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Vivir en Cuba y ser Queer ha sido elección. Mi vida es un fino equilibrio entre el ejercicio de la maternidad, el feminismo y el marxismo crítico.

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martes, 26 de febrero de 2008

MEMORIAS 2005: Armado en la lucha por la justicia

En esa época no era ministro, hablamos del siglo pasado, en 1991, cuando tenían lugar las negociaciones para sacar al Apartheid de Sudáfrica. Por esos días diversos luchadores por la justicia y la igualdad regresaron a su patria y fueron aclamados, pero Ronnie Kasrilrs no estuvo entre ellos. Su nombre siguió acompañado de la definición "Armado y Peligroso", como la policía lo definiera treinta años antes. Fue un período extraño para Ronnie, relevado de sus labores en la sombra, pues el régimen estaba rendido, pero imposibilitado de regresar a la vida pública.
Pasó alrededor de un año así, sentado ante una computadora, recordando, reflexionando sobre las razones que lo llevaran a las filas de Partido Comunista de Sudáfrica y luego a la lucha armada, por lo que desde 1960 se vio forzado a vivir en la clandestinidad.
Es una vida novelesca la de este hombre, dirían muchos, pero Ronnie no presume de ello. Vivió en un largo peregrinar por los países del campo socialista, en gestiones de apoyo a la lucha, y en el combate directo en su propio país, también prestando ayuda a los movimientos de liberación nacional de Tanzania y Angola. No era fácil estar lejos de su familia y los amigos, pero, como él mismo explica, su compromiso político le permitió asumir este modo de vida.
Su esposa y él pasaron unos catorce años separados, y no por elección personal. Fueron compañeros de guerrilla, primero, en su patria, y agentes de apoyo y reclutamiento en Europa. Pero estos períodos fueron breves, porque Ronnie marchó a la guerra en África y ella debió quedarse en el Viejo Continente, con sus propias labores. De modo que entre 1977 y 1989 se vieron unas dos veces al año, unas semanas cada vez. El reencuentro definitivo sería en 1992, cuando sus vidas recuperaron -¿o al fin alcanzaron?- el ritmo de los comunes mortales. Ahora van a todos lados juntos.
Al oírlo, supongo que también al leerlo, uno siente que las visiones usuales sobre Sudáfrica se derrumban. Kasrilrs es blanco, descendiente de eurorientales que llegaron al Continente Negro a fines del siglo XIX. Pero su familia lo educó en el respeto y la defensa de los derechos de los seres humanos, sin hacer otras distinciones. Interrogado al respecto recordó una anécdota: "Una vez, conversando con Mandela, él me dijo que yo sería blanco por fuera, pero que en mi interior soy un verdadero africano". Uno puede reír ante tal inversión de los términos, pero la enseñanza es clara: no se trata del color de la piel, ni de la religión, ni del origen geográfico. Lo verdadero, lo definitivo, es la calidad del ser humano, y su voluntad para que otros seres humanos tengan una vida mejor.
El Partido Comunista Sudafricano y el Congreso Nacional Africano tiene en sus filas a muchos militantes como yo, afirma, personas de la raza blanca, beneficiadas en el Apartheid, que se rebelaron ante la injusticia y se incorporaron a la lucha por la igualdad y la justicia para todos los ciudadanos de nuestro gran país.
Su libro tuvo buena aceptación nacional, pues se carece aún de una memoria exhaustiva sobre esos años. La primera edición salió en 1993, y sus experiencias como ministro se reflejaron en varios capítulos adicionales, incorporados en la reedición de 1998. De allí viene la traducción que sale a la luz en Cuba, bajo el sello Ciencias Sociales, para acercar a los lectores de la lengua española a la lucha de los sudafricanos por la democracia y la dignidad social. Armados y Peligrosos también apareció en alemán, gracias a los auspicios de una editorial berlinesa. De todo eso, de las razones para tomar un arma, de lo peligroso que era el Apartheid para las personas dignas de Sudáfrica, de lo complejo de reconstruir un país, trata su libro. También de los muchos héroes anónimos, algunos muertos, que fueron sus hermanos de lucha, personas de todos los colores y un ideal.
Publicado por primera vez en el sitio de la XIV Feria Internacional del Libro de Cuba, 4 de febrero de 2005: http://www.cubaliteraria.cu/evento/filh/2005/

