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Vivir en Cuba y ser Queer ha sido elección. Mi vida es un fino equilibrio entre el ejercicio de la maternidad, el feminismo y el marxismo crítico.

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sábado, 28 de enero de 2012

Paco Cabello, Rogelio, yo, la Ley del Deseo y la belleza

Tags: Francisco Cabello Santamaría, sexualidad, LGBTI, vida en pareja, amor, fidelidad, compromiso, deseo sexual, dinero rosa, gueto gay, CENESEX,
 
Hoy me encontré con Luis Rondón (http://hxdcuba.blogspot.com/) para que me hiciera la media en los estudios de Radio Taino, para una promoción sobre el Concurso Pensar a Contracorriente en "A buena hora", el programa que conduce la Roquefuentes –que en verdad me hizo pasar una buena hora, sin sarcasmo alguno. Ya relajada tras la entrevista, Luis me comentó que iría más tarde a la sede del CENESEX, porque en el espacio "Voces para el diálogo" estaba un español medio famoso que hablaría de las parejas. Tuve que pensarlo, pero decidí que bien podía aprovechar este pedacito del 6to Congreso de Educación, Orientación y Terapia Sexual al que no puedo ir.
 
Así que a las 4 pm estaba yo ahí en 10 y 21 (http://cenesexualidad.sld.cu/), y resulta ser que el tal español era nada más y nada menos que Francisco Cabello Santamaría (Málaga, 1958), sexólogo, médico y psicólogo y hasta Director del Instituto Andaluz de Sexología y Psicología (www.academiasexologia.org/cabello.html).
 
Sin asustarse de sus propios títulos, el Paco Cabello es un hombre de la más campechano, que fue narrando/explicando sus tesis –cimentadas en casi dos décadas de consultas, pues recibió el Máster en Sexología en 1983– sobre la tensión entre los modelos de amor romántico que nos martillan los medios y la complejidad de las relaciones de pareja reales.
 
El tema da para mucho ¡claro!, y te eriza, porque cada palabra sobre el deseo como "vector que guía nuestra vida de modo a menudo inconsciente" te pone a cuestionar el modo en que vives o sueñas tu propia vida sentimental.
 
Respecto a la felicidad comentó, por ejemplo, que el modelo hegemónico de pareja genera sufrimiento gratuito. Le llama "fusión" y es cuando la persona que te quiere intuye y acierta sobre todo lo que necesitas –así es como nos enseñan a las mujeres que es el amor–, pero eso satura. Pocas parejas mantienen en cambio un modelo de relación de "amistad", que permita ver siempre los defectos de la otra persona y mantenga espacios de autonomía para ambas partes de la pareja –empleo, amistades, lecturas.
 
Ahí nos movimos un poco hacia el asunto de la homofobia. Resulta ser que en Andalucía, de donde es él, la incidencia es baja, y en general en España la violencia contra las lesbianas ha disminuido lo suficiente como para que el asunto de la identidad pase a segundo plano. Va y es por eso que el 47% de las mujeres que viven con otra mujer no se autodefinen como "lesbianas" en ese país. Raro, ¿no?
 
En la misma cuerda de numeritos, Cabello hizo un top list de sitios para vivir la diversidad sexual en el mundo: el sur de España, Australia y Toronto, dice que son los únicos lugares donde le parece que se ha alcanzado la libertad "verdadera", esa en la que las personas LGBTI dejamos de ser significativas. En cambio criticó la lógica del gueto que reproduce la sociedad norteamericana, con barrios y servicios "rosas" que no permiten la integración. Pero en esa aula no podíamos encontrar respuesta a la dinámica circular del aislamiento como respuesta a la violencia que reproduce la segregación, así que ahí se quedó la cosa.
 
De vuelta al asunto de las parejas, me enteré de que hay un consenso antropológico respecto a que la monogamia se extendió por su eficiencia económica en este lado del mundo. El problema es que ahora la mayoría de la gente quiere una monogamia por amor, invento popular en Occidente desde la década de 1920.
 
En respuesta a esta tesis, Cabello explicó que hay un modelo triangular de amor –dijo el nombre de quien se inventó la metáfora, pero no me acuerdo– al que componen tres vértices: pasión, intimidad y compromiso. Pero, critica el andaluz, ¿cómo confiar la vida entera a tres elementos dos de los cuales no podemos controlar? De acuerdo a los estudios y encuestas por muchos lugares del mundo, la pasión inicial muere a los dos años, como máximo, la intimidad aburre a los seis, como máximo, y solo el compromiso, lo que se construye con el cerebro y el diálogo, puede durar muchos años.
 
La idea de relaciones de pasión duraderas es irrealizable porque hipervaloramos algo que depende del azar –el inicio de una relación depende de qué dispare el deseo– y que no hemos aprendido a racionalizar.
 
Claro que hubo más preguntas y reflexiones; llevarnos a pensar con luz crítica el paradigma del amor romántico –yo lo hecho, pero no desde el punto de vista de la sexología– no se podía asimilar así de golpe porque: ¿Qué pasa con las campañas de prevención VIH/Sida si la fidelidad absoluta es imposible? ¿Qué pasa con las parafilias si no son aceptadas por la otra parte de la pareja? ¿Son las parafilias establecidas solo por la ciencia o también por la moral? Y un corolario muy importante: si llevamos estas historias de cuero, fetiches y tríos a las consultas, ¿quiere decir que somos más libres?
 
Yo por lo menos me la pasé re-pensando mi historia con Rogelio –ya cumplimos once años juntos–, a ver cómo encajaba o refutaba la tesis de la "monogamia imperfecta" que defiende Paco Cabello. ¿Mi conclusión? He tenido una suerte puñetera y empaté, con el mismo hombre y en continuidad, varios amores apasionados enlazados por una sólida comunidad de compromisos con la política, la literatura fantástica, los Industriales, la fidelidad y la belleza.
 
Que Carlos Marx y JRR Tolkien sigan derramando sus bendiciones sobre nosotros, hasta que la muerte –del deseo y la amistad– nos separen.