Temas más frecuentes

Temas más frecuentes

Algo como una ficha

Mi foto
Vivir en Cuba y ser Queer ha sido elección. Mi vida es un fino equilibrio entre el ejercicio de la maternidad, el feminismo y el marxismo crítico.

Reglas para comentar

1) Los comentarios ofensivos serán borrados
2) Los comentarios deben tener alguna relación con el tema del post
3) Se agradecerá el aporte de argumentos con referencias para que podamos ampliar el debate

martes, 8 de diciembre de 2009

Yo cocinaba con sabor de libro

Mi madre odia cocinar, pero adora comer, así que se descarga olvidando cómo cocinar una y otra vez. Mi madre, a los sesenta años, cocina por el libro. No hablo de arroz, frijoles o tortillas, pero flanes de leche, panetelas, sopas, carnes... para eso se remite a la bibliografía autorizada: Nitza Villapol.

Nitza es una institución en la cultura culinaria cubana. Su programa Cocina al minuto –con recetas fáciles y rápidas de hacer– estuvo en la televisión cubana desde 1956 hasta bien entrados los noventa, sus libros se editaron y reeditaron, se venden todavía hoy. Su estilo es imitado por tres programas de la TV actual –ventajas o desventajas de tener más canales y menos imaginación entre quienes programan– pero sobrevive como paradigma en el imaginario nacional de lo que debe ser un programa de cocina. ¿Recuerdan las charlas de Nitza mientras batía o mezclaba? Pequeños detalles que hacían la diferencia entre “comida para no morir de hambre” y “buena mesa”, testimonios de su experiencia en la investigación –y como me hubiera gustado participar de esos “ensayos clínicos”.

Se imaginan a estas alturas que yo también cocino por el libro. Nada tiene de extraordinario: se aprende por imitación, y yo imité a mi madre, así que me acostumbré a cocinar por el libro o seguir las instrucciones de las cajas al pie de la letra –olvidé mencionar que mi madre también es fan de la comida instantánea. Es la mía una relación intelectual con la cocina, cimentada por cronómetros, cucharas y tazas de medida, listas de ingredientes, potes herméticos, cuchillos y paletas clasificados por uso, tamaño y color. Porque a mi tampoco me gusta cocinar, al verdad.

Y sin embargo... Yo enseñé a cocinar a mi pareja.

No deja de ser gracioso. Rogelio, como mi padre –Freud, revuélcate de risa– tiene verdadero don para la cocina. Solo que cuando nos conocimos no lo sabía porque su mami no le dejaba cocinar –¡ah!, pero lo primero que me preguntó a mí era si sabía. Así que yo le enseñé a medir, a ordenar, a armar un menú, la diferencia entre sancochar y salcochar para luego... ser expulsada de la cocina salvo para fregar. No me molestó: me gusta comer, pero no cocinar, así que mi feminismo-racional se expresa dejando cocinar a otra persona mejor y más motivada que yo.

Pero seguimos cocinando por el libro, ya que como buenos amantes, queremos tener festines de sentidos cada día, en cada bocado. ¿Recuerdan Nueve semanas y media? Entonces ya saben lo que se me acabó con esto de tener un bebé y ceder la cocina a mi suegra.

Es que mi suegra tampoco sabe cocinar, pero está en negación desde hace cuarenta años.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Auril cumple cuatro meses

1. Las cosas claras

Ya vamos para cuatro meses y el asombro no termina. Asombro de que alguien pudiera confundir esto con la felicidad o el objetivo de la vida.
Si perpetuarse es instinto de toda especie, entonces la anticoncepción bien podría ser atributo de racionalidad.

2. Logros evolutivos (¿?)

Duerme de 10 30 p.m. a 6 00 a.m., a veces una siesta al atardecer.
Gira de su espalda a su barriga, pero se le queda trabado el brazo debajo del tronco.
Reconoce personas y objetos a tres metros de distancia.
Ríe con facilidad.
Se reconoce en el espejo, compara los objetos reales y especulares.
Estudia las sombras en la pared, las compara con las personas cercanas y juega a proyectarse a si mismo.
Tira de todo lo que cae en el rango de sus brazos y lo lleva a la boca. Toma objetos con las dos manos coordinadas. Agita los sonajeros con seguridad, si está concentrado.
Se asusta si hablo muy alto cerca de él.
Tiene fuerza de tracción en los brazos y de empuje en las piernas. Suficiente como para desviar a un adulto desprevenido o aferrarse a lo que le interesa, pero eso lo hace desde la primera semana.
Apoya las piernas cuando se la alza, intenta erguirse.
Se queda sentado muy derechito si tiene respaldo y algo que llame su atención hacia delante.
Inclinado hacia delante, mantiene el tronco apoyado en sus brazos durante casi un minuto, hasta que se va de lado.
Sostiene el biberón sobre su pecho con las dos manos.
Juega con sus pies.
Posa para la cámara.



3. ¿Personalidad?

Auril es observador, y la naturaleza la fascina.
No tengo idea de en qué etapa está, pero dudo de que su inteligencia ahora sea comparable a la de un homínido adulto, un chimpancé o un orangután, digamos. Pero hay en su persistencia algo absolutamente “humano”. Aunque sus movimientos torpes delatan a un cerebro novel en eso de controlar periféricos, Auril observa atentamente.
Observa el techo, la pantalla del televisor, los muebles, a las personas. No importa si está quieto, vivo, animado, lejano o al alcance de la mano. Auril estudia los abofados del techo de la sala con la misma intensidad que el rostro de mi madre.
La diferencia es que algunos intereses le permiten prescindir de compañía. ¿Se imaginan a un bebé solo y en silencio por casi media hora?
Este miércoles lo senté en Lunajod delante de la reja que da al patio. Yo corría de un lado a otro, apurando las mil cosas por hacer, pero él solo miraba las ramas de los árboles, las malangas decorativas, las sábanas agitadas por el viento. Si me asomaba por encima del coche, podía ver sus ojos grandes, oscuros, moviéndose veloces para seguir los patrones que dicta la brisa caprichosa y tenue de diciembre antes del cambio de tiempo.
Ya antes, tendido en Baikonur junto a la puerta del estudio que asoma al patio de cemento, le vi esa quietud curiosa, pero desde ahí hay mucho menos que ver. En cambio la puerta trasera es un festín para los sentidos.
El festín lo sacio por veinte minutos, pero no quise tentar a la suerte y lo moví al primer signo de inquietud.

4. Presunciones

La dentición está cerca, lo se porque además de la baba –que está ahí desde que tiene cuatro semanas–, las encías empiezan a hacerse agudas.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Pulsar en negativo


La semana pasada mi madre se marchó creyéndome al borde del suicidio. Yo solo tenía un día malo – o sea, peor–, pero coincidió con una tremenda afluencia de vida social, y no pude –¿quise?– ser amable y fingir que todo esto de la maternidad y la lactancia es maravilloso.

Cuando un hombre te pregunta si tener un bebé es “en verdad genial”, solo sonrió fríamente y digo “No”. Cuando una mujer con edad para ser mi madre –y menos estilo, nadie tiene tanto estilo como mi madre– me mira con afecto y suelta “Debes estar muy feliz”, la cosa cambia. Tengo ganas de salta sobre ella, golpear su cabeza contra el asfalto, arrancarle las entrañas sin dejarla morir o evadirse del dolor unas sesenta horas y decir al cabo, desde una nube de rimel y perfume Organza “Debes estar feliz”. Y eso solo empieza a describir el castigo que merecen todas y cada una de las que, a lo largo de la historia de la especie, repitieron el cuento de que tener bebés es “maravilloso” y dar el pecho es “encantador, un momento de sublime comunicación entre el bebé y tu”.

Llevo tres meses en este cuento y les aseguro que es mentira.

Hagámoslo como una lista de ventajas y desventajas. 1) Mencione cuatro cosas que dejó atrás con el nacimiento de su bebé –en realidad tengo mucho más, pero... a) mi vida sexual, b) mi independencia económica, c) mi carrera, d) tres cuartas partes de mi guardarropa –eso último es una desgracia en Cuba. 2) Mencione cuatro cosas que obtuvo con el nacimiento de su bebé: a) consejos que no necesito, b) barriga, c) insomnio, d) lesiones en las muñecas.

Lo que más me molesta es que las mujeres se horrorizan cuando ellas dicen “Debes estar muy feliz” y mi respuesta es una variación de “Auril come y crece”. Ya no me tomo el trabajo de explicarles que lo se: mi realización no pasa por contemplar a alguien deglutir leche –a menos que sea Angelina Jolie o Michel Pfeifer–, y lo se porque lo vivo –lactancia materna a libre demanda. No, ellas se ponen a recordar entre risas las torturas a las que les sometieron sus bebés y que a mi me esperan. “Dar el pecho con dientes es horrible”, “Empiezan a caminar y no descansas”, “Dio malas madrugadas hasta los diez meses”, “Aprenden a hablar con malas palabras”. ¿En qué clase de universo alternativo –donde el masoquismo es atributo de buenas familias– viven ellas? Al ver que no comparto su aberrada ilusión de sublimidad maternal asumen que estoy “deprimida”, o, peor, que no se reconocer mi suerte.

