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Vivir en Cuba y ser Queer ha sido elección. Mi vida es un fino equilibrio entre el ejercicio de la maternidad, el feminismo y el marxismo crítico.

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domingo, 28 de julio de 2013

Homenaje a José Altshuler y su constante pasión por escribir

 
A pesar de la terrible tormenta que asotó La Habana la tarde del miércoles 17 de julio, más de cincuenta personas acudieron a la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena. La reunión fue motivada por el espacio habitual El Autor y su Obra del Instituto Cubano del Libro (ICL), dedicado a reconocer la obra de autores de diferentes géneros literarios, y que, en esta ocasión, se dedicó a uno de los nombres imprescindibles de la divulgación científica en Cuba: José Altshuler.
 
La obra de Altshuler, ingeniero eléctrico, profesor titular de la antigua Facultad de Tecnología de la Universidad de La Habana  y presidente de la Sociedad Cubana de Historia  de la Ciencia, se extiende por varios campos editoriales: libros de texto; de divulgación científica y de historia de la tecnología. Entre los que ha publicado se encuentran: Excursión a la electrónica (1984), Las 30 horas de Einstein en Cuba (1993) y Nadadores a contracorriente (2008).
 
Los dos científicos invitados a participar en el homenaje fueron los doctores en ciencias Roberto Díaz Martín y Nelson Chávez Ferry, pues han compartido proyectos docentes e investigativos con Altshuler desde la década de 1960.
 
Las palabras de elogio las inició Díaz Martín recordando el modo en que le conoció: En 1961, la masiva salida de Cuba de profesores de educación superior generó la urgente necesidad de nuevos docentes, razón por la cual se incorporó a la Facultad de Ingenería Eléctrica como ayudante de laboratorio. En esa época, Altshuler trabajaba en el Ministerio de Comunicaciones, pero estaba muy al tanto de los retos que implicaba la formación de ingenieros en las nuevas circunstancias sociales.
 
Díaz Martín llamó la atención sobre el valor del trabajo de Altshuler como profesor, autor de libros de texto, y divulgador científico. Su pasión por escribir, explicó, se une a un perfeccionismo tremendo, lo que le obliga a revisar sus textos una y otra vez, hasta quedar satisfecho con la claridad metodológica y limpieza del estilo.
 
El comienzo de la intervención de Chávez Ferry coincidió con una narración sobre las circunstancias en que se conocieron: Altshuler fue su profesor en la Universidad de La Habana, y se ganó el respeto del grupo por la rara combinación de clases de altísimo nivel y exámenes accesibles. Ya graduado, trabajó a su lado en diseño de programas docentes y experimentos por igual. Uno de los procesos que con mayor placer y orgullo recuerda es el diseño de una veintena de experimentos para el vuelo espacial del cubano Arnaldo Tamayo Méndez, en 1980.
 
Recordó, ademas, que aprendió del homenajeado el valor de la publicación de artículos científicos y de la protección de la historia de la tecnología como parte de la memoria de la ciencia. Tanto sus libros de texto (autor, editor o traductor) como los artículos en revistas de ciencia y folletos de divulgación, apoyaban el aprendizaje de los ingenieros, ya fuera en el sentido del conocimiento científico o en el de la formación de valores.
 
El cierre de la jornada correspondió al propio José Altshuler, quien comenzó sus palabras con agradecimientos al ICL, en general, y a la Editorial Científico Técnica, en particular, por la convocatoria. Agradeció luego a las personas que desafiaron el clima para asistir a El Autor y su Obra. Señaló que se trataba mayormente de ex-colegas, personas a las cuales enseñó, e integrantes del gremio editorial.
 
La segunda parte de su discurso se centró en reflexionar sobre las diferencias entre la universidad prerevolucionaria y la actual. Antes de la Reforma de 1961, explicó, la formacion carecía de rigor en las ciencias por la falta de laboratorios experimentales y un sistema de graduación formal, que no demandaba una investigación o aportes al conocimiento del campo. A eso se sumaba la ineptitud o dogmatismo de quienes tenían Cátedras Vitalicias, lo cual dejaba, incluso en estudiantes interesados, grandes lagunas de formación. Y concluyó afirmando que la educación superior actual de Cuba, en cambio, promueve la investigación, el cuestionamiento constante de los límites del conocimiento y forma mentes verdaderamente científicas.
 