martes, 12 de febrero de 2008

MEMORIAS 2007: Fernando recibe una reclamación ante su consecuencia marxista


La sala estaba llena. No me sorprendió. El lector podrá argumentar que es apenas el tercer día de la XVI Feria Internacional del Libro y la gente no está cansada de las ceremonias, de los elogios y severas inclinaciones de cabeza para indicar agradecimiento. Usted se equivoca, hipotético lector (es que ignora de qué hablo y la causa de mi criticable demora en atacar la noticia), le aseguro que, aunque fuera el último día de esta fiesta de la letra impresa y lloviera a cántaros sobre el viejo castillo frente al mar –¿ya mencioné que se llama San Carlos de la Cabaña y data del siglo XVIII?– la sala Nicolás Guillén habría estado igual de llena, con gente de muchas generaciones y una fe: que la mejor defensa del socialismo es profundizarlo, cambiando las actitudes mentales que hemos heredado del capitalismo por otras nuevas, verdaderamente nuestras.
La ceremonia se organizó para otorgarle a Fernando Martínez Heredia –de manera oficial– el Premio Nacional de Ciencias Sociales 2006, para reconocer su fecunda obra, el amplio espectro de sus investigaciones, que contribuyeron, desde los sesenta del siglo XX hasta ahora, al enriquecimiento del pensamiento marxista en Cuba y América Latina. Conste que esas no son mis palabras, sino algunos de los argumentos expuestos en el acta del Jurado, acta que leyera Sergio Guerra, uno de los oradores de la tarde.
¡Perdón! Estoy apresurando las cosas. Antes de eso se reunieron en la mesa presidencial Abel Prieto, ministro de Cultura de Cuba; Francisco Sesto Novás, ministro de Cultura de la República Bolivariana de Venezuela; Iroel Sánchez, presidente del Instituto Cubano del Libro; Eduardo Torres-Cuevas, Premio Nacional de Ciencias Sociales 2000 y César López, Premio Nacional de Literatura 1999 –escritores a los que se dedica esta feria; Ana Cairo y Sergio Guerra, miembros del jurado que le otorgó el lauro el pasado diciembre.
Bueno, salvados los deberes informativos, vuelvo al asunto: a que la sala estaba llena de compañeros de trabajo de Fernando, cuando era profesor de Filosofía de la Universidad de La Habana; de compañeros de la redacción, cuando era director de la mítica revista Pensamiento Crítico (1967-1971); de alumnos que se beben sus palabras en las conferencias que organiza la cátedra Antonio Gramsci en el Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello (de 1997 a acá); de los lectores emocionados de Ché, el socialismo y el comunismo (Premio Extraordinario Casa de las Américas 1989), El corrimiento hacia el rojo (2001) y En el horno de los noventa (2005). Estaba llena porque hoy era su fiesta, y la fiesta de muchos que en las trincheras del pensamiento, aunque sus espacios sociales fueran diversos, mantuvieron la convicción de que un verdadero revolucionario debe ser inquisitivo, audaz, crítico con su realidad. De esa larga y fructífera trayectoria –que incluye también la fundación de Ediciones R y el Instituto Cubano del Libro– habló Ana Cairo en el obligado “Elogio”. No trataré de reproducir aquí el cuidadoso texto de esa otra gran maestra, sino apenas apuntar una definición poética con que casi concluyera su intervención: “Hijo espiritual del Che”. Así llamó a Fernando, no solo por sus estudios sobre el pensamiento de aquel gran guerrillero de vista audaz y pensamiento cauteloso, sino porque, como Ernesto, Fernando se ha dado, se siente más que cubano.
Luego fue el turno del “Agradecimiento”, las palabras con que Fernando debía explicar ante ese público heterogéneo y admirado, sus propias reacciones ante semejante honor. Empezó con humildad, recordando al galardonado del 2005, porque Francisco Pérez Guzmán ya no está con nosotros. Entonces, solo entonces, admitió su sorpresa en diciembre pasado, cuando le llamaron para informarle.
Fue bombardeado entonces por felicitaciones de muchas personas, sus contemporáneos y esos que pueden ser sus hijos, sus amigos, colegas, editores, estudiantes y lectores remotos, más tarde llegó la obligada reflexión: ¿qué significaba que él, Fernando Martínez Heredia tuviera el máximo galardón de las Ciencias Sociales de Cuba, un reconocimiento vitalicio?
Hago un alto ahora, porque lo que tengo que decir no lo dijo él en sus palabras –es un tipo tremendamente modesto–, pero debe ser dicho y es que su vida está llena de batallas, que no de derrotas. En el prólogo a En el horno de los noventa (2005) Julio César Guanche lo resume de esta manera: “representa un ejemplar típico de intelectual orgánico de la Revolución que, comme il faut, fuera en los sesenta un cuadro político e intelectual de toda confianza; en los setenta un proscrito; en los ochenta alguien de cuidado; y en los noventa, un intelectual herético y orgánico a la vez.” Ya podemos volver a las palabras de Fernando.
Este es un premio a la consecuencia de una posición, afirmó. Por tanto, soy él es el representante de muchos hombres y mujeres, personas todas ellas que se permite simbolizar en Hugo Azcuy Enríquez, su compañero de largos años en Pensamiento Crítico y en Centro de Estudios de América hasta el fatídico 1996. Todos ellos se empeñaron en construir una ciencia social nueva, que comprendiera la angustia y la maravilla de esos jóvenes hechos adultos al tiempo que la revolución se abría camino.
Pero a nivel personal, concluyó, el premio no es homenaje, sino exigencia. Lo fundamental sigue siendo lo que hago, lo que falta por hacer.
Las personas aplaudieron, varias lloraban. Fernando, bajito y calvo, parecía más pequeño entre Torres-Cuevas y nuestro ministro de Cultura, pero sus ojos brillaban y sonrió. Él era, en ese momento, muchos, no podía temblar.
La ovación continuó.


Publicado por primera vez en el sitio de la Feria Internacional del Libro de Cuba (XVI edición, 10 de febrero de 2007 (http://www.cubaliteraria.cu/evento/filh/2007/cobertura/news/10/index.htm)

MEMORIAS 2007: La lluvia no detiene a los lectores y la crisis de los 90 no detuvo el cambio social

“Podemos imaginarnos en Londres”, comenté mientras me sacudía briznas de hierba del pantalón, tras el improvisado picnic en el césped de la Plaza de San Francisco. Miré al cielo, gris y bajo, una gota de agua me mojó la mejilla, volví a saborear en mi mente la nariz de la pelirroja y le sonreí con falsa inocencia.
“La llovizna, las personas envueltas en sobretodos grises que disimulan sus formas y géneros”. Yo acentué la última palabra, para captar su interés, pero la pelirroja desvió la mirada hacia la gente vestida de colores brillantes –como corresponde al trópico aun en días de invierno– que se agitaba alrededor de las carpas de libros: algunos abrían con premura sus sombrillas no menos multicolores, otros seguían caminando sin dar importancia al chubasco.
“¿A quién le importa la lluvia en Londres?”, repuso con desdén. Yo entrecerré los ojos, ¿jugaba a la intelectual despectiva con el centro? Ella miró al mar y más allá. Con el cielo nublado de este lunes, desde las murallas de San Carlos de La Cabaña apenas son visibles el Capitolio y el Focsa. Pero somos habaneros, no hay que ver la ciudad para saberla ahí, aun si la niebla –llegada desde Londres por expreso– o la escasa luz de un mediodía encapotado y húmedo de febrero la desdibujan.
Yo me cansé de mirarla –mirar sin poder tocar es harto frustrante– y busqué algún conocido entre la marea de la plaza. Mis ojos chocaron con la figura de Aurelio, erguida y sonriente, que casi se perdía en el arco que conduce a la sala Fernando Ortiz.
“Ya llegaron. ¿Vendrás conmigo?”, de verdad quería que ella entrara a la presentación, no perderla de vista me parecía imperativo para mis planes. Hay mucha gente en la Feria y cualquiera de esos amigos que se ven de febrero en febrero –creo que la frase es de Teresa Melo– podrían tentarla.
La pelirroja arrugó su adorable naricita en tanto ponderaba el asunto. “No.”, dijo al fin. “Mejor te espero en el café de los escritores. Seis en punto. ¿OK?”. Se marchó muralla arriba sin dejarme opción, y un grupo de adolescentes, que recitaban a Paco Urondo a todo pulmón –esos libros que regalan los argentinos de pronto me parecieron casi minas antipersonales–, opacó mis llamadas.
Pestañeé insegura, pero tuve suficiente ánimo para girar, caminar, esquivar niños con cuadernos de colorear y restos de comida, doblar, empujar la puerta que se traba y buscar un asiento entre el público que esperaba la presentación de dos libros de la editorial Ciencias Sociales: Religión y cambio social, El campo religioso cubano en los noventa y Sociedad cubana hoy. Saqué mi libreta de notas y comencé a trabajar.