Mi madre está segura de que yo no aprecio mi suerte. Para corregir eso se esfuerza en recordarme lo sola que estuvo, la falta de apoyo de su esposo infiel e inestable, de la madre machista y la deficiente infraestructura de la casa. Yo en cambio –repite con precisión que recuerda a la envidia–, tengo un marido que me lava los pañales cada mañana –no me los lava a mi, se los lava a SU HIJO–, una suegra que cocina y cuida al bebé –una suegra chiflada que quería seis hijos y se ha quedado con uno, a la que no cesa de asombrarle mi resistencia al dolor–, una casa grande y con agua corriente –donde debo defender mi espacio de un suegro metiche, machista y racista.

Mi madre viene cada viernes, hasta el sábado, y la brevedad de la visita le permite permanecer ajena a esas tensiones que me agrian el día a día. Viene a ver al bebé, asegurarse de que como bien y envidiarme a los suegros –se los regalo. Salpica sus visitas con chismes de la escuela donde trabaja. Ayuda mucho, como cuando se mete a limpiar el baño armada de lejía y un cepillo de dientes, pero exige que intermedie en su deseo de tomar café, porque es demasiada confianza pedírselo a mi suegra. ¿Quién la entiende?

La semana pasada yo estaba de mal humor y le grité que esto de ser mamá es una mierda, que llevo tres meses sin vida, mantenida, con tetas que gotean y en chancletas. Se horrorizó de mi “inconciencia y brusquedad”, repitió que tengo suerte –en versión larga– agregó que la energía positiva y los ejercicios de relajación... Mi madre puede ser muy desagradable, aún sin proponérselo.

Creo que todo se resume a que llevo tres meses sin un orgasmo, me picaron la barriga y ahora comparto la habitación con un extraño que no habla mi idioma y de quien soy totalmente responsable... también me gustaría que mis suegros me trataran como a una adulta de modo espontáneo, no porque mi lengua sarcástica restalla sobre sus cabecitas machistas y políticamente correctas unas veinte veces al día.

¿Será mucho pedir?

martes, 8 de septiembre de 2009

Auril tiene cinco semanas y un día

Este post iba a llamarse “Leche en el butacón del bisabuelo”... leche y otros fluidos corporales, todo hay que decirlo, pero eso no hace tan buen título ¿cierto? He aprendido a no pensar en ello.
Total, en esta casa el 60% de los objetos son patrimoniales y otro 20% funciona de manera aleatoria, así que el orine de bebé sobre un mueble con 80 años y varias fronteras recorridas nada modifica... es como vivir en un museo.

Lo importante es Auril –que ya tiene género, nombre con apellidos y hasta número de identidad–, y la regularidad de entradas y salidas de fluidos de su cuerpecito largo, pesado, revoltoso.

Auril es mi hijo. Mejor dicho: soy la madre de Rogelio Jorge Díaz Portales.

Si, porque eso de “tú no te gobiernas” está por llegar. Por ahora nos gobierna, literalmente: come, caga, llora, patea cuando se le antoja; su padre hierve tandas y tandas de sábanas y culeros mojados sin decir ni esta boca es mía. El resto de la familia desfila por delante de su augusta y ajena mirada haciendo comentarios ridículos y felices. Todos estamos en estado de locura por Rogelio Jorge y nos limitamos a intentar comprenderle –que es todo un reto– antes de poner en juego nuestro –supuesto– poder sobre su alma de infante y –por su bien– domesticarle.
No se si tenga energías para cuando llegue la hora de pasar a la ofensiva...
Por ahora trato de sobrevivir a la lactancia y mis desengaños afectivos.

Preguntas habituales y respuestas desagradables

¿Qué sentí al verlo? Nada. Estaba demasiado atontada por la cirugía para hacer algo más que sonreír débilmente. Me ordenaron besarle antes de que se lo llevaran, recuerdo el tacto de algo duro y arrugado junto a mis labios. Yo suelo dar besos largos, pero este fue apenas un roce, un ritual público ambientado en una sala de operaciones.

Luego fue la angustia de la “ictericia”. Rogelio se había quedado esa noche junto a mi cama y a cada rato –o eso me parecía– lo llamaban para decirle cómo iba el tratamiento. Había angustia en mí; miedo de perder la persona entrevista, imaginada por meses y de quien no recordaba ni la voz. Supongo que eso me llevó al arranque de locura: quise levantarme a caminar para poder llegar hasta Cuidados Especiales y verle. Rogelio propuso esperásemos una hora más razonable: eran las 2 am.

Dos días después llegué trastabillando a Cuidados Especiales de Neonatología y me repetí la pregunta: ¿Qué siento al verlo? Miedo.

Era una cosa pequeña e inmóvil bajo la dura luz amarilla de la fototerapia. Con un suero conectado al ombligo y los ojos cubiertos por un antifaz –“Evite el deslumbramiento” decía en el costado de la lámpara. Hasta que una enfermera me dijo que podía tocarlo solo estuve ahí sentada, mirando “eso” que había salido de mi cuerpo y que –se supone– me haría feliz.

¿Y después de todo qué...?

Han pasado cinco semanas desde entonces y tengo más pericia. Algo como una rutina de trabajo hemos establecido Rogelio y yo alrededor de Auril. Conocemos sus ritmos y manías, sus gustos, sus límites y los nuestros. Empezamos a conocernos merced de semanas con madrugadas mal dormidas, mañanas de ojeras, peleas soterradas con una abuela entrometida y reconfiguraciones urgentes de nuestra vida sexual.

No vale la pena emborronar cuartillas –o como quiera que eso se traduzca en la web–, les dejo con una muestra progresiva del desarrollo de Rogelio Jorge, alias Auril:

6 de agosto de 2009: Tres días de vida. Fotos Beatriz Moreno Masó (abuela paterna)

En la cuna de la habitación del hospital "Ramón González Coro" (con pañales desechables, qué fino!)

Primer plano mientras duerme

8 de agosto de 2009: Cinco días de vida
. Foto Beatriz Moreno Masó (abuela paterna)

Acabamos de llegar a la casa y por fin (!) aprende a tomar el pecho

9 de agosto de 2009: Seis días de vida. Ni idea de quién hizo la foto

Duerme en la Estación Orbital MIR

27 de agosto de 2009: Veinticinco días de vida. Foto Rogelio Díaz (papá)

Encima de un banco (patrimonial) de la sala. Las flores de la esquina son de mi falda

5 de septiembre de 2009: Treinta y tres días de vida. Foto Rogelio Díaz (papá)


Parece un angelito... mientras duerme engaña

Cuando despierta de buen humor...

Y hasta se rie si le cambias el culero en buena hora

6 de septiembre de 2009: Treinta y cuatro días de vida. Foto Yasmín Portales (mamá)

Nadie nos cree que sus bostezos no tienen nada que ver con el sueño

Pero seguimos intentando trabajar

jueves, 9 de julio de 2009

Auril 6: Album de propiedades prenatales

From En 2310 y 8225

Roge le puso a esta serie de fotos "Parafernalia". La verdad, es increible la cantidad de cosas que se poseen (?) l@s recien nacid@s ahora, aún antes de salir a respirar aire... Vean sino las fotos que hice al montón de objetos propiedad (?) de Auril:

Bañadera:


Biberones con sus repuestos:



Jabones y objetos diversos de tocador:


Juguetes:


Maletín propio (y ni carnet de identidad tiene):


Mochi-bebé (estar en la calle todo el rato, marca nacional):


Mordedores:


Mosquitero (en otros sitios le llaman toldo):


Vajilla diversa:





Y, por supuesto, el muy amado Lunajod:

viernes, 19 de junio de 2009

Auril 5: Otra foto prenatal

Fotos del 28 de mayo de 2009 (32 semanas):

Informe:

Feto único
Diámetro Bi-Parietal [DBP]: 87.3 mm, corresponde a la talla de 35s2d ± 3s
Longitud del Fémur (LF): 67 mm, corresponde a la talla de 34s5d ± 3s
Circunferencia Abdominal [CA]: 308 mm, corresponde a la talla de 34s5d ± 3s
Circunferencia craneal (CC): 313 mm, corresponde a la talla de 35s2d ± 3s
Peso estimado: 2 560 gramos, corresponde a la talla de 34s6d ± 3s
Latidos Cardiacos [LC]: Normal
Movimientos Respiratorios [MR]: Presentes

Conclusión: Auril es GRAAAAANDEEEEEE. Pobrecita yo... :(

lunes, 8 de junio de 2009

Auril 3: Alguien de 34 semanas a quien nadie ha visto la cara

Hoy cumplo 34 semanas de gestación y sigo adelante con muchas inquietudes, unas cuantas incomodidades y bastantes cosas que contar:

Lo más pesado son las consultas y los análisis

Por ejemplo: Tengo consulta con Julio Borrego en el Hospital González Coro, cada dos miércoles a las 2 pm. Pero es la primera vez que me las arreglo para llegar temprano a todas las consultas: Las primeras dos con verdadera puntualidad, a partir de la tercera porque llegaba rallando, y él bastante después... por “culpa” de otras embarazadas que lo retenían en los pisos superiores del hospital.