Escrito para CubaLiteraria

domingo, 14 de julio de 2013

De vuelta

¡Cómo tengo cosas que hacer si fecundo!
"Soy", Dúo Buena Fe, 2004

15 de julio: vuelo de vuelta a La Habana

No más metros, ómnibus y trenes frecuentes, en hora

No más wifi en las cafeterías

No más youtube para dormirme (a falta de la carne)

No más comida encargada por teléfono

No más llamadas y MSM sin preocupación

No más Googlemaps para encontrar el camino

No más dudas sobre el idioma para saludar

No más añoranzas por mi familia

No más Facebook

Tuve seis semanas de eso y mucho más. Lo único que quiero -aunque se que es imposible- es llevarme toda esta riqueza a casa, no ser una privilegiada. Y compartir, con quienes cuidaron de mi acá, las riqueazas que aún atesoramos en Cuba.

No puede ser. Solo puedo llevarme a mi misma, algunos libros, un jean de 5 usd y un pantalón de vestir de 10 que compré en Queens.

La Habana me llama de vuelta:

De vuelta a la intranet

De vuelta a publicar a ciegas

De vuelta a los 100 Tuits al mes

De vuelta a las guaguas y la paciencia

De vuelta al calor húmedo y oloroso

De vuelta a los brazos de mi pareja, la risa de mi hijo y las reconvenciones de mi madre

De vuelta al mar, las calles rotas, los uniformes mal usados, el reguetón, la libreta

De vuelta a Telesur, Multivisión y Canal Habana

De vuelta a las series y pelis vía USB

De vuelta a donde se escribir, a donde soy más útil, a donde elegí estar

¡Deseénme suerte!

domingo, 7 de julio de 2013

Desde New York 5: Bye bye a mi otra Ítaca

Hoy ha sido un día lindo en Nueva York, cálido y despejado.

Me despedí de Ted y de la ciudad caminando por Broadway, hablando espanglish, comentando sobre la destrucción creativa, la arquitectura siempre mutante de estos barrios cinematrográficos y sorprendentes, de lo que haremos en nuestros blogs y nuestras investigaciones.



La pasé bien acá: la gente es amable y trepidante, idiomas, vestuarios y tradiciones culinarias se mezclan para obtener eso tan caro en Cuba: barroco.

Es violenta New York, se nota, pero también pujante y esencialmente optimista.



San Francisco es bella, pero el aire de Nueva York (gasolina + cocina árabe + carteles públicos en español y chino + timbres de bicicletas + tonos de celulares + homeless de mirada desafiante + drag queens + mujeres veladas + pregunta la dirección a cualquiera en la esquina + gritos en 1 001 lenguas del mundo + patrullas en cada esquina + reflejos de sol en rascacielos) me da placer.



Norge tenía razón en que me gustaría.



Es cierto que no fui a peregrinar, pero no lamento haber evitado los santuarios martianos aquí. He hecho mi propio camino, mi propia ruta sentimental y militante. Martí es un misterio que me acompaña, no necesito tocar muros o viejos manuscritos para tenerle cerca.



Hay algo íntimo y huidizo, esencialmente cubano, en estas calles abrazadas por el sol; iluminadas de noche por el neón que grita COMPRA. Tal vez sea que en Cuba también tenemos afinidad por la autofagia y el consumismo, elementos nacionales apenas contenidos por los años de crisis...



Me voy de New York, que, como Ítaca, me ha dado un buen viaje, y, como un hogar, me ha dado refugio y gente buena de la cual aprender.



Se que volveré.


lunes, 1 de julio de 2013

Desde New York 4: #NYCGayPride el mejor trabajo voluntario de mi vida

Ya es lunes a medio día y puedo ver las cosas con más calma, pero ayer estaba tocando el cielo con la cabeza de felicidad y el infierno con los pies, del dolor. Es que estuve 7 horas de pie en la marcha del Orgullo Gay de Nueva York. 

¿Por gusto? No.