Dos números primos, un mal agüero y la articulación soñada
La editora de Religión y cambio social… fue Enid Vian, y también fungió como presentadora, acompañada en la mesa con tres de los trece autores del volumen. Sonia Jiménez, investigadora del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS); Ana Celia Perera, jefa del Departamento de Estudios Socioreligiosos del CIPS y Aurelio Alonso, subdirector de la revista Casa de las Américas, sonrieron felices de que este ensayo, de temática nada común en el panorama editorial cubano, llegara por fin a los lectores, incluso cuando su impulsor inicial, Jorge Ramírez Calzadilla, no alcanzara a ver su resultado final.
Explicó Alonso que Ramírez Calzadilla, pionero en Cuba en las investigaciones científicas con tema socioreligioso, fue el gestor del libro, del sueño de sacar a la calle el resultado de cinco investigaciones organizadas dentro del proyecto Religión y Cambio Social, del Departamento de Estudios Socioreligiosos del CIPS. “Por supuesto, los informes de investigación son a menudo áridos, por lo que todos trabajamos en la articulación completa de la redacción y la información. De modo que cada uno de nosotros sabe qué aportó, pero el lector no percibe saltos de estilo o redundancia en conceptualizaciones y detalles metodológicos.”
Entonces, concluyo de prisa para no perderme las primeras palabras del siguiente título, Religión y cambio social… no es importante solo porque sea el último texto de alguien tan valioso como Jorge, sino porque es el primer resultado de investigación colectiva, llevado a la imprenta en los veinticinco años de existencia del departamento. También porque confluyen en él múltiples líneas de investigación y se actualiza una investigación similar sobre los ochenta, pero a la vez se supera el precedente al desglosar la década por sus puntos de giro –en lo que a religiosidad se refiere–, analizar las reacciones de la población a estos hechos y convertir la informaciones en gráficas estadísticas de fácil comprensión al final del volumen.

Los enfoques múltiples y la realidad única
La mesa fue ocupada entonces por Ermel González Mastrapa, jefe del Departamento de Sociología de la Universidad de La Habana y encargado de presentar Sociedad cubana hoy, una compilación coordinada por Alain Basail Rodríguez.
Al contrario del título anterior, los ensayos de este libro no intentan articularse en términos estilísticos o metodológicos, cada uno es reflejo de una investigación, un punto de vista, una personal manera de enfrentar el reto de atrapar la sociedad. Los une, eso sí, que sus autores son relativamente jóvenes –solo Niurka Pérez Rojas nació antes del triunfo de la Revolución.
Dividido en una introducción y dos partes, este puñado de investigaciones se acerca a diversos fragmentos de la sociedad cubana, a las historias y motivaciones personales, tratando de construir un retrato de grupo con la ayuda de pequeñas historias ambientadas en diversos espacios de la nación.
La primera parte, “Crisis, vulnerabilidad y actores sociales”, compila seis estudios: Marisol Alfonso de Armas analiza los conceptos de población y vulnerabilidad; Daima Echevarria León estudia a las mujeres; Aymara Hernández Morales reflexiona sobre la descentralización económica en los noventa; mientras Antonio Suset Pérez, Arisbel Leyva Remón, Oscar Ávalos Boytel y Niurka Pérez Rojas aportan tres materiales sobre la vida actual en las zonas rurales.
La segunda coda fue nombrada “Cultura y cambios sociales”, en ella se agrupan textos de vocación un poco más abarcadora, pero no menos apegados a la contemporaneidad. Grysca Miñoso Molina investiga el SIDA; Galia Figueroa Alfonso, Anagret Mederos Anido y Niuva Ávila Vargas se unen alrededor de las religiones afrocubanas; Laritza Vega Quintana estudia la marginalidad en la narrativa; Elienne Ferrer Zulueta, los cambios en la moda; Yisel Rivero, las diferencias culturales entre los jóvenes; y Alain Basial, las intrincadas rutas de las políticas culturales.
Sin dudas, esta convocatoria para conformar un espacio de múltiples lecturas que enriquezcan las discusiones sobre las percepciones de nuestra realidad social es saludable. Acaso –y suscribo las palabras de la editora del volumen– su mayor contribución sea ilustrar el desarrollo de una conciencia crítica en la joven intelectualidad cubana y, sobre todo, en la comunidad sociológica. Este grupo de jóvenes busca dialogar con el presente, sin dudas, pero con el compromiso crítico de desarrollar la reflexión social y responder a los requerimientos de toda la nación.
El regreso
Llovía cuando emergí de la bóveda. Dudaba entre continuar la charla con los autores de Religión y cambio… o ir a buscarla. Miré mi reloj y las manecillas reflejaron una rosa roja.
“Me aburría en el café”, explicó en lo que me ponía la flor entre el libro azul y el rojiblanco y giraba el pie derecho con el talón apoyado en el suelo. “Y entonces pensé que tus cuentos de Londres no están mal”. Sonrió, era una sonrisa sincera y decidí pagarle con la misma moneda.
“Lo único que sé de Londres es que tiene niebla, un río y guaguas de dos pisos, pero te puedo hacer un cuento de sociólogos en lo que redacto”, y señalé los libros, mi libreta de notas, El cañonazo de las 9 a.m. lleno de marcas.
Ella se encogió de hombros y tomó la mitad de los textos cosechados en mi jornada “¿Sabes? Zumbado dijo que la capacidad de síntesis de las Ciencias Sociales es admirable”.
No supe qué responder, por una vez fui razonable y solo caminé a su lado.