Generalmente llego a las 2 10 para enterarme de que la cosa no arrancaba hasta las 3, con buen tiempo. Así que leo unas cuantas páginas de lo que sea –este último mes fue La Consagración de la Primavera (Carpentier)– hasta que el muy prestigioso hace su entrada.

Entonces me llama la enfermera para los signos vitales: peso 60.5 Kg y presión sanguínea 90/50 –datos del 4 de junio–, también para asegurarse de que mi historia clínica está en la mesa del médico, no en la oficina de enfermeras o algún sitio de Archivos. Este miércoles Archivo no la había remitido, ya que Julio adelantó la consulta una semana para ver si el crecimiento “sorpresivo” de Auril se debía a una diabetes gestacional o a su dotación genética.

Por fin lo de la diabetes fue falsa alarma, pero no se si el diagnóstico me hace feliz: Auril es GRANDE. Tiene 2 560 gramos y 67 mm de fémur, la talla estimada para 34 semanas y 5 días por OMS (36 para las estadísticas de Cuba) cuando lleva 32 de vida. Espacio para pensar no le falta: 313 mm de circunferencia craneal (talla estimada de 35 semanas).

A ver cómo me lo sacan cuando tenga las 38-40 que corresponden a la fecha de parto... Me voy a quedar con las patas abiertas por un mes, como la hermana mayor de Roge, Yanik. Eso me pasa con acostarme con un físico nuclear producto de cruce entre nadadora con hermanos talla Maikel Jordan y ex-campesino de sangre celta-gallega :( Por lo menos ya no ando con psicosis frente al pan y Roge me puede comprar dulcecitos -sin exagerar.

Los micro-sangramientos nasales parecen deberse a la falta de hierro y vitamina B12. Los problemas de coagulación se alejan, ya que mi conteo de plaquetas subió de 155 x 103 / µL (27 de abril), a 183 x 103 / µL (22 de mayo) –el mínimo aceptable es 150. Lo malo es que la B12 es inyectada.

¿Qué puedo decir del “desarrollo prenatal”?

Roge y yo hemos especulado sobre eso... sin llegar a conclusiones certeras. Entendemos que Auril está ahora en una caverna, percibe sonidos, luces, mis estados de ánimo. Estamos tan atados a los sentidos que solo por sus movimientos es imposible juzgar sus preferencias.

Por ejemplo: sentada en la PC le pongo música, desde Queen hasta el Cascanueces de Shaikovsky. A veces se queda sin moverse por horas, otras marca el ritmo de la música. ¿Cómo saber qué preferencias indica eso? Aunque me inclino a pensar que la calma es reflejo de la relajación que trae un entorno agradable, acaso cuando se mueve “baila” los ritmos de rock, pop o son con que “alimento” su cerebro.

En todo caso le gusta la voz de su padre. A veces por las noches está de un lado a otro, sin alto ni patrón. Entonces Rogelio se pone al lado de la barriga y le habla con voz baja, serena, “británica” y hay un alto... Lo malo es que el “jelengue” se reanuda en cuanto Rogelio se calla unos minutos.

Cosas por hacer:
  • Pintar la cuna
  • Comprar hisopo para lavar los biberones
  • Montar la pañalera en la mesa plegable donde ahora está el TV roto
  • Comprar un par de bocinas pequeñas para poner música en el cuarto
  • Nombrar a tono con el “Lunajod” a la cuna, el escaparate y la pañalera (se aceptan propuestas, pero todo debe girar alrededor del programa espacial de la URSS)
  • Grabar Cds con música para nenes -Teresita Fernández, Liuba María Hevia, Rita del Prado, etc (aquí también se aceptan propuestas)

Una experiencia para recordar

Estaba tumbada en la camilla de reconocimiento y Julio preguntó si ya el padre había oído el corazón de Auril. Cuando le dijimos que no, buscó con el cornete ese que te pegan a la piel y luego invitó a Roge a cercarse.

Él pegó la oreja y mantuvo apoyado el cornete en mi barriga solo con su cabeza –de acuerdo a Julio poner las manos en el tubo entorpece la percepción si no tienes entrenamiento. Luego se le dibujó una sonrisa pequeña, contenida y ensimismada, sus ojos perdieron expresión y sus mejillas se aflojaron.

Desde ese día, además de hablar con Auril, le da besos y acaricia mi vientre despacio. Auril ya no son solo pelotas que empujan mi piel, Auril tiene “voz”.

Nota al pie:

Recomiendo leer “Pequeños dictadores en la mesa” Dra. Su Laurent (Pediatra), especial para la BBC. [http://www.bbc.co.uk/mundo/ciencia_tecnologia/2009/06/090603_0815_alimentacion_ninos_med.shtml]

jueves, 4 de junio de 2009

DIVERSIDAD SEXUAL: L@s no heterosexuales no somos el problema

Este 16 de mayo se celebró por tercera vez en Cuba el “Día Mundial de Lucha contra la Homofobia”. Las actividades se desarrollaron en el Pabellón Cuba, la sede nacional de la UNEAC, el teatro Hubert de Blanck y el cine Astral, en el céntrico Vedado habanero. Advierten quienes organizan que estas iniciativas no pretenden «homosexualizar» la sociedad, sino llamar la atención sobre el respeto a la libre y responsable orientación sexual e identidad de género. Otro mundo es posible, pero este otro mundo sólo es posible con nosotras y nosotros, porque la diversidad es natural.

Otro mundo es posible, si luchamos por él

En estos días del tercer milenio se acelera el tiempo y se acorta el lapso de los cambios. Todavía los hay por ahí que vieron el inicio del siglo XX; en sus vidas se hicieron normales términos novedosos, sorprendentes: voto femenino, teléfono, alumbrado eléctrico, psicoanálisis, cine, bomba atómica, aborto, Tercer Mundo, televisión, SIDA, celular, internet… El siglo XX saltó de la marginación más extrema de numerosos temas al activismo y la inconformidad permanentes. La lucha organizada pasó en breve de las reivindicaciones por los derechos sectoriales al reconocimiento de las injusticias que a tod@s afectan y la coordinación del enfrentamiento a las mismas.

Ahora es normal ver a gente de todo color, credo y gusto preocuparse por el ambiente, la redistribución de la riqueza o el respeto a los derechos de cada cual, que son los derechos de tod@s.

Por ejemplo, este pasado mayo tiene una efeméride polémica: una parte del mundo recuerda con alegría que el 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud eliminó a la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales. Otr@s se lamentan de este paso contra “las buenas costumbres” y su saga de medidas nacionales e internacionales que han puesto en peligro a la “sagrada familia”. Se podría hablar de los antecedentes de Harvey Milk, Stonewall, Mayo del 68’; las ceremonias de hermanamiento medievales entre personas del mismo sexo –que niega el Vaticano a pesar de la documentación hallada en iglesias de toda Europa Occidental–; se podría hablar hasta de Adriano, Antinoo, Aquiles y Patroclo. Pero no importa realmente: el 17 de mayo de 1990 fue un punto de giro, resultado de décadas –¿siglos?– de lucha por el reconocimiento de una normalidad: la de la diferencia.

Esta lucha no se detiene, ni siquiera lista avances sistemáticos. Mientras en algunas ciudades del planeta las personas se reúnen a celebrar, a reflexionar sobre lo que queda por hacer, en otras partes ser reconocid@ “anormal” implica un riesgo real para la vida.

Fotomontaje de Boris Caro

Eso refleja el despacho de EFE sobre la presentación el 16 de mayo del Tercer Informe Anual de la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA, siglas en inglés) sobre la HomoTransfóbia en el mundo: el poder heteronormativo se resiste a cambiar, por lo que “La homosexualidad y transexualidad es ilegal en ochenta países y castigada con la pena de muerte en siete: Irán, Mauritania, Arabia Saudí, Sudán, Yemen, algunos lugares de Nigeria y Somalia.” En otros lares, el poder pasa de la omisión a la reacción enérgica: “Burundi pasó a hacerlo [considerar ilegal la homosexualidad] por primera vez en su historia este año”.

Llegan también reportes de la detención de ochenta personas que iban celebrar una marcha gay en Moscú. Lógico desenlace, conociendo la declaración de principios del alcalde, Yuri Luzhkov, que ya antes había calificado a las manifestaciones gay de “actos satánicos” y “armas de destrucción masiva de Occidente contra Rusia”. No sólo había negado los permisos, sino prohibido expresamente la celebración del Orgullo Gay.

Mientras, el gobierno de Singapur “no tiene prisa” en despenalizar la homosexualidad, cuenta Andres Bacigalupo para UniversoGay. Y cita al viceprimer ministro: “La única forma de que los homosexuales tengan un espacio en nuestra sociedad es que acepten los límites que imponemos para que exista un equilibrio, y no declaren su condición tan abiertamente como en Occidente”, y agregó que estos debates sólo contribuyen a polarizar la sociedad.