Trabajo voluntario.

Como lees: me inscribí para hacer trabajo voluntario en la Marcha, junto a Leandro, un cubano de la Lenin que está acá desde hace 4 meses. 

Él se había inscrito hace días, a través de la web del evento, y cuando nos vimos en la mañána me propuso sumarme, pues seguro faltaba gente. Al llegar a la mesa, en efecto, faltaba gente. ¿Suena familiar? Pues el resto de la jornada tuvo varios puntos de contacto con un día de Trabajo Voluntario en Cuba.

Bueno, nos tomaron los nombres, nos dieron pulovers y plegables (el agua se había acabado) y nos mandaron a ayudar con el tráfico en la esquina de 14 y 5ta Ave (la marcha bajaba por 5ta desde 36 hasta 8 y luego doblaba). Nuestra pincha era: cuando la gente se demore mucho, apúrales para que no se hagan huecos, cuando la poli quiera detener la marcha para que pase el tráfico de 14, intermediar para que ninguna "loca" impulsada se fuera contra un poli o ¡peor! contra un carro.

Éramos 3 en la esquina, una brasileña y nosotros 2, cubanos. Además de la poli, claro. Un supervisor llamado Sean pasó par de veces a asegurarse de que estábamos bien, y cumpliendo. 

La escuadra policial (es un decir, no se si eran tantos como para ser llamado escuadra, yo conté 8) de lo más chéveres. Una de las polis era lesbiana, creo, y cuando pasó el grupo de policías LGBT se empezaron a abrazar quienes desfilaban con la gente de guardia y se demoraron cantidad.

Además de que llovió, así que como 2 horas de la marcha me las pasé corriendo de un lado a otro con una sombrilla "desechable" que me regaló Alex el segundo día de estar acá, con miedo de que se virara al revés por un golpe de aire. Por suerte no pasó, pero de verdad yo lo esperaba, es una de esas plegables chinas de 5 usd sin marca conocida ni garantía que ya tu sabes...

Bueno, vi de todo. Carrozas, carros descapotables, sillas de ruedas, coches de bebés, coreografías, bandas... 

Las marchas del Orgullo LGBT se han convertido en foros políticos donde las organizaciones declaran su posición respeto al tema, siempre con lazos a sus propios objetivos o necesidades. Así que pasaron todo tipo de grupos: sindicatos, grupos de lucha contra la homofobia, el SIDA y las discriminaciones, iglesias, candidatos políticos, grupos políticos, empresas, cabarés, parques de diversiones... en ese sentido la diversidad del desfile era tremenda. 

Yo creo que en Cuba, como marchamos nosotros "compacto", habría tardado como 3 horas en pasar toda esa gente. Acá, con las interrupciones para el tráfico, previstas, y las que demandaban las ambulancias, impredecibles, fueron casi 6 horas. 

Todo ese tiempo caminando de un lado a otro de la calle, haciendo señas de "avanza" o "alto", vigilando las órdenes de la policía...

Pero fue bonito, más abajo están las fotos. Lástima que la batería se murió a mitad de la marcha, porque yo no la cargué la noche del sábado. Además, algunas gentes del desfile se paraban a dar las gracias. Si, decían "gracias por hacer esto" "gracias por ayudar en la marcha". 

Cuando pasó el supervisor por tercera vez, ya para el cierre, entendí un poco mejor: Leandro le preguntó dónde debía ir para seguir trabajando con la gente de Fundación Herencia (Heritage Fundation), y Sean le dijo que debía ir a la sede el martes. Que bastaba con que mostrase persistencia, pues la mayoría de los voluntarios no aguantan más de un evento. 

Leandro y yo habíamos hablado de irnos de fiesta después del desfile, pero ¡qué va! El quería irse para Queens y yo salir pitando para Nueva Jersey. 

En el viaje de vuelta, el desfile me acompañó. La Estación de Pennsilvania y el tren estaban llenos de gente con banderitas, pegatinas, pulovers, sombrillas. Nos hacíamos señas de complicidad, como si supiéramos de algo muy especial, y así era. 

Esto del domingo si que fue trabajo voluntario. ¡Para lo que viene una a la yuma!