Temas más frecuentes

Temas más frecuentes

Algo como una ficha

Mi foto
Vivir en Cuba y ser Queer ha sido elección. Mi vida es un fino equilibrio entre el ejercicio de la maternidad, el feminismo y el marxismo crítico.

Reglas para comentar

1) Los comentarios ofensivos serán borrados
2) Los comentarios deben tener alguna relación con el tema del post
3) Se agradecerá el aporte de argumentos con referencias para que podamos ampliar el debate

lunes, 28 de noviembre de 2011

Notas de machismo corriente

tags: patriarcado, lenguaje sexista, feminismo, familia tradicional, roles de género, división sexual del trabajo, subordinación de la mujer, desigualdad de género
 
Hoy mi jefe nos recibió muy amable en el despacho de inicio de semana.
 
Empezó con saludos y parabienes, porque es un tipo educado, e hizo un resumen de lo que, imagina,  consumió nuestros días de descanso:
 
"Yo se que las mujeres estuvieron lavando, limpiando las casas, cocinando. Y los hombres estuvimos trabajando en cosas diversas".
 
Sin comentarios.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Fe de erratas en No me alegro ni un poquito

tags: Cuba, Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, visita del Papa, Iglesia Católica, religiosidad en Cuba, ateísmo, Congregación para la Doctrina de la Fe, Ricardo Alarcón de Quesada
 
donde dice:
"Opino que puestos en plan de identificar una religión nacional, nadie podrá negar el puesto a la Santería, porque es autóctona..."
 
debe decir:
"Opino que puestos en plan de identificar una religión nacional, nadie podrá negar que la competencia está entre las de origen africano, porque acá devinieron algo nuevo..."
 
PD: este es el recurso que me queda porque actualizo el blog por correo electrónico.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

No me alegro ni un poquito

tags: Cuba, Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, visita del Papa, Iglesia Católica, religiosidad en Cuba, ateísmo, Congregación para la Doctrina de la Fe, Ricardo Alarcón de Quesada,
 
El Vaticano informó el pasado jueves (10 de noviembre) que el Papa Benedicto XVI prepara para la próxima primavera boreal (primera mitad de 2012) un viaje a Cuba y México, los dos únicos países de Latinoamérica que visitará en esa ocasión. El Papa "le ha dado prioridad a Cuba. México era como una deuda, pero Cuba es una prioridad", dijo el cardenal Jaime Ortega tras hacer el anuncio de la visita papal a los fieles congregados en el templo Jesús de Miramar, acá cerca de mi casa.
 
Según Cubadebate, el presidente del Parlamento cubano Ricardo Alarcón, dijo al día siguiente (viernes) que la próxima visita del papa Benedicto XVI causa a la Isla una "gran alegría" y es un "honor". Para quien dudase del sincero entusiasmo del miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, el despacho tiene más comentarios de ricas implicaciones "nos causa francamente una gran felicidad, una gran alegría" y "Esperamos recibirlo para brindarle la hospitalidad y el cariño que los cubanos sienten por él".
 
Bueno, ¿cariño? Imagino yo que en Cuba se siente cariño por Barak Obama o Hugo Chávez -según el bando político en que estés-, pero, además de la comunidad católica ¿quién quiere a Joseph Aloisius Ratzinger (Baviera, Alemania, 16 de abril de 1927) en esta isla?
 
Pase que el presidente del Parlamento diga que nos honra la visita porque los Papas no se cambian cada cuatro años y no representan a una nación física, lo cual implica cierta experiencia mística para toda persona involucrada. Y, ya en planos de pedestre política  internacional, está todo eso del cese de discriminación a las religiones -algunas más que otras-, el ajuste del modelo económico y el punto que se anotó la Iglesia cubana al servir de mediadora para que soltaran a los presos "de conciencia" y, como a Benedicto no lo sacarán del cargo sino muerto, unas promesas menos frágiles en lo que respecta a alineaciones y apoyos mutuos.
 
En actitud de lo que dicen las malas lenguas -y mi teclado, que no es muy bueno-, Benedicto XVI y varios miembros del gobierno cubano comparten experiencias vitales ¿no?: el hogar humilde, la lucha por los ideales, la integración a una organización social de vocación utópica y praxis político-económica cuestionable, y, finalmente ser elegido, por un grupo selecto de gente muy poderosa dentro esa organización, para un cargo vitalicio. En fin, que habrá oportunidad para el intercambio de experiencias, porque el Papa lleva menos de diez años en el cargo.
 