Publicado por primera vez en el sitio de la Feria Internacional del Libro de Cuba (XVI edición, 11 de febrero de 2007 (http://www.cubaliteraria.cu/evento/filh/2007/cobertura/news/11/index.htm)

MEMORIAS 2007: Archivo desclasificado de Rosario Valenzuela y su vocación de ser útil

Entrevista a María del Rosario Valenzuela, Tercer Premio compartido del Concurso Internacional de Ensayo Pensar a Contracorriente 2006.

Usted es boliviana, pero terminó su formación profesional en México, hizo su primer libro sobre Guatemala y actualmente radica en Cuba. Entonces, ¿es boliviana, latinoamericana, ciudadana del mundo, o pasa de las etiquetas geográficas?
Todavía mi nacionalidad es más complicada, mi padre fue un prestigioso médico boliviano, mi madre era chilena, me eduqué en Buenos Aires, me casé allí con un guatemalteco. Hice mi vida, mi familia y mi lucha en Guatemala. Tengo un maravilloso hijo de nacionalidad guatemalteca, Sandino Asturias Valenzuela. Debido a la represión y persecución, tuvimos que refugiarnos en México, donde hago mi carrera de economista en la UNAM. Después de mucho trabajo, avatares, persecuciones y cuando peligraba la vida de mi hijo, nos refugiamos en Cuba, que nos da su apoyo solidario. Desde entonces digo que Cuba, cura mis heridas. Así que podrías darme la nacionalidad de latinoamericana, o boliviano-guatemalteca. Pero, te digo, desde lo más hondo de mi ser, no me importan las etiquetas geográficas.
Todo escritor tiene sus fetiches, libros y autores que le acompañan, aunque no tengan mucho que ver con sus propios temas de escritura. Si no le parece demasiado indiscreto, ¿podemos echar un vistazo al librero íntimo y hasta esperar comentarios sobre el valor de tales lecturas?
Tengo tantos libros, estoy rodeada de ellos, realmente he leído desde muy niña. No sé por qué lo hice en orden, por países, épocas, aunque no tenía ninguna persona que me orientara en mis lecturas, porque mi padre había muerto muy joven; pienso que fue por una enorme inquietud personal, siempre leí y oía música clásica. Me decían que andaba buscando a un dios. Provengo de una familia pequeño-burguesa y estudiaba en un colegio de monjas francesas Sacre Couer. Mi padre era un hombre culto anticlerical, un librepensador, adelantado para su época. Como inquirí su biblioteca, hasta ahí llegué. Pero la lectura me dio cultura y me despertó inquietudes, dudas y curiosidad. Hasta que llegué a la verdad y me metí a la lucha por la transformación de la sociedad. No tengo libros ni autores fetiches. Leo sobre diversos temas para mi trabajo actual, investigo, estudio, porque ahora estoy dedicada a escribir. Pero siempre tengo a la mano una novela, un libro de poesía, para no dejar de volar y de soñar.
Dedicarse al tema de la discriminación es, de entrada, una toma de partido en contra de estas actitudes. ¿Cómo llegó usted a la decisión de investigar ese tópico, siendo la deformada estructura económica de nuestro continente un tema también amplio y fascinante?
Me gusta mucho tu pregunta. En la ciencia social que es tan vasta —en general— se escribe, se investiga, se analiza sobre las deformadas estructuras desde posiciones diversas. Pero realmente muy pocos hablan del racismo, tan ligado a la explotación, porque actúa como elemento sustancial y coadyuvante en la estructura económica de la sociedad. Pienso que es una debilidad teórica, una notable carencia y desfase, por su pertinencia, generalización y actualización. No hay mucha fundamentación científica, siendo un tema tan importante e imprescindible conocer.
La necesidad y el requerimiento me llevaron a estudiar sobre el racismo, pues en el movimiento revolucionario guatemalteco, país con el 70 % o más de población maya, no se podía plantear, ni remotamente, su incorporación a la lucha, por todos los prejuicios, estereotipos, mentalidades, ortodoxias.
Claro que estoy en contra de toda clase de discriminación, la combato, desde el punto de vista personal, así como teórico. Como dice José Martí: “No hay raza... Todo lo que divide a los hombres, aparta o acorrala, es un pecado contra la Humanidad”.
Durante un tiempo, usted fue parte de la industria editorial, desde las oficinas de la Editorial Siglo XXI, en México. ¿Puede darnos su opinión sobre el panorama de este ramo en nuestro continente y la creciente penetración de los capitales transnacionales? ¿Se puede resistir el fenómeno o hay que aprender a sacarle el mejor partido posible?
Realmente estuve algunos años muy cerca de la industria editorial en México. Pude comprobar el esfuerzo y lo difícil que significa batallar, sin apoyo gubernamental —todo lo contrario si eres progresista— con una editorial como Siglo XXI, que se constituyó por la contribución de dinero que pusieron los intelectuales más consecuentes, en contra de una medida represiva del gobierno. El objetivo de su director el Dr. Arnaldo Orfila Reynal y sus colaboradores, fue publicar buenos libros, para que el lector encuentre y descubra corrientes de pensamientos revolucionarios, científicos, avanzados, críticos, contribuyendo así a la lucha ideológica, política y de liberación de entonces.
En contraste a este esfuerzo, se lee poco. En el Distrito Federal de México las ediciones no pasaban de 3 000 ejemplares. Aunque había determinados libros que sí tenían mayor demanda. En Guatemala las ediciones no pasan de 1 000 ejemplares. “En España una tirada media de ensayos ronda los 3 000 ejemplares”, afirma el director de la Editorial Debate. Las razones principales son el alto costo del libro y la situación económica en general (falta de escuelas, difícil acceso a las universidades, no hay hábito de lectura, carencia de incentivos, en fin, la pobreza).
Realmente la penetración de los capitales transnacionales ha inundado no solo América Latina, sino todos los continentes. Lo más grave es que están insertos en las editoriales, en las universidades, en las escuelas, en los medios, lo que incide en la formación académica y en el pensamiento. Este no es un fenómeno nuevo. ¿Qué hacer?
Pienso que debemos buscar alternativas a través de libros, información, medios que nos ayuden a esclarecernos, a llegar a la verdad, tarea muy difícil por cierto. El libro es un arma muy poderosa. No es posible resignarse a estar bombardeados por las ideas del imperio —el pensamiento único— en medio de un mundo tan caótico y complejo. Con la fuerza de la batalla de ideas, podremos encontrar también las herramientas necesarias para que, en cualquier forma y lugar, busquemos las pautas, los caminos, la lucha por la verdad, atravesando el engaño y desenmascarando la mentira.
Su formación como economista le debe dar una perspectiva muy interesante para valorar la producción de las ciencias sociales contemporáneas. ¿Cree usted que el peso de la realidad económica es bien valorado en la mayoría de los análisis sobre el fenómeno de la discriminación?
No, esa es mi crítica más aguda, pues las ciencias sociales (que nunca son neutrales) en general, no la tocan, no la aluden. Hay muchos estudios sobre la realidad económica en América Latina, con diferentes posiciones y con excelentes fundamentos. En la conceptuación del racismo —porque lo llamo así y no discriminación— que es un elemento importante y necesario conocer, para poder hacer una interpretación más integral de la sociedad, está silenciado. Implementado desde la conquista y colonización, permanece hasta nuestros días en todas las estructuras socioeconómicas y políticas, siendo un elemento fundamental para justificar y llevar a cabo la explotación, el saqueo y la opresión. Como dice Franz Fanon: “la inmensa mayoría de los explotados son discriminados”.
Se han escrito libros y elaborado investigaciones sobre las causas de la explotación con un enfoque de clase, sus contradicciones e importancia para la transformación social, pero casi siempre desconociendo la existencia y efectos del racismo en esa realidad, en la que efectivamente actúa como un elemento sustancial y coadyuvante, tanto en lo económico, en lo ideológico, desde su formación, hasta su proyección actual.
Ahora me pregunto, ¿cómo un tema tan grave, profundo, cruel que afecta a poblaciones enteras, a comunidades, así como al propio individuo, es poco abordado por las ciencias sociales en general? Sobre todo con las inminencias del fascismo —basado en la supuesta supremacía de la llamada raza aria— que tantas vidas, sufrimiento y destrucción ha costado al mundo en el pasado y que por las amenazas que se ciernen, puede volver.
Hay muchos tipos de discriminación, por raza, por cultura, por sexo, por orientación sexual. ¿El caso de los “cruces discriminatorios” —sujetos que experimentan en sí el peso de discriminaciones simultáneas— ha sido suficientemente explorado en los análisis sobre esa ideología específica?
Definitivamente no está explorado suficientemente. Hay varios tipos de discriminación en la piel del planeta. Ya te hablé de la discriminación por “razas”, concepto que no se acepta como categoría científica. Te abordaré el de la cultura. La mayoría de nuestras naciones están constituidas sobre criterios y mentalidades eurocentristas, en las que se considera la cultura universal como sinónimo de los valores e historia de las sociedades occidentales, dominantes, cultura impuesta a través de la conquista y no como el legado histórico de todos los grupos humanos en su devenir. Por eso, debemos ir en la búsqueda apasionada de una identidad nacional que vaya más allá de la mentalidad colonialista y que aporte valores éticos, artísticos y científicos a la cultura universal, es una lucha legítima e imprescindible.
