonomías frente al Estado, nos pone en desventaja total. Antes de que Julio César Guanche y Julio Antonio Fernández me explicaran la larga lista de derechos que faltan en nuestra Constitución sovietizada, supimos que no hay más defensa que honor y perseverancia.

Se sabe: cada uno de estas iniciativas ciudadanas puede ser decapitada por el Estado en poco tiempo –el ejemplo de Hombres por la Diversidad en 2012 lo atestigua–, pero eso no detiene la marea. La gente se reagrupa, se reinventa con conciencia de clase y de identidad, en una mezcla orgánica que podría provocar gritos de horror en el Padrecito Stalin o el Senador McCarthy y aplausos furiosos de Grigori Chicherin, Antonio Gramsci o José Martí.

Dicen que Dédalo no concibió el Palacio de Minos como un laberinto por necesidad militar –¿quién vencería a la poderosa marina cretense?–, sino como metáfora. Con sus talleres de artesanos dentro del recinto –recordemos que en la Grecia antigua el arte y la manufactura existían integradas–, el Laberinto debería renovarse de modo orgánico todo el tiempo, mantenerse constructivamente nuevo al interior y estructuralmente incognoscible desde el exterior.

La garantía de sobrevivencia en la normalización del reacomodo permanente de las partes constitutivas del conjunto: una Revolución Permanente encarnada en proyecto arquitectónico. Y si quieren me llaman trotskista obsesiva.

Cuba necesita eso: talleres de artesanos. Solo que no estamos en la Edad de Bronce. Hay trabajo manual y trabajo intelectual. Cada uno con igual dignidad, diferentes necesidades, similar responsabilidad frente al futuro de la nación, ya que son acometidos por la ciudadanía, por gente que necesita garantías de que su dignidad no será medida por el color de su piel, su fe, su opinión del Estado o la propiedad, la naturaleza de sus genitales o el sexo de la persona de la cual se enamora.

Deben llegar a la par: Un marco legal para que florezcan talleres, cooperativas o empresas encargadas de, capacitadas para y responsables por, arreglar aceras, calles, lámparas de alumbrado público, autos, casas y otras cosas que mi hijo señala. Un marco legal para que avancemos en el debate de las ideas sin miedo a reconocer que Cuba se inventó blanca, masculina, urbana, heterosexual, violenta, chauvinista; y es nuestra historia nacional. Si el único lugar seguro para el desacuerdo, del signo político que sea, está fuera de los límites geográficos del archipiélago Cuba, seremos en verdad una Diáspora, no un grupo migratorio.

Y si alguien me dijera que para arreglar lo segundo hay que dejar las aceras rotas por un tiempo, creo que aceptaría.

¡Un momento! ¿Y la realidad del Diferendo? ¿Y la Espada de Damocles de la Ley Helms Burton? A esto respondo: realidad compartida, responsabilidad compartimentada.

Cuba es nuestra. Existe porque nos reconocemos habitantes de su laberinto simbólico, porque compartimos mapas fragmentarios del sueño que es –porque ser nacionalista es un acto de fe, diría Jorge Luis Borges, y porque nadie entiende a cien por ciento a Cuba, se sabe.

Corresponde a quienes habitamos la isla hacer, con la proverbial inventiva nacional, caminos para avanzar hacia el “buen vivir” por encima de la Generación Histórica y su calma. Corresponde a quienes por azar o elección habitan en el Imperio, reclamar que respete a su patria y su condición de país independiente.

Una conga con la Doctrina Monroe: “Cuba, Cuba, Cuba para los cubanos. ¿Qué dice? Cuba, Cuba, Cuba para los cubanos. ¡Gózalo mami!”

Miami, 15 de marzo de 2014
Con el corazón en la Protesta de Baraguá

Lee más del evento: AQUÍ

sábado, 15 de marzo de 2014

En Miami, por Cuba, para la Comunidad y en español

Ok, ya estoy en Miami de nuevo, solo que esta vez no es puerto de paso para un enlace aéreo hacia el norte o centro comercial oportuno. Esta vez estoy en Miami por Miami misma, porque acá vive la mayor comunidad cubana en el extranjero y reside su poder político, o eso se supone.


Es verdad es que Miami no parece ya a lo que era antes de la Revolución Cubana: una ciudad perezosa entre el mar y los pantanos, donde anglos e indígenas (mal)convivían. La huida de Batista selló, también, el destino de Miami, y la hizo metrópoli. Metrópoli hispanohablante en el Sur del Imperio.