Tampoco se crea que es asunto de lobbys y respeto a los derechos individuales. No está errado un post de AmbienteG, que se muestra escéptico sobre el valor de vivir en alguno de los países donde la homosexualidad es legal –porque puede que no sea más que en los papeles. Así es América Latina, por ejemplo. Se habrá despenalizado la práctica –Panamá lo hizo apenas el pasado 2008–, pero nuestras sociedades siguen signadas por la violencia física en que se expresa esta discriminación.

Tomo un viejo reporte de IPS: resume la presentación del Informe Anual de Asesinatos de Homosexuales, producido por el Grupo Gay da Bahia (GGB): la organización sostiene que en lo que va de 2009 (21 de abril) se registraron 48 homosexuales asesinados en Brasil. En 2008 fueron 190, poco más de uno cada dos días. Esa cantidad representa un aumento de 55 por ciento en relación al año anterior (2007). Además, 13 por ciento de las víctimas eran menores de 21 años. De acuerdo con el documento, este país es el “campeón mundial de crímenes homofóbicos”, seguido de México, con 35 asesinatos de este tipo en 2008, y de Estados Unidos con 25, en una población que supera en 100 millones de personas a la de Brasil. Luego vienen Perú, con cinco, y Argentina, con cuatro.

Una tendencia general es que quienes más peligro corren son travestis y transexuales, porque generalmente sus redes de apoyo social son mucho más precarias. Por lo menos en Brasil “El riesgo de que una travesti sea asesinada es 259 veces mayor que la de un gay”, destaca el citado estudio, que se basa en noticias divulgadas en los medios de comunicación, ya que no existen estadísticas oficiales sobre crímenes de odio en Brasil –¿las hay en alguna parte del mundo?
“Queremos destacar especialmente, que todos los días, y en todo el mundo, las personas transexuales se enfrentan diariamente a la violencia, abuso, violación, tortura y crímenes de odio, tanto en sus hogares como en el espacio público. Aunque la mayor parte de los casos nunca llega a documentarse, sabemos que sólo en las primeras semanas del 2009, han sido asesinadas mujeres trans en Honduras, Serbia y los Estados Unidos. Asimismo, los hombres trans son víctimas de discriminación más allá de su frecuente invisibilidad social y cultural.”
Porque est@s queer hemos dicho basta, y echamos a andar

And yet… la gente tiene cada vez menos miedo, porque hemos comprobado que el poder no es gentil, no es considerado, no premia la traición a nuestros sueños. Ellos –y pongo esta vez el género por hablar de los modélicos hombres blancos, heterosexuales, y propietarios que detentan el poder simbólico– trazan la frontera de la normalidad a su entera conveniencia.

Así lo comprendimos también en Cuba. Por eso hicimos más que salir del armario, reunirnos a lo largo de 23 y Malecón, gritar bien alto que era ilegal que la policía nos desalojara, algo más que tomarnos de las manos y resistir: exigimos y construimos el cambio. Con una labor de hormigas se llega a la tercera celebración cubana del “Día de lucha contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia”.

Por las singularidades de la isla, no lo organiza un grupo de ONGs del colectivo LGBTI, sino una institución “oficial”, el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) con el encargo “oficial” de atender… todo ese embrollo. Y por eso las palabras de bienvenida fueron de Mariela Castro Espín, su directora: “Esta jornada es parte de una estrategia educativa más amplia para llamar la atención sobre el respeto a la libre y responsable orientación sexual e identidad de género. Los homosexuales no son un problema, el problema es la homofobia.” El evento se desarrolló en el barrio del Vedado, principalmente entre el Pabellón Cuba y la sede nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), con el apoyo de la FMC, la UJC, la UNICEF, las agencias de cooperación española y belga, y un largo etc. que me ahorro.

Más que la celebración de un día, digo yo que ya puede hablarse de la puesta en marcha de una “Jornada contra la homofobia” desde la primera semana de mayo. En esa jornada se inscriben:
  1. Las reuniones semanales de Video Debate organizadas por el Proyecto HSH-Cuba en el Centro Nacional de Prevención ITS-VIH/sida;
  2. el primer aniversario del Cine Club Diferente –Cine 23 y 12;
  3. la Peña de Rochy dedicada al 17 de mayo –Consejo Nacional de las Artes Plásticas–, ambas el pasado 13;
  4. la presentación de la obra de teatro para niños y adolescentes, “Federico de noche” –basada en la infancia y juventud de ese icono gay que es García Lorca– traída por Teatro de las Estaciones desde Matazas al Teatro Hubert de Blanck los días 15 y 16;
  5. el material para debate del Centro Cultural–Teórico Criterios que circulara por email “Antecedentes de la homofobia cubana contemporánea” –de la nada “oficialista” pluma del académico exiliado Emilio Bejel.
El cierre de la jornada fue la fastuosa gala del cine-teatro Astral, que volvió a ceder sus tablas para que Carlos Díaz –director del Grupo de Teatro El Público, también lorquiano hasta el fondo– organizara el singular arco iris de la cubanía queer.

Pero el momento de inolvidable y satisfactoria unidad fue en el Pabellón Cuba.

Cuba baila...

La jornada empezó en el mejor estilo nacional: aunque el programa arrancaba a las 9 30, eran casi las 10 y buscábamos sombra en las escaleras del Pabellón Cuba, dudosos ante el silencio y las puertas cerradas. Entonces “una mujer levantó el cartel con los colores del arco iris y comenzó a caminar”. La seguimos con banderas de siete colores, la seguimos tomad@s de la mano, la seguimos desafiantes frente a la sede provincial del PCC y hasta el cine Yara.

En la esquina de 23 y L, los tambores de Grupo Gigantería repicaron en anuncio beligerante y fue el desborde, el grito, el éxtasis, la fiesta. La conga santiaguera otra vez –como en los tiempos de la esclavitud, de las dictaduras, del hambre– fondo musical para encontrar el paso colectivo y firme, el ondular múltiple y sincrónico de caderas, brazos, pechos, cabelleras, el estremecido llamado de voces, palmas, tacones que en tod@ hij@ de esta tierra resuena –aunque no tengas piernas, aunque cierres la ventana de golpe. Así, en un baile que es dolor y embrujo de Cuba toda, bajamos por la calle más popular de la ciudad: pasando con orgullo frente al edificio del ICRT, donde tratan de expurgar las escenas afectivo-diversas; de nuevo ante las ventanas del PCC, donde algun@s pretenden que somos incapaces de “firmeza ideológica”; hasta la esquina de 23 y N, donde retamos al MINSAP que nos niega como parejas, que alguna vez intentó “curarnos”.
“La caminata por dos cuadras de La Rampa, el tramo más popular de la concurrida calle 23, fue una especie de exorcismo a media mañana, al realizarse en el mismo lugar donde hasta hace unos cinco años la policía ejecutaba por la madrugada redadas de gays.” (Gerardo Arreola, corresponsal de La Jornada)
Luego entramos al recinto, oímos las palabras de apertura de Mariela y el programa se desarrolló, múltiple, pensante y festivo, como solo se puede concebir en Cuba. Recordé a Beatriz Gimeno: “Todo acabará cuando a los padres y madres les dé igual que su hijo sea gay o lesbiana. Mientras les dé pena, rabia o dolor, es que algo pasa. Habrá que seguir luchando hasta que ser gay o lesbiana sea indiferente.”

Y la cita viene a tiempo, porque el ansia de vernos, de agruparse y expresar los afectos sin mirar por encima del hombro es señal también de lo que nos falta por hacer. Hay avances en la pugna por el respeto a la diversidad sexual, pero la policía y otras autoridades continúan hostilizando a diversos grupos –¿tribus?– que no encajan en el modelo hegemónico de comportamiento social. Para botón de muestra las polémicas alrededor de quienes acaban la jornada en la Avenida G. Ya no estamos en los tiempos de las UMAP, pero más de un@ sueña con que vuelvan, y otr@s esconden su desagrado en frases de aparente corrección política: “Se da demasiada importancia al asunto”, “No tienen que invadir mi espacio”, “La sociedad no está lista”, y otros sofismas similares.

Los polvos que trajeron estos lodos... multicolores

Frente a la lógica reaccionaria que habla –por desgracia– desde el poder, y con el manto de la tradición cultural, diversos proyectos son impulsados por quienes consideran que sí hay espacio para asimilar modelos participativos, donde lo político se expresaría en el respeto a la diferencia, donde la unidad nacional pasa por ampliar las oportunidades de participar en la construcción de esa soñada sociedad mejor, donde la política está en cada gesto, en el modo de dar afecto o recibirlo. Podría citar a Criterios, los cursos de Promotores de Salud Sexual del Centro Nacional de Prevención, el Cine Club diferente, el Taller Vivir la Revolución. En todo caso el paradigma para Cuba está en el centro: El Mejunje de Santa Clara.
“El Mejunje lo hizo cuando nadie lo hacía. Se adelantó a su época. No nos lo propusimos. Salió porque acogimos la cultura de grupos entonces marginados: bohemios trovadores, roqueros, travestis, homosexuales... Lo más difícil que ha logrado esta institución ha sido promover la interacción entre ellos. Aquí nadie se fija con quien está bailando el otro. Yo sabía que este día iba a llegar, por eso siempre trabajamos con valentía, desde la honestidad.” (Ramón Silverio, fundador)
Tal ha sido el impacto de El Mejunje en los modelos de proyectos culturales que Abel Prieto lo puso de ejemplo en el recién concluido Congreso de la UNEAC: “Hay que crear una cadena de Mejunjes por toda Cuba. McSilverio, debiera llamarse”.