La discriminación por sexo, real y dolorosamente cierto, es la herencia de la sociedad patriarcal. Donde la mujer —por toda una compleja situación histórica— deja de participar en la producción y queda relegada a ser madre y al cuidado de la casa, valorada desde entonces como objeto en la sociedad.
Escribí el libro Mujer y Género en Guatemala: Magia y Realidad, publicado en Cuba y Guatemala, donde profundizo la temática de la subordinación de la mujer, su sensibilidad e intuición, la autoestima, la violencia, la comunicación de género y su lucha, con una mirada no feminista, más bien una reflexión profunda, para lograr construir sociedades más justas para hombres y mujeres con equidad de género.
Mis valoraciones sobre las diferentes orientaciones sexuales se basan en el respeto a la individualidad y a la diferencia. La diversidad es también el reconocimiento de las particularidades y especificidades que se manifiestan en hombres y mujeres, que pueden aportar elementos integradores profundos de unidad-diversidad-pluralismo, sin exclusión, ni discriminación.
Pienso que no hay todavía elaboraciones científicas accesibles que aborden temas tan hondos como particulares. Se han hecho análisis sobre la triple discriminación por ser indígena o negra, por ser mujer y ser explotada. Sobre lo que llamas “cruces discriminatorios”, pienso que faltan valoraciones ponderadas, serias, posiciones ideológicas, para ir haciendo conciencia de la irracionalidad de toda clase de discriminación.
En Latinoamérica, el poder está pasando a manos de la izquierda (Chávez, Lula, Evo Morales) y el centro (Tabaré Vásquez, Michelle Bachelet). Llama la atención que ya no son los partidos tradicionales de “izquierda”, sino alianzas integradas por movimientos políticos y de masas diversos, signados por la inconformidad ante el orden económico vigente. En medio de todo esto, se habla de revoluciones pacíficas, devolver los recursos a los pueblos y hacer efectivos los derechos de todos. ¿Cree que el tema mujer está tratado de manera coherente en las agendas de estas agrupaciones políticas? ¿Cuáles son, en su opinión, los ejemplos más alentadores?
El fenómeno de toma de conciencia de sectores cada vez más amplios y más lúcidos de la sociedad —principalmente en América Latina— es irreversible. A corto, mediano o largo plazo, llegarán los cambios necesarios para trasformar la injusta situación política, económica, moral y social actual. La subordinación y dependencia a los EE.UU., el saqueo de las transnacionales, las oligarquías nativas y la globalización neoliberal, han llevado a los más amplios sectores de nuestros pueblos a la desesperación, la humillación, la miseria y la desesperanza. Por lo que los sectores más comprometidos con el auténtico cambio social, junto a sus líderes más consecuentes, han decidido buscar su propio destino, con soluciones que, en una forma u otra, cambiarán el sistema injusto y violento que impera hoy, en busca de sociedades más humanas, solidarias y justas.
Considero que los que están totalmente desprestigiados son los partidos políticos tradicionales, pues el sistema no ha permito la existencia de grandes partidos políticos de “izquierda” en América Latina. Los que se han ido formando —en las últimas décadas— son movimientos que han caminado desde las armas hasta las urnas, que han llenado los espacios políticos como el Movimiento al socialismo, el Frente Amplio, el FSLN, la URNG, el FMLN, 5ta. República, el PT, para ponerte algunos ejemplos. Ellos han sido las expresiones de ese descontento popular, unos más exitosos que otros, pero ahí están. Con la esperanza de los tiempos nuevos.
También se habla de soluciones pacíficas, desarrollo, progreso, elecciones, integración, nacionalizaciones, derechos, participación popular, que se van convirtiendo poco a poco, en realidad. Hay toda una revolución en el propio discurso, en el lenguaje, en la consigna. Vuelve a incorporarse la palabra socialismo, después de un largo silencio, con todo lo que ello implica. Y como un nuevo fantasma, se oyen por todas partes señales de una hermosa rebeldía.
Respecto a las mujeres conocedoras de su realidad, trabajan para impulsarse como protagonistas dentro de la dinámica del cambio social, como sujetos sociales, con definiciones históricas y políticas, necesidades, intereses, aspiraciones y particularidades muy propias.
Independientemente de los procesos cubano, venezolano y ahora el boliviano, el tema sobre la mujer está en la agenda, aunque todavía está muy lejos de constituir una práctica, al no ser asumida efectivamente ni por los gobiernos, ni por las instituciones.
El siglo XXI es para algunos el siglo de Internet, de las nuevas tecnologías, de la información, para otros sigue siendo el siglo del hambre y la guerra, como siempre. ¿Cree que, en verdad, la acelerada circulación de las ideas apresure el cambio para las grandes masas explotadas del planeta?
Tu pregunta tiene dos aristas interesantes y cada una tiene su propia respuesta. Para algunos sectores Internet y las nuevas tecnologías de la información, constituyen la revolución del siglo XXI. Realmente es una verdad indiscutible. Pero para la mayoría de las poblaciones, principalmente del llamado Tercer Mundo, sigue siendo el siglo del hambre y de la guerra.
Es hoy un mundo difícil y caótico, en que vivimos amenazados con peligros reales como el hegemonismo, el expansionismo, el fascismo, el militarismo, las guerras, la ambición. Como dice el libro de los libros del Chilam Balam: “la codicia es el antiCristo de la humanidad”.
Entonces, si sabemos —los que podemos— aprovechar las nuevas tecnologías de la información y la acelerada circulación de las ideas, con claridad y estrategia, podemos pelear por la verdad, esclarecer la distorsión, evidenciar la mentira, desenmascarando la seducción y el espejismo, dando información efectiva, accesible, atractiva y novedosa, no densa ni ortodoxa. Así podemos articular los medios para que sirvan a la causa de la transformación social y ayudar a construir un mundo mejor, que es posible.
El Premio Contracorriente es, sospecho, solo un alto en el camino, ¿qué planea escribir ahora?
Ante todo el Premio Contracorriente ha sido muy importante para mí, considero que es una alta valoración sobre mi trabajo y los temas que abordo —que casi siempre son a contracorriente—. Tengo orgullo y satisfacción, pues considero que es un reconocimiento a la lucha del pueblo guatemalteco, sus planteamientos teóricos, su hondura, que lamentablemente nadie conoce, ni la academia ni el mundo político en general. Así que mil gracias a los organizadores, al jurado y a los coordinadores por abrir este espacio a las ideas innovadoras y críticas.
Tengo planes muy concretos para escribir dos o tres libros sobre el movimiento revolucionario guatemalteco, que lamentablemente es tan desconocido. Silencio impuesto por EE.UU. con todo su poder mediático, después de su intervención en Guatemala contra el gobierno progresista de Jacobo Árbenz.
El primer libro, con título provisional ¿Por qué las Armas?, está terminado y próximo a publicar. Donde intento mostrar, analizar y escribir sobre el porqué de la guerra revolucionaria, así como las condiciones de desigualdad e injusticia que provocaron que parte del país se levantara en armas. Muchas de las antiguas certezas pueden ser cuestionadas, pero la necesidad de la lucha y de su conocimiento son incuestionables.
Intenté fundamentar y demostrar cómo está conformado el país, buscando reconstruir las sociedades del pasado y sus estructuras socioeconómicas y políticas, desde sus primeros pobladores: los mayas; su crecimiento, sus realidades, su esplendor. Su desarrollo que pudo haber sido normal, pero que fue interrumpido por la invasión española. Sus luchas y resistencia, los graves problemas de la tierra, la conformación de la dependencia, la independencia, la revolución democrática de Arévalo y Árbenz y la contrarrevolución; tratando de contestar, con hechos y realidades, porqué sucedió en Guatemala el desafío histórico más importante que ha acontecido en los últimos tiempos: el movimiento armado.
Ahora estoy escribiendo mi tercer libro sobre la contrainsurgencia en Guatemala. Sin darme cuenta, entré de lleno en la coyuntura actual del debate tanto nacional e internacional, sobre el andamiaje montado por EE.UU. y sus aliados: la Operación Cóndor. Escribiré sobre el Capítulo Guatemala, que, según datos de Naciones Unidas, para frenar el movimiento revolucionario —a través de la guerra sucia—, costó 200 000 asesinados y desaparecidos. Así que te imaginarás la responsabilidad y objetividad que debo asumir para escribir y analizar las atrocidades que pasaron en Guatemala.
Me gusta escribir, pienso que mi vocación es ser útil, enseñar, denunciar y también recrear con la belleza de la palabra. Creo que tengo plena conciencia del valor y de la fuerza de la verdad.

