Cubaliteraria, 5 de noviembre - Casa de las Américas demostró, una vez más, su sólido prestigio editorial, pues el inestable clima de La Habana no impidió que un nutrido público asistiera a la presentación de su revista insignia: Casa de las Américas No. 268, que ya circula con su habitual carga de ideas subversivas.
Entre el público asistente a la sala "Manuel Galich" esta tarde aciclonada, estaban el embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Cuba, Edgardo Ramírez; el Presidente de la Casa, Roberto Fernández Retamar; investigadores de diversos campos, periodistas y estudiantes. Aurelio Alonso Tejeda, subdirector de la revista, fue el moderador y las palabras de presentación correspondieron al investigador, ensayista y poeta Juan Nicolás Padrón.
Padrón comenzó su intervención con un breve análisis histórico de los cambios que ha sufrido la revista Casa de las Américas en su larga vida. Para este intelectual, la Casa y la revista Casa, han transitado por las mismas etapas de la Revolución Cubana, y ese es uno de sus valores esenciales. En efecto, Casa de las Américas, revista de letras e ideas fundada en 1960 por Haydee Santamaría como órgano de la institución, es una de las publicaciones periódicas, de su tipo, que más larga vida ha logrado en el Continente y en el ámbito de la lengua. La han distinguido colaboraciones de autores y autoras de primera línea, tanto de nuestra América como de otras partes del mundo, y ha coadyuvado al conocimiento internacional de no pocas voces.
Tras esta reflexión, el presentador se adentró en los valores del nuevo número, correspondiente a julio-septiembre de 2012.

Llamó la atención sobre la singular complementariedad de los artículos de la sección "Hechos/Ideas", tres textos que revelan, desde distintas perspectivas, la naturaleza en última instancia ideológica de las definiciones éticas y estéticas: lo socialmente peligroso, lo marginal y el arte son respectivamente desmenuzados por David Montejano con "El diario de Sancho: explorando las fronteras políticas con los boinas pardas", Sonia Peña, que regresa a la obra de Roberto Arlt y José Revueltas y resalta su coincidente estética, y Evando Nascimento, con su acercamiento a la Semana de Arte Moderno de 1922 y al modernismo en Brasil.
La amplia y diversa sección "Letras", trae materiales de Noé Jitrik, Évelyne Trouillot, Darío Jaramillo Agudelo, Carlos Noguera, Rafael Álvarez Rosales, Fernando López, Alberto Rocasolano, Roberto Burgos Cantor y Luis Yuseff. Entre las páginas de prosa, ensayo y lírica no solo hay textos breves, también hay fragmentos de textos mayores provocaciones a la lectura, y trabajos en progreso. En "Notas", hay tres charlas dictadas por: Jaime Concha, Carlo Frabetti y Nils Castro; mientras que "Entrevistas" es un diálogo cálido y erudito entre José Ruedas de la Serna y Antonio Cándido, acaso el mayor crítico literario vivo del Brasil.
De la siempre informativa sección "Libros", Juan Nicolás Padrón destacó las reseñas de Arturo Sorhegui D'Mares ("En el centenario del historiador Eric Williams"), Yamil Díaz ("Barquet, volviendo a El Puente"), Héctor Bosh Herrera ("Periodo especial: otra retórica del llanto"), Juan Valdés Paz ("Una mirada libertaria a la Revolución Haitiana") y Aurelio Alonso ("La fe religiosa en la trama del poder imperial").
Como es habitual, la revista cierra con las secciones Otros libros, Al pie de la letra, Recientes y próximas de la Casa y Colaboradores/Temas (reseñas biográficas de los autores). De acuerdo a la opinión del presentador, estas páginas finales nos pondrán al día con el quehacer cotidiano de Casa de las Américas en este último trimestre. El cierre del discurso fue un reconocimiento a Ricardo Rafael Villares, el diseñador, y las labores de traducción de Esther Pérez (inglés), Rodolfo Alpízar Castillo (portugués) y Lourdes Arencibia (francés).
Esta reportera coincide plenamente con Juan Nicolás Padrón en el elogio al hermoso diseño del número. Según se puede leer en la misma revista, este número 268 se ilustra con reproducciones de carteles de autores latinoamericanos que integran la colección "Arte de nuestra América", de la Casa. Las inquietantes imágenes de la portada y contraportada son grabados de 1974 realizados por el argentino Héctor Católica. En cuanto a la calidad de las traducciones
tendremos que leer los textos, y hay pocas cosas mejores que una nueva Casa, cuando no queremos salir de casa porque el mar está espumoso y el cielo encapotado ¿verdad?
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