Sería una buena forma de contrarrestar medidas arbitrarias aplicadas en muchos lugares públicos del país, donde solo aceptan parejas heterosexuales.


Por ejemplo este cartel fotografiado por un equipo de Juventud Rebelde a la entrada del bar temático La Leyenda, en Ciego de Ávila. Alega la administración que el propósito era garantizar la disciplina dentro del local, pero la exclusión a otros tipos de parejas que no sean las heterosexuales resulta evidente. (juventudrebelde.cu 11 de mayo)

Imágenes y palabras del cuarto poder

No estábamos solos en esto, por supuesto. Periodistas y fotoreporter@s –profesionales o aficionad@s– seguían con grabadoras, libretitas de notas, cámaras de fotos y/o video el evento. Eché de menos a la prensa nacional –cuya asistencia se podría esperar al menos por “darle coba” a la hija del presidente, Mariela, y a Ricardo Alarcón de Quesada, cabeza de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento). Solo un joven adiestrado de Juventud Rebelde se esforzaba por compilar toda la jornada en las veinte líneas que le concediera la dirección del periódico.

La intención de los medios de comunicación de Cuba de silenciar la efeméride se hizo evidente, además, en la programación de TV de los últimos días. El anuncio de la Jornada fue escasamente transmitido, mientras las promociones de Cubadisco, la ANAP, Artex, el Día Internacional de los Museos y Meteoro 2009 acaparaban los minutos de publicidad, los programas de “debate” y los reportajes de sistema informativo. No es que niegue la importancia de reconocer el trabajo de la industria discográfica, proteger el patrimonio o prepararse ante los ciclones, pero estoy segura que la tan criticada “saturación de los medios” del año pasado no implicaba este silencio, esta degradación a nuestra causa en una prensa de supuestos postulados humanistas.

“Nos dijeron que otros medios reflejarían la noticia” me comentó alguien de la redacción de Granma que estaba allí a título personal. ¿Qué otros medios? Fue la pregunta que nos hicimos al oír semejante argumento. Tuve la respuesta horas después, al entrar a la red y buscar las noticias: por “otros medios” se referían al blog Cambios en Cuba, de Lagarde.
“Cuba celebró hoy el Día Mundial contra la Homofobia con una jornada de paneles educativos y actividades culturales bajo el lema de «Diversidad», que encabezó el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón, y comenzó con un breve desfile callejero.” (cambiosencuba.blogspot.com)
Lástima de la nota de Lagarde confirme la mala intención de las personas que deciden qué y cómo se cubre del acontecer nacional. Señalo dos elementos: 1) la flagrante mentira de que Alarcón encabezara alguno de los eventos: él estaba ahí como simple ciudadano, no abrió mucho la boca –cosa que le agradezco; 2) más adelante califica de “marcha por los alrededores” lo que fue una conga de dos manzanas, dejando abierta la posibilidad de inferir una marcha del orgullo gay de dimensiones mayores, falseando por omisión nuestra realidad.

La foto de Reuters hace evidente quiénes estaban al frente de la conga el 16 de mayo

El único medio de prensa escrita que se hizo eco de la noticia fue Juventud Rebelde, con una nota de veinte líneas cuya cuarta parte estaba dedicada a la “crónica social”: “A la presentación de esta campaña, centrada este año en la juventud universitaria, asistieron Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular; Yolanda Ferrer, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas, y Fernando Rojas, viceministro de Cultura.”. La voluntad minimizadora de la dirección editorial estaba clara en el espacio concedido y la forzosa supresión de elementos del programa, como el concierto de Aceituna sin Hueso, la Gala en el Astral con Rosita Fornés o la temporada teatral de Teatro de las Estaciones en el Hubert de Blanck.

En cambio Fernando Rasberg (BBC), Dalia Acosta (IPS) y sus otr@s representantes de la “malvada” prensa extranjera se esforzaban por registrar la mayor cantidad de detalles, declaraciones oficiales, documentos, testimonios personales, imágenes. Sus directivas no parecían estar limitadas a cierto espacio, a “cumplir” el reconocimiento a un evento multitudinario. Ell@s buscaban el hecho, sus dimensiones, su impacto en participantes y testigos ocasionales. IPS publicó un reportaje y una galería de fotos; BBC sacó entrevistas a Mariela, una chica transexual y dos testigos casuales sorprendid@s por la conga mañanera; La Jornada un reportaje con los antecedentes históricos de la política del gobierno revolucionario sobre el asunto LGBT. Otros medios sin presencia física en La Habana, pero seguidores del tema, recopilaron la información de los cables y dieron un panorama de lo acaecido:
“Aunque es la primera vez que salen masivamente a la calle y sólo transitaron alrededor de un par de manzanas de la principal arteria capitalina, los organizadores, incluida la directora del Centro de Educación Sexual (CENESEX), Mariela Castro, dijeron que preferían no darle al acontecimiento el título de marcha por el orgullo homosexual. «Esta no es una marcha por el orgullo gay... hemos introducido la jornada con una conga santiaguera (un baile popular callejero del oriente de la isla) en La Rampa, no con una marcha. Las marchas tienen aquí otras connotaciones», dijo Castro, quien lidera un programa por el respeto a la diversidad sexual.” (Andres Bacigalupo de UNIVERSOGAY)
Entre lo privado y lo público… ¿felices los normales?

Algunos me dicen que está muy bien que no persigan a la gente por ser homosexual, pero que tampoco hay que promover “eso” como si fuera “normal”. ¿Y qué es lo normal? Pregunto a veces en voz alta y otras en mi mente. ¿Existen sobre la tierra esas “personas promedio” con las cuales se escudan iglesias y partidos –vergonzosa coincidencia entre izquierdas y derechas– para defender los sesgos homofóbicos en leyes y costumbres? Cuán oportuno es olvidar que “personas promedio” no es más que una abstracción estadística, etérea como las metáforas de Bécquer o las visiones de Dalí. Pero palpable es el dolor que causa ese mínimo olvido:
“La secretaria general de la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA), la psicóloga mexicana Gloria Careaga, explica que la consagración de la HomoTransfobia en la legislación de esos países deja a los homosexuales y transexuales «sin ninguna posibilidad de escape y sin medios para pedir ayuda». El también secretario general de la organización, Renato Sabbadini, considera que la HomoTransfobia parte de la idea de que hombres y mujeres no deberían ser iguales sino desempeñar roles sociales incompatibles entre ellos.” (EFE)
En todo caso, cada salida del armario de lo privado a la luz de lo público es un golpe a quienes se empeñan en recortarnos, torcernos, constreñirnos, apretarnos, atenazarnos, oprimirnos en el molde gris de lo promedio, de lo mediocre y despersonalizado. Cada persona es un mundo, cada alma un fragmento de la humanidad que expresa en singular la variabilidad casi infinita de expresiones para la obra más compleja de la evolución sobre este planeta: el cerebro humano. Cerebros cuyos identidades nadie puede contar y menos legislar. Afirmo entonces que “los normales” no existen fuera de los gabinetes que nos niegan y de las pantallas brillantes con que Hollywood, y sus émulos alrededor del mundo, nos venden la idea de que el camino a la felicidad pasa por la posesión de una tarjeta de crédito.

Por eso yo no aspiro ya a ser “normal”. Aspiro a ser auténtica y a que mi sociedad cumpla con el culto a la dignidad plena del hombre [y la mujer] respetando y protegiendo nuestros diversos modos de buscar y alcanzar la felicidad sin más discriminaciones en el cuerpo social –entendamos discriminaciones en el sentido de “separaciones”– que entre cumplidores e infractores de una legislación que también nos reconozca y respete.
“Natividad Guerrero, directora del Centro de Estudios sobre la Juventud, explica en el número 5 de la revista Estudio que todas las sociedades tienen en común la diversidad en las formas de expresar su sexualidad, pero el entendimiento cabal de esta reflexión no lo ha alcanzado aún sociedad alguna, a pesar de los esfuerzos (...), que en la práctica chocan con una gran resistencia al cambio. (…) La evolución es innegable, solo que no es homogénea, como tampoco lo es la sociedad. Todavía existe desinformación sobre el tema, y por ende, discriminación.” (Juventud Rebelde, “Diversidad sexual... ¿juzgar o entender?”, 11 de mayo 2008)
www.revolución-multicolor-2009.cu

Fuimos al encuentro del 16 de mayo sin miedo a ser tomados por “enfermitos”. Era un gesto de desafío, porque vivimos aquí y no en Sidney, pero creo que las personas aquí reunidas compartimos la certeza de que avanzamos un pequeño paso, pero un paso hacia adelante, en la normalización de la diferencia.
Mi amigo Boris dijo: “Seres humanos que por primera vez pudieron gritar su identidad sin temor, frente al tráfico, la gente, la policía, a la luz del sol, en la calle 23, en La Habana, en la Cuba de la Revolución «hecha por machos», el país donde la homofobia ya no podrá torcer más, impunemente, la vida de nadie por amar a otra persona de su mismo sexo.”
Se trata de la lucha contra la homofobia cotidiana en el gesto cotidiano. Sentados en el contén del barrio –como recomienda mi socio Ale– como hace un siglo atrás, sabiendo que nada nos hace extraños, más que la mirada de cierto poder. No tenemos mucho más de lo que podemos hacer, pero siempre, y a pesar de todo, estaremos luchando y diciendo, como Elpidio Valdés: “Hay mucha guerra que dar todavía...”