Tomado del sitio de la Feria Internacional del Libro de Cuba (XVI edición, 12 de febrero de 2007 (http://www.cubaliteraria.cu/evento/filh/2007/cobertura/news/12/index.htm)

MEMORIAS 2007: Archivo desclasificado de cómo Gianni Vattimo devino comunista

Este es el guión de la entrevista en tiempo real que vamos a transmitir por la RAI cuando logremos "jaquear" el código satelital de la TV italiana. Es parte de un proyecto de terrorismo mediático para que los habitantes de Italia dejen de creer en Silvio Berlusconni, Anthony Blair, Goerge W. Bush y otros ciudadanos honorables de Occidente. Para lograr que voten por los radicales que desean socializar las ganancias de las empresas nacionales y transnacionales, salir de la OTAN y controlar la industrialización con criterios ecologistas y de respeto a las economías locales.
Como corresponde a un reality show, estas preguntas están planeadas para promover el consumo de un producto comercial de apariencia inocua, en este caso un libro profundamente ofensivo para Su Majestad Imperial George W. Bush y Su Santidad el Papa. El libro en cuestión se llama Ecce Comu y contiene artículos del entrevistado, Gianni Vattimo, quien narra su evolución hacia el comunismo, mientras los partidos tradicionales de la izquierda italiana se mueven hacia el centro.