Todo eso sirve para alegrar al gobierno cubano, supongo, pero ¿cómo se convierte en "una gran felicidad, una gran alegría" a escala nacional? Intentan explicarlo en Cubadebate quienes se hacen eco a las declaraciones de Alarcón. Estas personas sacan cuentas de cuánta bilis va a provocar en Miami la visita -aquí si y allí no-, o pronostican los temas de la política interna que Su Santidad tocará en las intervenciones públicas -lo de los viajes sin permiso es Pi constante en estos días. De verdad que este fervor católico me descoloca, porque yo no sabía que en Cuba hay otro credo nacional además del socialismo marxista martiano.
 
Confieso que me acuerdo de Santa Bárbara cuando llueve, pero de Eleggua y Yemayá todos los días, porque soy negra de Regla y porque ser ateo -lo que esperaba Lenin de un buen comunista- es asunto de mentes superiores ante una realidad como la cubana. Opino que puestos en plan de identificar una religión nacional, nadie podrá negar el puesto a la Santería, porque es autóctona, porque sus símbolos y sesgos culturales atraviesan el sentido común de "lo cubano" sin respeto a clases, razas o géneros, porque es popular -en el mejor sentido de la palabra.  Entonces, siento yo un no se qué de ridículo en extender la felicidad de la comunidad católica a la nación.
 
Ahora, desde el viernes 11 de noviembre de 2011, por orden de Ricardo Alarcón de Quesada, para no quedarme sin nacionalidad tendré que empezar a ensayar sonrisas para la primavera -con lo cansada que estaré después de la Feria del Libro-, cuando tendré que recibirlo con la hospitalidad y el cariño que siento por él. Bueno, y por fin YO -feminista, no heterosexual, practicante del control de la natalidad y defensora del derecho al aborto, activista por los derechos LGBTI, creyente en la lucha de clases y del derecho a la toma del poder por medios violentos- ¿soy o no soy cubana por no sentir más que desagrado? Digo cubana "de Cuba", ciudadana cubana, con familia cubana y libreta de abastecimientos -todavía.
 
A ver, ¿por qué coño tengo que tenerle cariño a un ex-nazi que está en contra del condón, del control de la natalidad, del divorcio, de las madres con empleo, de las familias homoparentales y de las personas LGBTI sexualmente activas? ¿Qué tiene que decirle a Cuba este ex jefe de la Inquisición -Congregación para la Doctrina de la Fe desde 1965- que no clasifique como injerencia en los asuntos internos o cuestionable análisis de nuestras políticas públicas? No quiero sus explicaciones sobre los escándalos de pederastia, sino una política realista sobre la diversidad sexual en el seno de la Iglesia. No quiero metáforas sobre el castigo divino por reducir el amor a sexo, sino que diga claramente: abstinencia o condón son las respuestas al  SIDA. No quiero cuentos sobre la caridad cristiana, sino que ofrezca una alternativa al capitalismo ya que, según él, el marxismo falló.
 
¿Por qué sigue nuestro gobierno el juego de reconocerle al Jefe de un micro-Estado prerrogativas que no concede a ningún otro Presidente, Primer Ministro o Soberano?: hablar en plazas públicas y por la TV en vivo ¿Por qué pueden los católicos hacer propaganda a su ideología a costa del presupuesto nacional?: al transformar la visita de su líder espiritual en visita de Estado, parte del costo pasa a Cuba.
 
¿No es el presupuesto nacional construido con mi salario, y el de mi esposo, mi madre, mi suegro y mi suegra, con los impuestos que aporta mi padre a la ONAT? No quiero pagar en seguridad, banquetes y equipos de audio lo que se debe invertir en medicinas, materiales escolares y campos deportivos -por empezar la lista. En realidad, puesta a elegir, no quiero que se gaste el dinero nacional en promover  una palabra su prédica reaccionaria y conciliadora, sino la de Ernesto Cardenal, Frei Betto o Leonardo Boff -a esos y otros de la Teología de la Liberación si les pago el viaje a La Habana.
 
En cuanto a Alarcón, con todo el respeto que merece su cargo, creo debo aclararle que no me pienso alegrar ni un poquito. Total, ¿no dijo "Esperamos recibirlo para brindarle la hospitalidad y el cariño que los cubanos sienten por él"? Pues yo soy HEMBRA.