Lecturas que pican: El salario

Creo que el salario es expresión del valor socialmente aceptado de l@s sujet@s.
No tod@s somos iguales a los ojos del mercado, por eso New York Times publicó un interactivo sobre la diferencia salarial entre hombres y mujeres: AQUÍ
[http://www.nytimes.com/interactive/2009/03/01/business/20090301_WageGap.html]

www.revolución-multicolor-2009.cu: Dossier

Reunión de los textos generados en Cuba a propósito de la celebración del Día Mundial de Lucha contra la Homofobia en nuestra isla el 16 de mayo de 2009:

Nota del Comité Organizador de la Jornada Cubana por el Día Mundial contra la Homofobia en Cuba

http://bubusopia.blogspot.com/2009/06/wwwrevolucion-multicolor-2009cu-nota.html

Cuba, la Homofobia y los "nuevos" mercenarios

Por Carlos Antonio Ramírez

http://bubusopia.blogspot.com/2009/06/wwwrevolucion-multicolor-2009cu-cuba-la.html

La isla celebró día contra la homofobia

http://www.ecaminos.cu/leer.php/5470

La esencia no reside en el acto mismo de casarse, sino en el reconocimiento de la posibilidad, del derecho que te asiste para poder hacerlo.

Por Carlos Abab Zaldívar, fotógrafo cubano

http://www.ecaminos.cu/leer.php/5452

La marginación es lo indecente

http://www.ecaminos.cu/leer.php/5451

Presentación de Sexología y Sociedad números 36, 37 y 38

Por Víctor Fowler

http://bubusopia.blogspot.com/2009/06/wwwrevolucion-multicolor-2009cu.html

Contra la homofobia. Un estigma que perjudica seriamente la salud

Por Frank Padrón Nodarse

http://bubusopia.blogspot.com/2009/06/wwwrevolucion-multicolor-2009cu-contra.html

El testimonio de Alejandro

http://bubusopia.blogspot.com/2009/06/wwwrevolucion-multicolor-2009cu-el.html

CUBA VS HOMOFOBIA. Lo que sube, lo que hay y lo que falta

Por Norge Espinosa Mendoza

http://bubusopia.blogspot.com/2009/06/wwwrevolucion-multicolor-2009cu-cuba-vs.html

DIVERSIDAD SEXUAL: Making off de una jornada

Por Negra Cubana

http://www.bloggerscuba.com/post/diversidad-sexual-making-off-de-una-jornada/

DIVERSIDAD SEXUAL: Orgulloso por los gays

Por Boris Leonardo Caro

http://www.bloggerscuba.com/post/diversidad-sexual-orgulloso-por-los-gays/

DIVERSIDAD SEXUAL: El arcoiris de gala

Por Negra Cubana

http://www.bloggerscuba.com/post/diversidad-sexual-el-arcoiris-de-gala/

DIVERSIDAD SEXUAL: Orgullo gay

Por Boris Caro

http://www.bloggerscuba.com/post/diversidad-sexual-orgullo-gay/

Marcando la diferencia. Un cine club de cumpleaños

Por Negra Cubana

http://www.bloggerscuba.com/post/marcando-la-diferencia-un-cine-club-de-cumpleanos/

Una doble celebración. Rochy vs homofobia

Por Negra Cubana

http://www.bloggerscuba.com/post/una-doble-celebracion-rochy-vs-homofobia/

La relación lésbica a debate. Actividad que se inscribe en la Campaña por el Respeto a la Libre Orientación Sexual

Por Negra Cubana

http://www.bloggerscuba.com/post/la-relacion-lesbica-a-debate/

Primer aniversario del Cine Club Diferente

Por Negra Cubana

http://www.bloggerscuba.com/post/primer-aniversario-del-club-diferente-miercoles-13-de-mayo-23-y-12/

El libro y la literatura, por una Cuba sin homofobia

Por Negra Cubana

http://www.bloggerscuba.com/post/el-libro-y-la-literatura-por-una-cuba-sin-homofobia/

martes, 2 de junio de 2009

La renta de la normalidad

La Habana, 29 de mayo – He llamado a mi hermano para decirle que pasan “Rent” en Cubavisión esta noche y se la recomiendo mucho. Roge y yo ya la vimos en la Cinemateca hace varios años –en una retrospectiva del musical norteamericano.

Le he dicho que habla de artistas pobres en el New York de 1990, personas acosadas por el hambre, el frío, el desalojo, el SIDA; personas que se apartaron de sus familias para ser ellas mismas –dice Mark: “A veces me pregunto qué hago aquí, pasando trabajo para hacer una película. Entonces ellos [sus padres] llaman, y lo recuerdo”–; personas que construyeron una nueva familia a partir de los lazos que afectos sinceros y diversos cimientan. Así dos lesbianas, un drag queen, un gay y tres heteros luchan por sobrevivir, por hallar una medida justa a los 525 600 minutos que cubre el filme, desde la navidad de 1989 hasta la de 1990.

Ver “Rent” –qué diferencia entre este Chris Colombus y el de Harry Potter– me hizo recordar cuando mi hermano y yo solíamos sentarnos en un rincón del Parque de 23 y G, del lado de G, a mirar a quienes se sentaban –con mucho aspaviento de plumas y besos y griticos maricones– cerca de la cafetería, en los bancos que daban a 23. Era el otoño de 1998. Igor acababa de entrar a su primer año de la universidad, yo cursaba el segundo. Muchos de los hombres que allí se daban cita nos eran conocidos de otros medios –teatros, aulas universitarias, presentaciones de libros, talleres de autos, tiendas–, pero no nos atrevimos a saludarles por unos tres meses.

“¿Cómo vamos a pagar la renta del año pasado? ¿La renta de este año?” se preguntan los personajes al inicio del filme.

Están excluidos del mundo monetarizado que rige los contratos de arrendamiento. Sus vidas transcurren a través de redes de solidaridad e intercambio de bienes o servicios, difícilmente convertibles a dólares –o a rupias o a pesos cubanos–, pero satisfactorias en tanto implican un componente ético: la responsabilidad de l@s individu@s con el grupo pasa por el reconocimiento de sus capacidades específicas, cualificadas antes que cuantificadas. Hay que establecer un arco de transferencia cada vez que se impone la necesidad de convertir esas habilidades en moneda de curso legal. Tales momentos son siempre señalados en la puesta en escena como procesos de extrañamiento (anunciar que hay cómo pagar la velada en un café), sacrificio (obtener un empleo para asumir las cuentas) o victoria de su modo de vida sobre el mercantil –al incio del film Ángel obtiene 1 000 dólares por asesinar a un perro desagradable, que resulta ser de la esposa del traidor Benny, casi en el final Collins cablea un cajero automático que dará cantidades ilimitadas de dinero a quien teclee el nombre de su exánime amante ANGEL)

Es más de media noche cuando termina la transmisión del filme. Estoy sola en la sala de la casa. Recuerdo, mientras friego los cacharros de la comida, que nosotros también tuvimos nuestro apartamento destartalado en el centro de la ciudad. Dije antes que allí “la carne era una fiesta” y no me refería al placer de los cuerpos, sino a que comer carne era tan poco frecuente que esas ocasiones ameritaban celebración. No pagábamos renta, pero varias veces no tuvimos para pagar el gas, o la electricidad –en eso también influía que el vendedor de helados del piso de abajo había cableado nuestro reloj contador, por lo que Irina se limitó a llevarle la cuenta y mirarle con esa cara suya, tan “convincente”.

La historia de “Rent” transcurre en uno de los peores años de la epidemia del VIH/Sida, cuando el liberal comportamiento sexual de los setenta y primera mitad de los ochenta empieza a pasar factura sobre una generación completa. El AZT es mencionado como un elemento cotidiano en la vida de estas personas, vinculadas el la trama a través de un grupo de reflexión y apoyo. Sus personajes reflejan a quienes ya perdieron el miedo al estigma de la enfermedad, pero cuya esperanza de vida se mide en negativo por lo rudimentario de los tratamientos y la discriminación social –“Toda lógica dice que debí morir hace tres años (…) ¿Perderé mi dignidad? (…) ¿Despertaré para salir de esta pesadilla?”.