Escenario: Sala Nicolás Guillén del castillo San Carlos de la Cabaña
Tiempo: 15 de febrero de 2007, durante las jornadas de la Feria del Libro de Cuba

Personajes:
Gianni Vattimo: Filósofo italiano. Fue profesor de Estética en la Facoltà di Lettere e Filosofia de Turín, de la que fue asimismo su decano. Ha sido profesor visitante de las universidades norteamericanas de Yale, Los Angeles, New York University y State University de Nueva York. Doctor "honoris causa" de las Universidades argentinas de Palermo y La Plata y vicepresidente de la Academía de la Latinidade. Entre sus obras traducidas a la lengua española destacan: Las aventuras de la diferencia. Pensar después de Nietzsche y Heidegger, El pensamiento débil, El sujeto y la máscara, En torno a la postmodernidad (con otros), La sociedad transparente, Ética de la interpretación, El fin de la modernidad, Introducción a Heidegger, Creer que se cree, Más allá de la interpretación, La secularización de la filosofía. Hermenéutica y posmodernidad (comp.), Filosofía y poesía: dos aproximaciones a la verdad, y Diálogos con Nietzsche. Ensayos 1961-2000. Fue jurado de la cuarta edición del concurso internacional de ensayo Pensar a Contracorriente 2007, entregado el pasado 12 de febrero en esa misma sala.
Magda Resik Aguirre: Periodista cubana.
Hiram Hernández Castro: Profesor de la Universidad de La Habana, escritor, jefe de Redacción de Economía y Política en la editorial Ciencias Sociales
Abel Prieto: Escritor y ministro de Cultura de Cuba
Público diverso
Periodistas, fotógrafos, camarógrafos

Acto único:
En una mesa ancha, de frente a la cámara, están sentados Magda Resik, Gianni Vattimo e Hiram Hernández Castro. El público está sentado en sillas dispuestas en líneas, dejando un pasillo al centro para la circulación de personas y las maniobras de los miembros de la prensa gráfica. Ellos y ellas, que tienen diversas edades, colores de piel y vestuarios, permanecen de espaldas a la pantalla. Varios tomarán notas durante la entrevista. Abel Prieto (lleva camisa de cuadros pequeños y pantalones de mezclilla) se sentará en la primera fila, con una pierna cruzada sobre la otra y expresión relajada. Escucha con atención, aunque a veces se vuelve para comentar algo con otras personas que allí se encuentran.

Magda Resik Aguirre: Buenas tardes, es un placer para mí comenzar otra jornada del espacio Encuentro con..., esta tarde nos acompañan el profesor Gianni Vattimo (espacio para improvisar en la exposición del currículo del invitado) y el ensayista Hiram Hernández Castro, jefe de Redacción de Economía y Política en la editorial Ciencias Sociales. Ellos están con nosotros para presentar el nuevo libro de Vattimo, Ecce Comu y charlar con nosotros de temas diversos. Así que demos la palabra a Hiram para que nos comente algo de este libro.

Hiram Hernández Castro: Muchas gracias Magda. Bueno, Ecce Comu es el libro que presentamos hoy al público reunido. Ha sido editado en Cuba bajo el sello Ciencias Sociales, gracias a que Vattimo cedió generosamente sus derechos de autor. Ciencias Sociales, que lleva casi cuarenta años promoviendo el pensamiento cuestionador entre los lectores de Cuba, se siente muy honrada de traer este volumen, compilación nunca antes publicada y que fue traducida directamente del italiano por Noemí Díaz.

El Público aplaude con suavidad mientras Hiram pasa su micrófono a Vattimo.

Magda Resik Aguirre: Gracias por tus palabras Hiram. Ahora conversemos con nuestro visitante. Díganos Gianni, ¿por qué este nombre para su libro?

Gianni Vattimo: Pues... Mira, algunos amigos me pidieron que escribiera un libro que no fuera de filosofía, sino de política. Poco a poco se convirtió en una historia de mí, de cómo llegué a ser considerado el último comunista de Italia. Yo soy un estudioso de Nietzsche, y él tiene una autobiografía llamada Ecce homo, que significa cómo se deviene hombre. Yo glosé este nombre y nombré estos artículos Ecce comu, que significa cómo se deviene comunista. Está dividido en dos partes: la primera reúne artículos políticos de la década del noventa, que antes estaban dispersos en publicaciones periódicas de toda Italia; la segunda parte son textos del 2005 al 2006, que reflexionan sobre mi experiencia como ciudadano, como intelectual y como diputado de la Unión Europea.

Magda Resik Aguirre: Sí, pero ¿por qué regresar o llegar al comunismo?