Por ejemplo: cuando llegué al control de aduanas, el funcionario me hizo un par de preguntas rutinarias:
“Where are you arriving from?”
“Havana, Cuba.”
Levantó mi pasaporte, supongo que para comparar mi rostro con la foto.
“What  is your business here?”
“I came to an event about Cuba USA relations and Cuban American Community.”
Empezó a teclear algo.
“Haw many days are you staying?”
“It depends, I´m not sure I´ll get a ticket for Sunday, so, maybe… ¿lunes?”
Él me miró de frente por primera vez, como calibrando.
“Entonces no serán muchos días.” Concluyó y volvió a teclear.
Suspiré.
“Siempre me pasa lo mismo, aquí –le comenté. Empiezo a hablar en inglés y al final ustedes hablan mejor español que yo. Solo he visto a dos personas en este aeropuerto que no hablaran español, y ya he pasado cinco veces por aquí.”
El funcionario firmó mi entrada.
“Para trabajar en este aeropuerto hay que saber español –comentó mientras terminaba de llenar el formulario y poner el cuño. Pasa mucha gente de América Latina por aquí. Tenga una feliz estancia.”

¿Se dan cuenta? Luego separaron a un compañero para control aleatorio antidrogas, cuando preguntamos, el jovencito a cargo tenía acento argentino-uruguayo, para mi es difícil distinguirlo a la primera.

En la guagua al hotel, el chofer hablaba cono centroamericano.

En la recepción, descubrí asombrada que el carpetero, trilingüe, ha llevado hasta un grado perturbador el arte de la neutralidad lingüística. ¡Primera vez que oigo un castellano sin acentos geográficos! Pero esto no es Texas, California o Nuevo México, donde el español fue el idioma por siglos. ¿Entonces?

A veces pienso que, en plan CF, Miami podría ser presentada como un pedazo de frontera con México que se perdió en el Golfo y derivó hasta el extremo de la Florida. O un trozo de Cuba que arrancó algún ciclón terrible y la nación del Norte se lo anexó, como consuelo por no poder tener la isla toda. En resumen: Miami se piensa en español, o spanglish, y funciona en dólares –pero no es Ecuador.

La gente loca de CAFÉ, que viven en Estados Unidos y como gente bien portada defiende la ley, creen que en Miami se debe hablar de cómo y por qué el Bloqueo jode a Cuba, dentro y fuera de sus fronteras y cómo jode a Estados Unidos, que es lo que importa en Estados Unidos ¿no?

La parte de qué hacemos quienes vivimos en Cuba con el Bloqueo Interno, nos la dejan los de CAFÉ a quienes nos quedamos allá, porque son gente respetuosa de la Ley y creen en la autodeterminación y la independencia. Por eso me gustan.

He pedido a bloggers de la Isla que defiendan mi honor en FB y Twitter, pero solo podrán hacerlo si estoy a la altura de las circunstancias.

Deséenme suerte.

sábado, 8 de marzo de 2014

Me imagino en el aula de Félix Varela

Llego tempranito al Seminario de San Carlos ¡perdón!, al Centro Félix Varela.

 

No se si me acostumbre alguna vez al nuevo nombre. Yo pienso en Varela cuando veo el edificio, claro, pero me lo imagino dando clases de Física –y me suspende–, o de Derecho Constitucional –y me destaco muchísimo en el aula–, o regañando al tarambana de Leonardo Gamboa –al que miro con odio por fastidiar a un profesor tan bueno y andar persiguiendo mulatas por la Loma del Ángel.

 

Ese es Félix Varela para mi, el recuerdo imaginado –más de dos siglos nos separan- de un maestro sobrio, paciente y optimista, no un monumento, muchísimo menos un conjunto arquitectónico tan imponente.

 

Aunque puede que esté el Padre Varela en esta belleza de piedras, cristal y madera: en las amplias galerías luminosas y columnas gruesas, desnudas de adornos superfluos. En el abrazo a la luz natural, la rectitud y la sencillez que definen, para mi, al edificio, descubro ahora sin esfuerzo una metáfora de ese espíritu inquisitivo, recto y recio que fuera Varela.

 

Divago porque he llegado muy temprano.