Nosotros crecimos con el miedo a la epidemia en cada vuelta de esquina. Eran sombras muy largas el misterioso “Sanatorio de los Cocos” y las noticias de muertes que parecían demasiado frecuentes –literalmente parecían, porque Cuba tiene uno de los índices de morbilidad más bajos del continente–, especialmente inquietantes en su extraña lógica de “infecciones oportunistas”. Generación Condón, llama un ex–compañero de trabajo a quienes nos hicimos sexualmente activos en los noventa. A un@s cuant@s conozco que ya no lo imaginan sin goma, que ante la perspectiva de relaciones estables y bebés tienen que empezar a reinventar el juego del amor. Nadie cerca de mi ha caído, pero da rabia ser identificados aún como grupo de riesgo solo porque no somos “normales” –total, en Cuba la epidemia empezó siendo cosa de militares y ahora crece entre las amas de casa, allá los “normales”.

La cocina está limpia y el agua del baño caliente. Al pasar frente al teléfono me detengo: tengo ganas de llamar a Igor y preguntarle por aquella vez que la poli se llevó a toda la gente reunida en 23 y G, una noche de 2000, creo, por el simple hecho de estar ahí. Ese episodio siempre me trae un sabor de hiel a la boca, porque yo debí estar ahí con Roge, pero la 174 pasó antes de tiempo y ese día apenas agitamos la mano para saludar a l@s congregad@s en la tertulia antes de correr tras la guagua. Unos quince minutos después llegó el camión de la poli. Para hacer más surreal la aventura, Igor estaba acompañado de unas estudiantes norteamericanas de intercambio que le asignara la UJC de su facultad, las cuales vieron este episodio con extraña serenidad de newyorkinas, y cumplieron la seca instrucción de su guía “Espérenme aquí” hasta su regreso unas cuatro horas después. En la madrugada del domingo les dejaron ir, sin otra amenaza que tomar sus nombres y direcciones… Otro compañero, Fran, llegó a su casa al amanecer y su madre nunca creyó que estaba preso –¿lo estaba?–, sino que por alguna razón no deseaba admitir haber estado en casa de alguien.

Desisto, no tiene sentido que le recuerde malos momentos a nadie.

“Rent” puede ser un bálsamo en su llamado al valor del amor como experiencia redentora. “Rent” puede atraer los viejos fantasmas de un inicio de siglo que fuera también inicio de la adultez, del despertar a la conciencia de nuestras singularidades y su carácter legítimo. “Rent” puede ser tu (mi) espejo: “¿Cómo mides, mides un año?… Estaciones de amor…”

Y por amor hoy quiero decir voluntad.

jueves, 7 de mayo de 2009

Auril 2: Un Lunajod para viajar por La Habana

Ya tenemos coche para Auril.

Me metí en el sitio Revolico.com y miré las ofertas de coches de bebé. Había solo dos al alcance de mi bolsillo y ambas en Playa, con la diferencia de que uno de los teléfonos me daba "no está asignado a ningún cliente". Bueno, que al cabo ganaron el primer round Jorge & Sahily.

Cuando vimos el aparato Beatriz (mi suegra) opinó: 1) que eso no era un coche sino un lunajod, 2) que no dudáramos en cargar con él, porque yo voy a estar todo el fin de semana en Regla y capaz que se lo lleven en el interín. Así que regresamos con el cochecito azul oscuro (muy industrialista, pero no tanto como para ser obvios) en el maletero, haciendo bromas sobre su resistencia y demás.

Imagínate si es ancho que hay que abrir las dos hojas de la puerta de entrada y cabe justo por el pasillo y la puerta de nuestro cuarto. Es una maravilla y claro que se queda el nombre de “Lunajod” por tres razones: 1) es tan complicado como una nave espacial, 2) toda la familia anda por las nubes con Auril y 3) las calles de La Habana bien parecen un paisaje lunar en “numerosos” pedazos.


La contemplación, por supuesto, llevó a comparar con los coches de cuando nacimos (1979-1982). Eran mucho más pequeños, de vinil, con barras metálicas, mi suegra está segura de que los costos no debían sobrepasar el equivalente a 10 cuc de hoy. "Con lo caros que salen los niños" ha dicho "no me extraña que disminuya la natalidad."

Y tiene razón, pero eso no me quita la felicidad.

sábado, 2 de mayo de 2009

Lo normal no es ser heterosexuales...

..., lo normal es buscar la plenitud

Hace dos viernes–24 de abril– me pasé la mañana en el centro “Juan Marinello”, donde sesionaba la cuarta parte de un evento con que la Cátedra Antonio Gramsci está levantando ampollas o abriendo espacios de felicidad, según se mire: el Ciclo taller “Vivir la Revolución a 50 años de su triunfo”. Las tres ediciones de anteriores se refirieron –grosso modo– a 1) el sentido y significación del triunfo del 1959, 2) los modos y mecanismos de participación en el proyecto político y 3) las encrucijadas de la propiedad.
Cada mes un tema. Cada sesión un ejercicio de polémica en busca de respuestas más o menos articuladas para la permanente construcción de un proyecto social autodenominado socialista, pero con fallos estructurales y de funcionamiento que quienes se reúnen en la Cátedra Antonio Gramsci llaman a exponer sin miedo y reparar con las manos –y las cabezas– de tod@s quienes estén dispuest@s –creo que ese objetivo de democracia transparente y abierta es el que molesta, sorprende o esperanza a quienes saben de la idea. Los temas abordados en cada sesión trazan un mapa categorial, un paisaje de las aristas de la sociedad que este grupo desea ir iluminando, desempolvado, incluso incorporar por primera vez al debate del “Socialismo made in Cuba”.

Este viernes convocaban con “Género, Sexualidad, Racialidad y Religión: Cuatro frentes de emancipación para la igualdad social en Cuba”. Se partía del presupuesto de que –y cito la invitación circulada por mail y varios medios de prensa digital– “la Revolución Cubana ha promovido la emancipación de diversos sujetos sociales, la igualdad como derecho y la justicia social”. El debate entonces pretendía enfocarse en un gran detalle: “los modos en que se han construido históricamente y se construyen estos frentes de emancipación, dan cuenta de procesos de contradicciones y luchas dentro de la praxis del socialismo cubano. Este taller pretende contribuir al análisis de la diversidad, la diferenciación y la complejización de las relaciones sexo - género, raciales y de creencias religiosas en nuestro proceso revolucionario.”

Ya a eso de las 9 30 –mientras saludaba a conocid@s de la Lenin, la universidad o sucesivas ediciones de la Feria del Libro en el portal del Marinello– leí los objetivos anunciados en el programa:
  1. Integrar las diferentes maneras de visibilizar y enfrentar las discriminaciones y exclusiones sociales expresadas en la diversidad de género, diversidad sexual, racialidad y religión.
  2. Profundizar en el proceso de contradicciones y luchas para el reconocimiento de la diversidad durante los últimos 50 años, en vista a cómo este nos ha acercado (o no) a una sociedad socialista con igualdad social.
  3. Construir colectivamente propuestas emancipatorias a partir del análisis del proceso revolucionario cubano, su propuesta de igualdad y justicia social y su relación con el reconocimiento de la diversidad de género, diversidad sexual, racialidad y religión.
Como buena comunista que soy, aproveché el tiempo de espera en una plegaria a Oshun y Yemayá: para que me pusieran en la mesa de la diversidad sexual o de género. Si, las cuatro discriminaciones me tocan, pero hace unos años tuve que elegir por cuál romper las lanzas cada día.

El inicio no pudo ser más singular para mi, (mal)acostumbrada ya a las formalidades de la academia: Nos agrupamos en el salón de la planta baja. Dos grandes columnas –lisas, cuadradas, verde claro, olvidables en cualquier otra circunstancia– tenían adheridos sendos carteles, cada una con una palabra: “Si” y “No”. El ejercicio consistía en responder siete preguntas acercándonos a una de las columnas según correspondiera.

Fue sorpresiva y eficiente esta manera de exponer nuestra diversidad. Por eso le propongo que, antes o después de terminar la lectura de todo el relato, trate de agrupar a sus personas cercanas en círculos mentales de acuerdo a tales categorías y piense en lo que tienen en común o las diversas cosas que les preocupan. Aún mejor, intente reproducir la experiencia en su próxima fiesta: estoy segura ayudará a que surjan nuevos temas de conversación.

Las preguntas:
  1. ¿Tiene teléfono en su casa?
  2. ¿Expresa sus opiniones en público?
  3. ¿Coge guaguas habitualmente?
  4. ¿Tiene problemas con el agua en su casa?
  5. ¿Tiene entradas extrasalariales?
  6. ¿Se ha sentido excluid@?
  7. ¿Ha excluido a otras personas alguna vez?
Cuando acabamos de reírnos de nuestras singulares coincidencias subimos al primer piso a organizar el trabajo en grupos: La definición de los equipos de debate fue sencilla y azarosa: cada programa de mano ostentaba un número, según el este dígito era la asignación –uno: religión, dos: diversidad sexual, tres: género, cuatro: raza. Es un método excelente por su eficiencia –nada de repartir papelitos extras que generen risitas quiceañeras– e imparcialidad –las personas eran asignadas al diálogo sobre cualquiera de los ejes temáticos sin resentimiento hacia quienes organizan.

Las orishas oyeron mi llamado: Yo había tomado sin dudar un programa “Dos” a los diez minutos de entrar al edificio… ¡Ejem!, confieso me movía el temor a que se acabaran, los caminos de la miel y el mar son inescrutables.