Gianni Vattimo: En Italia se está dando un fenómeno muy interesante. Algunos que militaban en el partido comunista ahora dicen que nunca fueron comunistas, sin embargo, yo entré en Izquierda Democrática –la nueva versión moderada del partido comunista– en 1999, como candidato a diputado. Para la primavera de 2004 yo no había cambiado mi discurso y el partido me sacó de sus filas. El libro es sobre esa evolución, mi reconocimiento de que el partido se movía hacia el "centro" –no a la derecha porque esa está ocupada por Berlusconni–, de modo que ahora que están en el poder colaboran, de la misma manera que lo hizo Berlusconni, con la OTAN y sus guerras en el mundo, la CIA y sus cárceles secretas.
Antes yo no creía que Marx tuviera razón, pero ahora veo la proletarización progresiva de la sociedad y el abismo creciente entre ricos y pobres en los mismos Estados Unidos y en Italia y las inequidades que genera la supuestamente maravillosa carrera tecnológica, porque es una tecnología puesta en función de los que detentan el poder.
Por ejemplo, yo sé que con poco esfuerzo pueden seguirme dentro de mi casa con cámaras, el mundo entero sabría a qué hora me levanto y cómo me lavo los dientes. Eso estaría bien, tal vez aumentaría la comunicación, si fuera equitativo, pero no es así. En realidad estamos indefensos, porque no podemos saber nada de George Bush, mientras él puede saberlo todo de nosotros. Entonces, es evidente que en esta guerra infinita que preparan los Estados Unidos todos estamos amenazados, porque ahora la OTAN es una policía mundial dirigida por la Casa Blanca.
Es así como redescubro el comunismo, y se puede resumir en tres razones: porque las profecías de Karl Marx se cumplieron, porque sé que debemos construir una alternativa al sistema de vida de los Estados Unidos y porque soy cristiano, aunque esta última razón no le debe gustar mucho al Papa.

El Público ríe.

Magda Resik Aguirre: Muchas gracias por su respuesta. Pasando a otro tema, usted fue diputado por Italia a la Unión Europea, ¿qué espera de ella en el futuro?

Gianni Vattimo: Pues, en 1999, cuando fui representante en el Parlamento, creía que con ese proyecto Europa salía por primera vez de la Edad Media, que era su primer proyecto verdadero de paz. Pero se ha visto que como comunidad política no está funcionando como funcionó en su fase de Comunidad Económica Europea. Ustedes saben que la Constitución Europea fue rechazada, en gran parte por el temor de los ciudadanos a la libre circulación y la migración asociada.
Creo que Europa podría ser diferente con una política social más consecuente con sus leyes y la vocación de sus constituciones, pero no puede ser porque debe seguir las leyes del Mercado Libre. Son cosas que podrían resolverse a nivel continental, pero a ese nivel es imposible por los compromisos con Estados Unidos.
Mi idea para sacudirse eso es que Europa estreche sus lazos con América Latina, porque aquí la unidad continental puede funcionar, algo que no creo ocurra ya en Europa. Me parece que una unión latinoamericana de naciones no sería tan reaccionaria por el peso de los gobiernos populares. Eso sería alzar un bloque económico, político y militar, por supuesto, frente a los norteamericanos. Si surgieran bloques así en América, Europa y Asia habría más posibilidades para la paz, sobre la base de la multipolaridad, porque el dominio imperial solo deja la opción del terrorismo.

Magda Resik Aguirre: ¿Y qué le ha reportado este viaje a Cuba?

Gianni Vattimo: Cuba, Cuba... Hasta marzo del 2006 yo tenía mi mitología personal sobre Cuba, porque no podemos olvidar que la mitología progresista de toda Europa sigue ligada a la Revolución Cubana. Por razones personales, yo nunca quise venir como turista, deseaba venir como invitado, para conocer de cerca la infraestructura cultural, sanitaria, social, esas cosas que no se pueden inventar, incluso acariciaba el sueño de conocer a Fidel. Sueño que se cumplió el último día de estancia, porque el 2 de abril tuve tres horas de charla con el Comandante.
El caso es que vi y toqué cosas que no pueden crearse para las postales. Conocí gente que –acaso por culpa del bloqueo norteamericano–, aunque no apoya, quiere a Fidel defiende esta Revolución, porque equivale a la patria.

Publicado por primera vez en el sitio de la Feria Internacional del Libro de Cuba (XVI edición, 15 de febrero de 2007, en (http://www.cubaliteraria.cu/evento/filh/2007/cobertura/news/15/index.htm)

domingo, 3 de febrero de 2008

CRONICAS DESDE LA MITAD DEL MUNDO 3: De carnaval en Amaguaña

Quito, 3 de febrero de 2008, 8:03 pm

Hoy me fui con Irina y Ñañón al carnaval de Amaguaña, un pueblo cercano a Quito, que técnicamente pertenece a la ciudad. Llegamos casi a medio día, de excelente humor, con el sol brillante, pero sin demasiado calor.

A nuestro alrededor, las personas se rociaban espuma de colores, reían y saltaban. Nosotros no podíamos comprar un pomo de espuma (1 usd), pero dejamos que nos bañaran en ella y nos tiramos fotos a montón. En cierto momento, noté que un chico insistía en rociarnos las cabezas, como de todos modos muchas personas avanzaban a lo largo de la calle en dirección a la tarima donde las reinas de belleza presidian el desfile, no le di importancia. Sin embargo, al cabo de un rato tuve la desagradable sensación de que él sonreía, luego desapareció. ¿Por qué me molestaba su sonrisa si ni siquiera había sido clara? No lo sabía, me pareció que estaba siendo estúpida, porque el chico hacía lo que todos a mí alrededor.

Al rato llegamos a la tribuna, donde mi compañera Nancy estaba con otros personajes del municipio. Con ella almorzamos y acabé tirándome fotos con la Reina de Amaguaña, una chica muy bien formada y simpática. Luego bajamos a El Ejido, la explanada de césped al costado del pueblo donde se había organizado el espectáculo cultural de la jornada. El problema es que las lluvias de estos cinco días dejaron la zona toda fangosa y hubo que montar unas plataformas a toda prisa, para que los trajes típicos no se ensuciaran. Allí abajo tomé un vasito de chicha, mientras una mujer muy orgullosa me contaba de su preparación y beneficios para todo el organismo. Sabía suavecita, diferente a todo lo que hubiera tomado antes, pero no le hallé por ningún lado el alcohol que esperaba (la verdad es que Irina me conoce).

Nancy nos dio botella de regreso a condición de descalzarnos, y fuimos de regreso a Quito hablando de las costumbres carnavaleras de medio Ecuador, la belleza de los paisajes quebrados de esta ciudad y la claridad de las arenas de Varadero. Al entrar el edificio, llevábamos las bolsas en una mano y los zapatos en la otra: el portero se nos quedó viendo muy extrañado. No estábamos borrachos, pero si eufóricos. Lavé los restos de harina y espuma de mi cabello y piel y me vine a contarte.

Espero tu domingo halla sido tan divertido como el mío.