 

Falta casi una hora para que comience oficialmente “Fe religiosa, institucionalidad nacional y modelos sociales”, el evento de ¿ciencias sociales? que organiza el equipo de la revista Espacio Laical entre el 6 y el 8 de marzo de 2014.

 

Repaso el programa  sonrío: es como para desbordar cualquier sueño de pluralidad epistemológica. Temas y momentos encadenan diversos aspectos de la nación de modo –creo- bastante coherente. De modo que espero que la acumulación de información y el diálogo permitirán repasar, de modo bastante completo, el entramado político-económico-social que constituye a la nación y es, hasta ahora, el único modo de explicarla. Aclaro que “explicarla”, no significa llegar a comprenderla 100%.

 

¿Alguien entiende a Cuba 100% y es capaz de explicarla con palabras?

 

En uno de mis momentos de mayor lucidez comprendí que Cuba, como Martí, es un misterio que acompaña a quienes pertenecemos a su pueblo y atormenta a quienes tratan de develarlo, descomponerlo y hacerlo visible al mundo a través de la “Cubanología”.

 

¡Divago de nuevo! El programa, digo, muestra el esfuerzo de Espacio Laical por seguir siendo plural, por abrir nuevos caminos de diálogo al interior de la ciudadanía, sin esperar por el Estado –ni el cubano ni el norteamericano-, la clase política o los medios masivos de comunicación.

 

¿Es eso lo que debe hacer la Iglesia?

 

Para monseñor Juan de Dios Hernández, sj, obispo auxiliar de La Habana, la respuesta es positiva, ya que el papel de la Iglesia “no tiene límites” en el camino de la armonía social a la que deben contribuir las instituciones.

 

Espero que esto atraiga bastante gente el sábado, en la única sesión de entrada libre: a las 6 pm será el Panel sobre la cuestión institucional cubana. Panelistas: Julia Sweig, Vegard Vye, Arturo López Levy, Pavel Vidal, Carlos Alzugaray, Mayra Espina, y Julio César Guanche.

 

¿Ya saben dónde es? Por si no entendieron mis divagaciones lo pongo claro: “Aula Magna” del Centro Cultural Padre Félix Varela, de la Arquidiócesis de La Habana. Calle Tacón s/n e/ Mercaderes y Chacón, Habana Vieja.

 

Ahí les dejo el resto del programa:

 

Jueves

 

“Los fines del Estado según la Doctrina Social de la Iglesia”, monseñor Sánchez Orondo, Canciller de la Academia de Ciencias Sociales de Santa Sede.

“Cómo debe acompañar el mundo el proceso de ajuste del modelo social cubano”, Vegard Bye, del Instituto Noruego de Relaciones Internacionales.

“La futura institucionalidad chilena”, Sergio Bitar, Secretario de Relaciones Internacionales del Partido por la Democracia de Chile.

Panel “El Futuro del sistema político cubano”, Rafael Hernández, director de la revista Temas, y Arturo López Levy, candidato a PhD en la Universidad de Colorado.

Panel “Una educación capaz de formar ciudadanos virtuosos”, María del Carmen Barcia, Premio Nacional de Ciencias Sociales, Bertha Álvarez y Leonor Amaro.

Presentación de la antología Por un consenso para la democracia, por Oswaldo Gallardo.

 

Viernes

 

“Nuevo proceso de institucionalización en América Latina”, Jorge Peláez.

“Hacia una cultura capaz de sustentar una comunidad institucionalizada”, Víctor Fowler, poeta, ensayista y editor.

Panel “Perspectivas de una renovada institucionalidad económica”, con Pavel Vidal y Mauricio Miranda Parrondo.

Homenaje al profesor Carmelo Mesa-Lago en su 80 aniversario y presentación de su más reciente título Cuba en la era de Raúl Castro, Pavel Vidal.

“Hacia una institucionalización creciente de los vínculos de Cuba con su emigración”,  Carlos Alzugaray.

“Institucionalización y desigualdad social en Cuba”, Mayra Espina.

 

Sábado

 

Panel “Institucionalidad de la sociedad civil en Cuba”, Julio César Guanche y Lenier González.

Panel “Reforma constitucional: ¿total o parcial?”, Julio Antonio Fernández y Roberto Veiga.

Presentación del libro de Julio César Guanche La verdad no se ensaya, por Hiram Hernández.

Panel “Hacia una espiritualidad capaz de sustentar una comunidad institucionalizada”,  Monseñor Luis del Castillo, sj, y Reverendo Adolfo Ham.