Se establecieron las reglas: Nuestro círculo estaba moderado por Ariel Dacal y Diosnara Ortega. Cada integrante dijo su nombre y profesión, para tener una idea de con quiénes tratábamos. Acordamos que cada persona tendría tres minutos de intervención cada vez. Se solicitó ayuda voluntaria para cronometrar las intervenciones –un joven dio el paso al frente– y tomar notas en apoyo a la relatoría –una profesora de la Ñico López aceptó esa tarea. En hora y media el debate debía abordar tres etapas de discusión: Vivencias, Causas y Propuestas frente a la Discriminación de la Diversidad Sexual.

Comoquiera que es imposible reproducir el ritmo y las direcciones de cada idea expuesta, les voy a transcribir las notas que tomé en ese momento. Eso si, la fase “Vivencias” fue muy breve –de las causas para esto expondré mis ideas luego– y acaso sirvió para saltarnos la anécdota y centrarnos en los mecanismos sociales latentes –de qué mencionamos y qué no, también abundo en las líneas finales.
  • Ser un heterosexual no homofóbico es un dilema.
  • El acoso en las instituciones escolares llega de parte de estudiantes y docentes.
  • Falta formación entre quienes se encargan de la docencia sobre la diferencia entre sexualidad, preferencia sexual y otros temas.
  • Los grupos discriminados también reproducen prácticas discriminatorias al no aceptar a personas heterosexuales en diversos espacios dedicados a la diversidad.
  • Las normas de las instancias de poder sobre el control de la información a través de las TICs es contradictorio e irrespetuoso: numerosos proveedores de internet prohíben con igual gravedad el acceso a sitios contrarrevolucionarios y pornográficos. Esta segunda limitación vulnera el derecho de quienes usan la red para desarrollar una sexualidad plena en cualquier dirección, sobre la base de la elección informada.
  • Las personas aceptan, pero no normalizan, las relaciones de pareja no heterosexuales. Pasan del acoso al silencio, a la invisibilización.
  • Cuando la “no heterosexualidad” se manifiesta en el círculo interno de convivencia se hace más difícil evadir las prácticas de homofobia, porque está muy internalizada.
“Tratemos de acercarnos a las causas que ustedes perciben”, propuso Ariel.
  • La formación de modelos en la infancia y la escuela no se mueve en dirección a la diversidad.
  • Nadie nos enseña a ser sexualmente felices.
  • En la capacitación a cuadros del PCC –decisores en muchas instancias– es mucho más difícil incorporar estos temas porque se vincula la apertura al debate sobre sexo con la “debilidad ideológica”. Tampoco hay espacio para discutir tal asociación. Estas personas son las que hacen políticas públicas.
  • ¿Cuándo es el momento para hablar de la diversidad sexual en la familia si esta reproduce relaciones de poder, si no es un espacio de diálogo?
  • ¿Qué religión practicada en Cuba no es sexista y/o homofóbica?
  • Los modelos del Estado laico, como el nuestro desde 1902, fueron permeados por la homofobia cultural (religión y etcéteras) y científica (patologización de a sexualidad en el siglo XIX) al construir sus modelos legales y de políticas públicas. Aún arrastramos eso.
  • El “Hombre nuevo” ni siquiera incluye la feminidad. Para alcanzar tal modelo las jóvenes “revolucionarias” debían masculinizarse y escindirse. ¿Cómo incorporar la diversidad sexual?
Entonces, ¿qué hacemos?
  • Es necesaria más información, que se abra el debate desde la política. Hay que repensar la sexualidad desde las relaciones de género.
  • Politizar la lucha por la diversidad sexual no significa crear nichos aislados de las otras discriminaciones. Hay que crecer políticamente para avanzar en la búsqueda de seres human@s más plen@s.
  • Aunque las leyes no cambien las prácticas, si dan espacios de protección y reconocimiento. Hay que hacer leyes contra la discriminación.
  • Los derechos del Estado y de la Ciudadanía deben estar bien definidos. Si están personas machistas en el poder, al menos no podrán imponer sus opiniones al resto. Hay que repensar la dicotomía privado/público.
  • No hay edad para hablar de sexualidad, porque esta permea cada acto de nuestra vida social. Podríamos instituir nuestra propia asignatura de “Educación para la ciudadanía”, informar desde temprano a l@s infantes de que hay diversos modelos de familia y los negativos son solo aquellos basados en la violencia y el autoritarismo. Hay que repensar las políticas educativas para que la educación sexual sea orientadora, no heteronormativa.
  • No se trata de “dar” derechos a las personas LGBT, sino de reconocer que el poder heterosexista ha estado en falta al negarles sus legítimos derechos. Hay que respetar las libertades individuales.
Tras la merienda –gratis– nos reunimos en plenario para exponer los procesos de cada tema y las propuestas generadas. Se exhortaba en ese momento a intervenir para acotar, pedir aclaraciones o expresar discrepancias. En la medida que los equipos de Religión, Género y Racialidad desplegaban sus resúmenes, noté coincidencias muy llamativas y una singular limitación en nuestro propio debate. Me explico.

Lo de las coincidencias era predecible. Vivimos en la misma isla patriarcal, heterosexista y blanca. Toda persona que sea reconocida, o se autodefina, como ajena a tales normas queda excluida en diversos grados de los espacios de poder, sufre una o varias discriminaciones. A eso se debe sumar el discurso de enfrentamiento a las prácticas religiosas a partir de 1960 por la posición política del grupo gobernante. De este modo, se hace común la base de muchas de las vivencias y causas de estos cuatro ejes de discriminación: emanan del Estado.

No podemos olvidar el papel hegemónico del Estado en nuestra sociedad. Con su carácter inmanente, todo lo que reciben o entregan quienes habitamos Cuba –en términos materiales o simbólicos– está en estrecha relación con el Estado y a él tributan también las normas de comportamiento o creencias que regulan la pertenencia al organismo social, la Ciudadanía. Si el Estado no reconoce el derecho y los límites de las personas a ejercer y expresar sus creencias, en la realidad instituye la discriminación religiosa; si el Estado no reconoce las diversas necesidades de hombres y mujeres, en la realidad instituye el sexismo; si el Estado no reconoce el aporte a la patria de los diversos grupos étnicos que conforman la población, en la realidad instituye el racismo; por último, si el Estado no incluye en sus políticas públicas las prácticas no heteronormativas, en la realidad instituye la homofobia. Porque la falta de información, como cualquier otro silencio, ha sido una expresión de comodidad institucional ante el estatus quo y legitimó las discriminaciones por silencio, por anulación, por ausencia. Ese silencio negó la posibilidad de adquirir los recursos, los conocimientos para poder actuar al ser víctimas o reconocernos victimari@s.

Salta entonces a la vista el contraste entre las propuestas de los grupos: Género y Racialidad planteaban modificar la legislación y llevar estos debates al espacio público y las instancias de poder –Asamblea Nacional del Poder Popular y el Congreso del Partido Comunista de Cuba. Mientras que en Religión y Diversidad Sexual fuimos más “tímidos”, apostamos por dinamizar la sociedad civil y obtener legislaciones que sancionen la discriminación. Es cierto que estas ideas también aluden al poder del Estado, pero desde una perspectiva más normativa, no en abierta exigencia para que nuestras inquietudes entren de lleno en la agenda gubernamental.

¿Por qué no nos atrevemos a aspirar a “tanto”?

Me permito aquí especular: se trata de los grados de normalización. Quienes luchamos en este frente nos autocensuramos –concientemente o no– en los grados de prioridad que damos al problema de la diversidad sexual dentro de la agenda nacional: compartimos a menudo la lógica de que la discusión debe explicarse desde el ámbito de la sexología.

Esa lógica es una falacia. Parece real porque los resortes socioeconómicos latentes no están socialmente aceptados al grado que “disfrutan” la discriminación por raza y género, o las contradicciones entre Estado laico y exigencias religiosas. No acabamos dejar sentado el hecho de que el discurso médico que monopoliza la terminología sexual en Occidente a partir del siglo XIX , es una máscara del sistema social heterosexista y patriarcal que busca anularnos como sujet@s de derechos. Por eso moverse del ámbito de los derechos básicos al de los debates sobre la dignidad o inserción social aún nos cuesta. No hay que gastar energías deconstruyendo el disfraz sino arrancarlo: poner en la mesa la naturaleza construida de nuestra “singularidad”, exigir dignidad y respeto como personas.

En el taller del viernes la línea latente era cómo las personas LGBT podremos reconocernos en ella, cómo ella se reconocerá en nosotr@s... Hablo de Cuba, de la Revolución.

Nota (im)pertinente:

Vale la pena recordar que antes del siglo XIX, la sodomia era una práctica vergonzante… en la que cualquier persona podía caer. A pesar de la brutalidad de las condenas medievales debemos reconocer a los inquisidores la perspicacia de no asociar un tipo de comportamiento social, de gustos o experiencias familiares a las “perversiones sexuales”. En paradójica coincidencia con la Teoría Queer, para la Santa Inquisición tampoco había fijación de las prácticas sexuales posibles, sino formas variables de desempeñar uno o varios papeles sexuales –y solo un rol acorde a la moral cristiana.